Choque en Reforma desató violencia de género en redes sociales

Gaby Castillo/Soy Actitud 

Karla Saldaña era una joven emprendedora: estudió administración de empresas y tenía un negocio de banquetes a domicilio. Se acababa de casar en una ceremonia civil con su novio Benito y, a finales de abril, él le entregaría un anillo para casarse por la iglesia. El viernes en la madrugada Karla murió en un accidente automovilístico en Paseo de la Reforma junto con otras tres personas.

Un BMW que circulaba a 184 kilómetros por hora chocó en la avenida más famosa de México. El saldo fue de cuatro muertos –incluidas dos mujeres– y el conductor, que sobrevivió, fue acusado de homicidio culposo y encarcelado.

La tragedia desató a los peores demonios de una sociedad machista donde las mujeres, aun como víctimas de un accidente automovilístico, parecen ser las culpables de su propia muerte. Ciertos medios de comunicación manejaron la información de forma sumamente irresponsable: se menciona que las dos mujeres acababan de conocer al conductor del BMW esa misma noche, cuando en realidad tenían amigos en común; se habla de que bebieron, cuando la única persona que no debería hacerlo es la que va a manejar.

Los comentarios dentro de las notas son una interminable galería de victim blaming en la que se culpa, principalmente, a las mujeres que murieron. Ellas no manejaban a casi 200 kilómetros por hora en la ciudad. Tampoco llevaban encima la responsabilidad de cuidar la vida de otras cuatro personas. Pero se les juzga más a ellas que a quien sí manejaba alcoholizado.

A Karla se le juzga porque estaba casada. Porque tenía 29 años. Porque cómo se le ocurre salir de noche. Porque, como reveló la necropsia, bebió dos copas. Porque la gente todavía cree que las mujeres no tienen derecho a divertirse, ni a ir de fiesta, ni a beber. Les tenemos una noticia: vivimos en el siglo XXI, una época en la que las mujeres no tenemos que pedir permiso para vivir nuestra propia vida.

Las víctimas NUNCA tienen la culpa y tenemos que recordárselo a la gente. A los parientes que opinan despreocupadamente que “ella se lo buscó”, a los desconocidos de Facebook que se atreven a escupir odio en Facebook cuando una mujer es violada, asesinada o muerta en un accidente automovilístico: NUNCA es culpa de la víctima y no, las cuatro personas que murieron NO ocasionaron su propia muerte.

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