CAJA NEGRA: La primera crisis de Carreras

 

Aun no cumple el primer trimestre en el cargo y el gobernador Juan Manuel Carreras López ya enfrentó dos casos críticos en materia de seguridad pública: una rebelión de agentes de las Dirección de Seguridad Pública y un motín en la penitenciaría de La Pila que se ha extendido por 48 horas. Hay motín porque hay desgobierno y anarquía en el reclusorio, lo cual de suyo, es ya suficientemente grave.

 

En el centro del conflicto está la exigencia de los reclusos de destitución del director de Prevención, Alejandro Barrera Genchi. Desde que empezó la actual administración estatal, las quejas de los reos se han multiplicado a tal grado que las quejas ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos han crecido en cien por ciento de septiembre a la fecha.

El Gobierno del Estado decidió simplificar el asunto al grado de minimizarlo hasta reducirlo a una simple riña entre reos. Craso error de cálculo. Es suficiente ver a los reos apropiados de una de las torres de vigilancia para reconocer que el asunto para nada es algo menor.

Desde hace por lo menos seis años, el reclusorio de La Pila tiene el señalamiento de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de mantener un gobierno interno por parte de grupos de poder, es decir, el gobierno no manda en la penitenciaría, administra, pero no tiene el control de la situación. Esto por supuesto que es muy grave.

 

El amotinamiento de internos se inició el lunes y continuó el martes pese a que el gobierno estatal había reportado que ya se había logrado el control total. No fue así.

 

Trasladar a reos de alta peligrosidad a otros penales del país no es la solución pues en el fondo, lo que genera el conflicto es la pugna por el poder interno, así como por la irritación que genera el actuar de las nuevas autoridades penitenciarias en el estado.

Más vale que el gobierno resuelva lo más pronto posible el conflicto por lo menos para atenuar el riesgo de un problema que puede ser de mortales consecuencias.

No está claro si se enfrentará lo ocurrido con el ejercicio pleno de la ley o si como en el caso de las ejecuciones, se conformarán con decir que estamos mejor que en otros estados. No tarda el gobernador en salir a decir que no hay problema, hay reclusorios más conflictivos que el de La Pila, que es más, que el de aquí es uno de los más tranquilos del país.

 

Ni hablar, es el gobierno de las apariencias. No se preocupe nadie, ya hay una comisión de diálogo en plena carga para resolver la “riña”.

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