Por Antonio González Vázquez
Tres meses después de la caída de Jesús Martínez Loredo como auditor superior, el pleno del Congreso del Estado aprobará (apenas) la convocatoria para el registro de aspirantes al cargo. Demasiado tiempo para tener al órgano fiscalizador con un encargado de despacho.
La Gaceta Parlamentaria de la sesión extraordinaria de este viernes contiene el dictamen de la Comisión de Vigilancia que ya había aprobado los términos de la convocatoria. Se espera que se apruebe para iniciar de inmediato el procedimiento.
De acuerdo con los plazos previstos en la convocatoria, hacia la segunda quincena de octubre estaría, tal vez, sometiéndose al pleno el dictamen con la propuesta de nuevo titular de la Auditoría Superior del Estado.
Aunque también es posible que se envíen al pleno todos los que cumplan los requisitos para que sea éste el que defina, obvio acuerdo previo, en cuyo caso, los diputados y los partidos políticos se repartirían, una vez más, la golpeada Auditoría Superior del Estado.
Hay demasiado lodo todavía, tan es así, que el diputado Manuel Barrera Guillén votará por el nuevo auditor pese a estar involucrado en el escándalo que tumbó del cargo a Martínez Loredo. Parece algo ridículo, pero esa es la realidad, en especial, la realidad legislativa.
En un hecho insólito, los presidentes de siete organismos empresariales exigieron que el diputado Barrera Guillén deje ya el Congreso del Estado. El político dueño del Partido Verde en la entidad ha hecho oídos sordos y socarronamente ha contestado que sí va su informe, que ya todo está listo y que él será quien hable por la legislatura.
La insolencia de Barrera es solo igual a la lentitud con que las instituciones han actuado en el caso de la Ecuación de Corrupción. Es tal la desfachatez de Barrera que ya habrá exigido a Gobierno del Estado que le de garantías de que podrá llegar al Congreso sin riesgo de ser agredido.
Por eso, es seguro que habrá más policías que ciudadanos e invitados, lo cual no deja de ser más que penoso para un diputado que está para dar pena.
No solo se empeña caprichosamente en rendir el informe legislativo sino que se da muestra de no estar dispuesto a dejar su curul. Es grave que el resto de diputados sean tan permisivos con alguien que desde la Ecuación de Corrupción, pisoteó y se burló de las leyes.
