Casos reales de personas que fueron enterradas vivas

<> on October 5, 2013 in Lampedusa, Italy.

En ocasiones, no es tan fácil diferenciar la débil línea que separa la vida de la muerte. La parada cardíaca y un cerebro que deja de evidenciar actividad, deberían ser signos suficientes de que nuestro cuerpo carece ya de vida. Pero han sido muchos los casos que se han dado a lo largo de la historia en que las personas reaccionaron a este estado de inactividad, “regresando” de la propia muerte.

Podría asumirse que estos casos fueron ejemplo de catalepsia, una enfermedad del sistema nervioso en que la persona deja de evidenciar signos vitales durante un periodo de tiempo no muy largo; y si al día de hoy todavía se siguen dando terribles casos de personas que han sido dadas por muertas erróneamente, qué sería en aquellos días de siglos pasados, donde la ciencia era considerada herejía y en la que los errores podían ser tan frecuentes como fatales.

Pues precisamente de estos errores fatales te hablaremos hoy, abordando tres historias tan reales como tenebrosas. ¿Listo?

Casos reales de personas que fueron enterradas vivas.

Son muchas las ocasiones en que la casualidad ha permitido hacer un milagro justo en el último momento. Enterradores que escuchan un súbito sonido en el interior de un féretro, médicos que en el último momento se dan cuenta del error, o velatorios en que la sorpresa surge, para espanto -y posterior alegría- de los allí presentes, de dentro del ataúd. Son casos afortunados porque lamentablemente, hemos de decir que en la mayoría de las ocasiones, se descubre la tragedia años después, cuando ya es demasiado tarde…

El caso de la muchacha de la India.

Mary vive en Calcuta, en el siglo XIX, exactamente en 1871; esta joven de 17 años pasa gran parte de su tiempo sola porque su única familia es una madre adoptiva que siempre está de viaje.

Lamentablemente, la joven contrae el cólera, muy habitual en aquella zona. Tras sufrir largos días de fiebre y dolores, es declarada muerta por un médico y se ordena que sea inmediatamente enterrada.

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Ante el riesgo de contagio, nadie puso objeción alguna a aquella orden, así que en pocas horas se le llevó al cementerio francés de Calcuta; pero nadie quiso acercarse al panteón, nadie escuchó sus gritos ni sus lamentos cuando Mary despertó horas después, viendo dónde se encontraba. La tragedia se descubrió 10 años después, cuando descubrieron que el ataúd estaba abierto en el interior del panteón, y en él estaba el esqueleto de una joven. Tenía el cráneo roto, lo que hace pensar que, probablemente por desmayo o agotamiento, cayera hacia delante golpeándose con la repisa de una losa. Terrible, sin duda.

La mujer que se quedó sin habla.

Esta historia quedó registrada por un médico de Berkshire en sus notas personales. Hablaba del caso de una joven mujer que había estado en las zonas tropicales junto a su marido durante varios meses, ya que éste servía como oficial en alguna de las colonias británicas del siglo XIX.

La mujer, después de dar a luz sufrió un paro cardiaco, y a pesar de que los médicos hicieron lo imposible por salvarle la vida, fue inútil. Entonces, empezaron a lavarla, a arreglarla y a amortajarla para ser enterrada, al tiempo que se hizo traer el ataúd.

Un detalle curioso es que no podían cerrarle los párpados, por lo que no tuvieron más remedio que dejarla de aquel modo. Pero justo en el momento en que una de las enfermeras la acarició para despedirla, se dio cuenta de que parecía respirar… y dio la voz de alarma.

No tenía aliento ni pulso, y su sangre no fluía. ¿Entonces? Los médicos afirmaron que era imposible, que estaba muerta, pero la enfermera no se rindió: tomó unas plumas de pájaro, y tras quemarlas, dejó que el humo entrara en la nariz de la mujer. Y efectivamente, la muchacha reaccionó.

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Había sufrido una especie de trance después de dar a luz. Pero eso sí, tras aquello, estuvo muchos meses sin poder hablar… Precisamente, los casos de mujeres que han sido enterradas vivas y embarazadas son muy frecuentes. Por ejemplo, está el caso de Lavrinia Merli, una joven de Mantua que en 1890 fue enterrada estando embarazada. Días después, se acercaron de nuevo para terminar las obras inacabadas del nicho, cuando se dieron cuenta de que el ataúd estaba volcado en el panteón y Lavrinia no estaba sola. Había dado a luz, pero lamentablemente, tanto la madre como el hijo estaban muertos.

Un caso actual de enterramiento prematuro.

Para este último caso, nos situaremos en Yorkshire, Inglaterra, en el año de 1996. Maureen Jones es diabética y tiene 65 años. Dispone de una vida normal, rodeada de sus hijos y nietos, hasta que un día sufre un derrame cerebral y se le da por muerta, lo que fue todo un desastre familiar que no saben cómo asumir. El hijo, destrozado, llama a los médicos que certifican su muerte, y minutos después, llega el coche fúnebre.

Justo en el momento en que los trabajadores de la funeraria la toman para introducirla en el ataúd, se dan cuenta de que se mueve. Ante la sorpresa, los hombres de la funeraria no lo dudan y le efectúan de inmediato un masaje cardíaco, hasta que los párpados de la Sra. Jones se abrieron.

Había sufrido un coma diabético. Después de esto, vivió muchos años más, pero no hubo noche en que no soñara ¡Que había sido enterrada viva…!

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