Por Antonio González Vázquez
A finales de septiembre del año pasado cuando ya se armaba la coalición PAN-PRD-MC, la entonces presidenta del partido del sol azteca, Alejandra Barrales, visitó la capital para asistir al informe del alcalde Ricardo Gallardo. Desde entonces, en la gallardía empezaban a entender que San Luis Potosí sería de ellos…con la pequeña ayuda de Acción Nacional.
Entrevistada antes del segundo informe de Gallardo hace casi cuatro meses, Alejandra Barrales escuchó que le preguntaron que si en las elecciones locales habría Frente y de ser así, quien iría por delante con las principales candidaturas.
Sin pensárselo mucho, la entonces líder del PRD y ahora candidata al gobierno de la Ciudad de México por el Frente, dijo que “la presencia del perredismo (en la entidad) conlleva una fuerza política de magnitud de la mano de los alcaldes de San Luis Potosí y Soledad, por lo que se sumará a quienes coincidan con este movimiento conformado por estas dos corrientes políticas…de modo que de llevarse a cabo la coalición entre estos dos partidos políticos, el movimiento arrasaría con las elecciones a nivel local”.
Desde entonces, la alianza del PAN con Ricardo Gallardo estaba sobre la mesa del Frente, lo que hace notar que los panistas opositores a esa alianza se tardaron mucho tiempo en reaccionar.
La alianza por más impensada y contra natura que pueda ser, es una orden desde la mesa central del Frente en la Ciudad de México. Es una orden nacional que gustosamente cumplirá Xavier Azuara, les guía el muy blanquiazul hábito de, al menos que nos toque una migajita del Poder.
Por eso, están negociando posiciones, los de amarillo serán los jefes y los de azul y blanco, si acaso, los mozos de la oficina.
Peor es nada, dirán en el Comité Estatal del PAN. De aquí al 2 de marzo cuando se registren las alianzas para las alcaldías, Azuara podrá sacar a tirones, alguno que otro cargo, sindicatura o regiduría; de cualquier modo, Gallardo será el jefe otra vez.