CAJA NEGRA: El plagio es de quien lo trabaja

 

No se trata de si se escupe para arriba y luego te mojas con tu propia estulticia, perdón, quise decir saliva. De lo que se trata, diputada Martha Orta, es de actuar con deshonestidad política e intelectual y llegar a pensar que eso es correcto. No es la primera ni la última de las legisladoras que se fusile el trabajo de otros, que plagie el esfuerzo intelectual de otros. La historia legislativa potosina está plagada de ejemplos de esos, pero nadie parece entenderlo.

Cuando un político habla, aunque no lo quiera está escupiendo para arriba, dado que son tan proclives a la farsa que resulta poco menos que imposible tenerlos por personas congruentes.

La diputada, por ejemplo, dejó en la Comisión Ejecutiva Estatal de VÍctimas a tantos personeros que más bien pareciera estar al frente de esa institución. No solo dejó a propuesta de su ex jefe, Fernando Toranzo, a una de las tres comisionadas, Julieta Méndez Salas sino que también tiene a personal que se quedó ahí por sus órdenes. El perfil de sus recomendados cuadra fácilmente en el adjetivo de aviadores.

 

Por supuesto, es eso peor que escupir para arriba.

 

Luego, a sabiendas de que la Ley lo prohíbe, aceptó ser presidenta de la Comisión de Vigilancia del Congreso del Estado y de acuerdo con declaraciones a Astrolabio digital, continuará en el cargo. Eso sin duda, si es escupir para arriba, de menos tiene un mayor oprobio, puesto que violar la ley y hacerlo con pleno conocimiento de ello, no solo es una ilegalidad sino una deshonestidad.

Imagínese a la ex empleada del gobernador Toranzo y amiga personalísima de la doctora María Luisa Ramos revisando la Cuenta Pública del Gobierno del Estado y exigiéndole a la Auditoría Superior del Estado que no quiere ni observaciones ni recomendaciones al ejecutivo en su ejercicio fiscal 2015.

Que Orta Rodríguez, le haya birlado a dos mujeres académicas de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí su trabajo, es muy grave, sobre todo, si se considera que la diputada ahora apela a su sentido de ser mujer y que por ello se le ataca. Ese pretexto es de notable indecencia, pues como mujer que dice defender los derechos de las mujeres, le roba ideas a otras mujeres y las presenta como propias. Escupir para arriba y te mojes la cara con el salivazo, no es nada frente a esa burla.

No se trata de una anécdota más de las penas que ya dan en esta legislatura que acaba de empezar, sino se trata de confirmar que en actos como los de la diputada, se refleja la clase política potosina. Eso es por supuesto, la mayor de las desgracias.

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