Por Antonio González Vázquez
En realidad la salida del General Arturo Gutiérrez García de la Secretaría de Seguridad Pública no servirá de mucho. El desastre que vive San Luis Potosí no se resuelve quitando a uno y poniendo a otro.
En todo caso, para esperar que con dimisiones se resuelvan los problemas, entonces las renuncias debieron darse en cascada hasta limpiar por completo el mal llamado Gabinete de Seguridad.
La crisis de inseguridad y los altos índices de violencia no menguarán solo porque se ha ido Arturo Gutiérrez. El problema es mayor que eso y tiene que ver esencialmente con la débil estructura institucional que ya ha tocado fondo. Así como están, las corporaciones policíacas no le sirven a la sociedad.
Le sirven a la delincuencia y le sirven a decenas de servidores públicos corruptos que utilizan a la policía para delinquir.
Junto con el General Gutiérrez, de menos también debió irse el Secretario General de Gobierno, Alejandro Leal, de probada incompetencia y de sobrada arrogancia. De todo el gabinete legal y ampliado a Leal es al que más grande le quedó el cargo.
Sin embargo, no lo renunciaron ni él renunció. Es la clase de funcionario que terminará por convertirse en un lastre para el gobernador Carreras.
La inseguridad tan galopante como acuciante ha alcanzado dimensiones históricas, nunca antes habían ocurrido tantos homicidios como en la actualidad. En diez meses se rebasó con mucho el total de muertos del año pasado.
Pero de eso no tiene la culpa una sola persona. Son muchos los responsables que ahora se esconden para que pasen los malos momentos, no les vaya a tocar también la guillotina.
Tal vez hace falta también una limpia en la Policía Ministerial y en la Procuraduría en transición a Fiscalía General; el fiscal también tiene su culpa, pero a él más bien lo premiaron.
Con Gutiérrez se irá la legión extranjera que se apoderó de la Secretaría de Seguridad, pero es de dudarse que los que llegan sean mejores.
Lastima por la sociedad, tan golpeada por la delincuencia. Se le engaña con el cuento de que con una renuncia va a mejorar la seguridad.
Del otro lado, en palacio municipal ni sudan ni se acongojan: que los otros se hagan cargo de la seguridad; al alcalde lo que le gusta, transmisiones en vivo de sus eventos, mitin donde lo glorifican y endiosan con cargo al erario.
