El COPLADE y la simulación.
El Plan Estatal de Desarrollo es un librote pesado, de unas 150 a 200 páginas atiborrado de cifras, fotografías, infografías y en su primera página tiene una imagen del gobernador en turno y unos pensamientos suyos acerca del San Luis Potosí que siempre soñó para los potosinos.
Es un libro impecablemente presentado, no se repara en gastos para lograr su mejor diseño y se utiliza el mejor papel y los colores institucionales. Su prosa es prosa suele ser del todo tediosa y ambigua, pero en eso poco se puede hacer puesto que así es el lenguaje político burocrático.
En un cajón de cartón que hace las veces de archivero, el redactor de ese Editorial conserva un ejemplar del Plan Estatal de Desarrollo con pastas duras y azules del gobernador Marcelo de los Santos y junto a éste, un ejemplar lujosamente encuadernado del Plan de Fernando Toranzo. Este es entre color hueso, marfil, gris y tiene el palacio de gobierno de fondo.
Los dos libracos se parecen mucho en cuanto a lo que se proponen hacer y se parecen también en cuanto a sus resultados: de lo propuesto, poco lograron.
Hubo un tiempo en que también teníamos los libros del PED desde los tiempos de Horacio Sánchez Unzueta, pero usted ha de comprender que la basura no se puede conservar mucho tiempo, así sea de papel.
Con independencia de eso, le decimos al amable lector que el gobernador Carreras está por arrancar un proceso de “consulta pública” para reunir las mejores propuestas, proyectos de ideas de la “sociedad” para entonces, integrar con ese material el Plan Estatal de Desarrollo 2015-20121.
No se desaliente el lector si le advertimos que lo mismo han hecho los últimos gobernadores con resultados lamentables.
Estamos a unas horas de que con pompa y blasón, se instale un ente que se denomina Comité de Planeación del Desarrollo, por sus siglas, COPLADE. Es la instancia oficial encargada de liderar los trabajos relativos a la elaboración del susodicho plan, que en voz del gobernador en turno, servirá para orientar las políticas públicas durante el sexenio.
O sea, será el guía, el faro que alumbre, el prisma que aliente todos los esfuerzos del gobierno por llevar a los potosinos a algo que el gobernador Carreras llama Prosperar.
Luego de que se reúna a todos los alcaldes, a todos los diputados locales y federales, a todos los funcionarios federales en la entidad, a todos los empresarios, líderes sindicales, intelectuales, académicos y todo aquel que represente a la “sociedad”, el gobernador hará una convocatoria a la participación en mesas de “análisis” donde se recibirán las propuestas de todos para elaborar el Plan.
Eso, como siempre ha sido, se hará en las cuatro regiones del estado y al final habrá centenares de propuestas y proyectos para realizar en busca del anhelado desarrollo de San Luis Potosí.
Enseguida, el gobernador enviará ese Plan al Congreso para que los diputados lo “analicen”, lo “discutan” y lo aprueben para que el ejecutivo lo publique.
Todo eso debe suceder para tener un librote en el que se concentra todo lo que el gobierno quiere hacer. Habrán de presentarse muy bonitos y tiernos pensamientos y habrán de plasmarse objetivos a lograrse.
Nada se cumplirá o habrá resultados a medias, pero eso no importa lo que notable es respetar la ley y como ésta dice que debe presentarse un Plan Estatal de Desarrollo, pues ni hablar hay que hacerlo. Al final solo es eso, un librote muy pesado como para aplastar a las molestas cucarachas.
