Por Antonio González Vázquez
El Partido Revolucionario Institucional se pronunció a favor de la cancelación definitiva del contrato mediante el cual el ayuntamiento de la capital entregó el alumbrado público a la empresa Panavi.
Lo mismo ha exigido el Partido Acción Nacional y todo el sector privado, así como organizaciones sociales.
Pero hacía falta que el PRI hablara y pusiera en claro que por lo que toca a los diputados del tricolor, el dictamen modificatorio de dicho contrato no pasará en lo que resta de la legislatura.
Luego de que el diputado Fernando Chávez dejo al descubierto que la empresa andaba comprando voluntades entre legisladores indecisos, se hacía necesario que desde el PRI se enviara a la sociedad un mensaje de certeza frente al tema Panavi.
Aunque parece tardío, desde el PRI por fin se pronunciaron de modo claro y contundente al demandar la cancelación inmediata del contrato, lo cual supone que el partido dará instrucciones a sus diputados para que impulsen esa alternativa y con ello, se elimine de tajo la lejana posibilidad, pero posibilidad al fin y al cabo, de que se pueda sacar adelante el dictamen.
El PRI acierta al aclarar que con la cancelación del contrato el ayuntamiento no tendría que pagar ninguna indemnización alguna a la empresa toda vez que ésta incumplió al no instalar las lámparas en el plazo de noventa días que se había fijado.
Pero debiera decirse que a la par de cancelar el contrato, debería hacerse algo con aquellos diputados que estuvieron impulsando la modificación al dictamen que propuso el alcalde Gallardo, pues en la sesión del pasado jueves pudo verse que algunos diputados estaban vendiendo su apoyo.
Eso no puede quedar en el olvido, lo deseable es que se actúe y no se dejen las cosas en el olvido.
En ese sentido, el PRI debería exigir que sus diputados aclaren eso de la compra de voluntades y que el diputado Fernando Chávez denuncie quién ofrecía comprar esas voluntades y cuánto ofrecían.
El diputado tiene la información y si no lo aclara públicamente, estará alimentando una maquinaria de corrupción de la que él también forma parte.
