Que el que tenga más contribuya con más al erario público, es la premisa de los gobiernos de tinte clasista que desde su falso estandarte de la izquierda, afirman que velan por el bienestar de los pobres, es decir, para el pueblo bueno.
Que quien gane más y tenga más propiedades, que quienes tengan más ingresos, que quienes tengan mejores salarios paguen más puesto que tienen más dinero que los demás, es la especie que rige el actuar de gobiernos tan populistas como irracionales.
El presidente municipal de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Juárez envió al Congreso del Estado su iniciativa de Ley de Ingresos para el ejercicio fiscal 2016 en donde se consideran incrementos en el predial y valores catastrales. El criterio es simple: que paguen más los que yo quiero que paguen más.
De acuerdo con la propuesta, las construcciones catalogadas como habitacional antiguo económico, habitacional moderno de interés social, edificio habitacional económico y medio de cuatro o más niveles, mantendrán, los mismos valores que han regido durante los últimos tres años.
En contrario, las construcciones habitacional y comercial moderno, superior y superior de lujo, en el que el metro cuadrado construido se eleva hasta en un 13 por ciento.
Además, la construcción comercial especial de lujo se incrementa de 6 mil 804 pesos a 8 mil 350 pesos el metro cuadrado.
Incluso, se fija un valor de 8 mil pesos el metro cuadrado, el más alto, para los edificios habitacionales antiguos de lujo y para los de más de cuatro niveles que también tengan la característica de especiales de lujo.
Parecería que el alcalde de la capital mantiene la idea de dividir a la ciudad en dos: la de los suburbios acomodados donde no les hace falta nada y por tanto, hay que exigirles servidumbre y, la que tiene carencias y en cuyo caso, es a los que hay que cuidar y atender (sobre todo si son los que votan por nosotros, pensará el edil) o al menos, tener contentos.
Encima de todo, se propone un incremento del cuatro por ciento a la tasa de cálculo del impuesto predial.
Es cierto que el ayuntamiento enfrenta una crisis en sus finanzas muy grave, pero eso no es culpa de los ciudadanos y menos, de quienes si cumplen y pagan puntualmente sus impuestos.
La propuesta de incremento en el predial y valores catastrales se orienta a la urgencia de recaudar más en el menor tiempo posible, pero quienes pagan los platos rotos son los ciudadanos cumplidores con sus obligaciones tributarias. Los que se han mantenido por años en un régimen de excepción, los que gozan de prebendas, los que nunca contribuyen porque son gente poderosa o influyente, esos seguirán en su misma postura de negligencia.
El alcalde Gallardo ha tomado la salida más fácil y pretende cargarle la mano a los que si cumplen y con ello, lo que está logrando es dividir a la sociedad. No hay un trato parejo, sino discriminatorio.
