Ciudad de México (01 de agosto de 2016).- Un chocolate y una pasta, ambos enriquecidos con insectos que poseen un alto contenido proteínico, fueron elaborados por estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
En el primer caso, la creación de la golosina tiene como objetivo prevenir la obesidad infantil y para ello el chocolate, semiamargo, contiene proteínas y antioxidantes gracias al relleno, que es elaborado a base de chapulines (Sphenarium purpurascens) y jalea de arándanos.
Por su parte, la pasta, de bajo costo, busca combatir la desnutrición en comunidades de extrema pobreza en México y tiene como base la fórmula tradicional de la harina de trigo, la cual es reforzada con larvas del insecto coleóptero tenebrio molitor, conocido como gusano de la harina.
Intentamos que el chocolate no tenga alto contenido calórico, pues aunque contiene cierta cantidad de lípidos, es muy rico en proteínas, minerales y antioxidantes”, expusieron las estudiantes de Ingeniería Bioquímica de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) creadoras de estas invenciones.
Paola Bacas, Mariana Ruiz, Angélica Sánchez, Verónica López y Susana Trinidad, recordaron que el producto está enfocado al público infantil, un sector que en este país “presenta deficiencia de nutrientes”.
Recordaron que en México los chapulines, de la misma familia que los grillos o lo saltamontes, se consumen desde la época prehispánica y generalmente se combinan con productos salados, por lo que su incorporación a una golosina es innovador.
Las estudiantes, aseguraron que eligieron los chapulines “debido a que el insecto contiene 70 % de proteínas análogas de alta calidad similar a las de carne de res y huevo”, que ayudan a la constitución y reparación de tejidos y músculos y a mejorar la consistencia de la sangre.
Para que su textura sea agradable al paladar, muelen el chapulín deshidratado, forman una pasta blanda y la agregan al relleno.
El producto fue elaborado y cumple con los estándares y normas oficiales de calidad, fue sometido a pruebas microbiológicas, no tiene conservadores y tiene una vida en anaquel de un mes aproximadamente, señaló el escrito.
Por otra parte, la pasta se diseñó como una alternativa de alimentación sobre todo en zonas marginadas de México en las que muy pocas veces se consumen proteínas a fin de complementar la dieta diaria.
El equipo de estudiantes que creó este producto, que también buscará constituir una microempesa, está compuesto por Mariela Aguilar, Cinthia Cerezo, Kenya Contreras, Sharon Martínez, Diana Alvarado, Berenice Valenzuela y Fernando Cortés.
Los estudiantes de Ingeniería Bioquímica recordaron que las pastas convencionales sólo aportan carbohidratos, por lo que cuidaron que su producto fuera más balanceado, “con una aporte significativo de proteína, doble de fibra además de que las larvas de tenebrio también aportan minerales como el fósforo y calcio”.
Los investigadores consideraron que el cultivo de las larvas es “relativamente sencillo” ya que se obtiene la primera generación y luego se cultivan los insectos, que se alimentan con cereales, lechuga y frutas para hidratarse.
Fuente: Excélsior.