Colapso en calle Nezahualcóyotl. “Se pasan la pelotita” INAH e Interapas

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Por: Diana López.

 

La calle de Nezahualcóyotl se ubica entre las de Reforma y Tangamanga. Según el INAH, esta calle forma parte del Centro Histórico de la ciudad. Pero desde hace un año, los vecinos se enfrentan a diario con dos enormes baches que dificultan el tránsito tanto de personas como de vehículos, y el colapso total del drenaje, lo que los obliga a realizar labores de limpieza por su propia cuenta, ante el abandono y caso omiso de las quejas que han presentado ante una dependencia que debería de estar encargada de este mantenimiento: INTERAPAS.

Hugo del Ángel vive en el número 225 de la calle, y representa a los vecinos, cansados de acudir constantemente a presentar solicitudes y quejas ante la dependencia desde junio del año pasado, pidiendo el arreglo del drenaje, que les ocasiona graves problemas en días de lluvia.

“Si nosotros abriéramos la coladera, nos daríamos cuenta que se encuentra llena, y siempre está así. Incluso las personas que vinieron a hacer el desazolve, nos dijeron que el problema era el drenaje, que ya estaba colapsado, que ellos podrían acudir cada mes, pero lo único que quedaba era cambiar el drenaje”.

 Fue entonces cuando Hugo presentó la primera solicitud a Interapas, en junio del año pasado. “La primera respuesta fue que les diéramos tiempo, que teníamos que esperar a que una empresa se hiciera cargo del servicio. Con esa respuesta estuvimos dos, tres, cuatro meses, hasta la fecha”.

Alrededor de 15 vecinos son los que habitan la zona; todos han presentado queja y llamado por teléfono para insistir sobre el caso; no obstante, el cambio de persona con la cual dirigirse ha sido otro obstáculo para estas personas que se encuentran desesperadas ante la situación que viven en su calle.

“La última vez que acudimos fue en mayo, más o menos. Primero nos dirigieron con el Ingeniero Juan José Elvira Martínez, después que no, que con el Ingeniero Salvador Chávez. Él nos atendió y nos explicó lo mismo, que le diéramos tiempo, que ya estaba contemplada la solución y que sólo esperaban a que la empresa que iba a hacer el trabajo se presentara. Pero nunca supimos qué empresa era”.

Hugo cuenta que desde ese día, el Ingeniero Chávez nunca está presente cuando acuden a la institución.

 

“No nos dan solución. Nos pueden traer todo el año así y no va a pasar nada”.

Ni cachan, ni pichan, ni dejan batear.

Ante la nula respuesta, los habitantes pidieron que les dejaran contratar por su cuenta la reparación de la calle. Entonces les impusieron un obstáculo más: el INAH.

“Si ellos no hacen su trabajo, que nos dejen a nosotros hacerlo. Y esa fue la opción que nosotros les dimos, pero por respuesta nos dijeron que ‘nos íbamos a meter en problemas legales con el INAH’, que porque el adoquín es parte del centro histórico y nosotros no podíamos hacer ese movimiento. Entonces acudimos a esa dependencia y nos mandaron de nuevo a Interapas, porque dijeron que era un trabajo que solamente les correspondía a ellos”, recuerda el representante.

Sin embargo, a pesar de la advertencia, un par de vecinos han hecho arreglos en la calle. “Uno de ellos puso cemento, que es lo que ha durado”.

En ese entonces, los vecinos esperaron a que se presentara alguna institución o autoridad para multarlos por hacer reparaciones, como se los habían prohibido.

Pero nadie acudió nunca.

Medidas desesperadas para tiempos difíciles.

“Cuando llueve, la calle es inaccesible”, cuenta Hugo. Y es que las dos alcantarillas están inservibles, fracturadas en su totalidad. Algunos vecinos han tenido la intención de arreglarlas, pero no han podido hacerla. Y el dejarlas abiertas es un riesgo, ya que se vuelve una zona de basura.

El problema del drenaje se suma al de los enormes baches que abarcan toda la calle y ante los cuales, los automovilistas aminoran considerablemente su velocidad, a fin de evitar accidentes y daños en los vehículos. Hugo comenta que incluso colocó dos anuncios, advirtiendo a las personas acerca de los baches, pero han sido retirados de un día para otro. “Yo me imagino que alguna patrulla que pasó los quitó”.

“Nosotros no podemos seguir así. Incluso hemos tenido dos accidentes causados por la mala condición de las calles. Una señora que tropezó y cayó, fracturándose el brazo y otra persona a la que se lo ponchó la llanta de su coche. Pero ninguno de los dos presentó alguna denuncia o queja”.

Como medida desesperada ante la situación de la calle, se plantearon cerrarla, como medida preventiva para evitar que el adoquín se siguiera dañando, ya que la calle registra un tráfico considerable de coches día y noche.

¿Entonces nunca cerraron la calle?

“No”, contesta Hugo. “No lo hicimos porque uno de los vecinos arregló su banqueta y propuso que de lo que sobrara, él mismo iba a tapar”.

Trabajando ajeno.

“Uno de los días que llovió hablé a la dependencia, invitándolos a que vinieran a ver por su cuenta cómo se pone la situación en la calle”, dice Hugo.

Durante los temidos días de lluvia para los habitantes de la calle, se ocupan de las labores de limpieza. Echan cloro y se dedican a barrer a lo largo de la banqueta para el agua y todo lo acumulado siga circulando, además de ayudar a disminuir los malos olores que se acumulan. “Y aun así, tarda unos días en secar el agua que se acumula ahí en esa parte; la gente después tiene dificultades para transitar por ahí”.

La postura de los vecinos es de desesperación ante la ineficiencia de las autoridades e instituciones que sólo “se pasan la pelotita entre ellos” y no acuden al llamado que lleva haciéndose desde hace más de un año.

Otro de los habitantes comenta: “Interapas es un órgano descentralizado que se supone que debería de mover las obras según las necesidades, porque en los recibos se cobra cuota de mantenimiento y desazolve de drenaje. Pero aquí se ve que no están cumpliendo; además es una zona estipulada como “Centro Histórico” y entonces, ¿Qué Centro Histórico estamos presentando?”

Ahora, esperan la llegada de la nueva administración que, aunque no afecta en nada a Interapas, sí ha servido como pretexto e incluso “burla” a las peticiones constantes de los vecinos, quienes aseguran, buscarán de nuevo la manera de que se les resuelva el problema.

“Tenemos una imagen bastante fea. Ya no sabemos qué hacer. Lo que queda, sería cerrar la calle, hasta que nos den solución o vemos nosotros qué medidas tomar”.

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