Blakely Morales
No importa cuándo veas esto: si está lloviendo, la ciudad de San Luis Potosí se paralizará, decenas de colonias con el drenaje colapsado e insuficiente se inundarán en cuestión de minutos, verás en avenidas cerradas, autos kamikazes convertidos en góndolas, camiones en trajineras; peatones usuarios del transporte público, trabajadores y estudiantes, empapados y varados; el tráfico, hecho un caos. Tu día y tus planes, estarán arruinados. Aquí comienzo una serie de crónicas para tratar de entender las contradicciones del agua: de todos pero no para todos; agua que pasa por la calle pero no siempre por la casa; disponible, pero de manera desigual. En esta primera entrega, observamos la crisis de colonias y barrios como el de San Juan de Guadalupe y Balcones del Valle, donde las personas viven en la resignación de saber que cada temporada de lluvias sus casas anegarán con agua sucia, los drenajes colapsados desbordarán. ¿A costa o en beneficio de quién, esta ciudad colapsa y se inunda? ¿Estamos preparados para los eventos de lluvia intensos que acarrea el cambio climático? ¿Somos responsables los ciudadanos de las inundaciones por tirar tanta basura? Con esas y otras preguntas intentaré entender las contradicciones del agua.
El costo del colapso
Tras la fuerte lluvia que cayó la tarde del lunes 8 de septiembre del 2025 en la capital y zona conurbada de San Luis Potosí, Sarah, una joven de 26 años, publicó un video que fue compartido de manera profusa en Instagram. En él su expresión de angustia decía mucho, pero las imágenes más: frente a su casa, en la lateral de la avenida Salvador Nava, cerca del Parque Tangamanga, el agua no encontraba su cauce y buscándolo se había metido hasta la sala. Así ha sido siempre, recuerda. Pero hace trece años cuando su familia llegó a vivir a la Balcones del Valle, desconocía que lo hacían en una zona susceptible a inundaciones en tiempo de lluvia y la gravedad:
“Nosotros cuando nos mudamos remodelamos un poco la casa, pusimos duela; recuerdo que un día estaba lloviendo y eran las tres de la mañana, mi mamá bajó por un vaso de agua y ya la casa estaba inundada, la madera flotaba; era un momento donde no sabíamos que la zona se inundaba así, el agua nos llegaba a las rodillas dentro de la casa”.
Con el tiempo se acostumbraron. Mejor dicho, se adaptaron. Levantaron barreras en la entrada, colocaron trampas y una pequeña antepuerta de metal que ahora, cada vez que llueve refuerzan con bolsas de nailon. Nada ha sido suficiente para detener el paso violento de la riada que el año pasado, abrió el portón y arrastró un vehículo nuevo que fue pérdida total.
También en 2024 por esas mismas semanas de septiembre, tratando de sacar el agua encharcada, la mamá de Sarah sufrió una caída, se fracturó una rodilla y tuvo que pasar seis meses en cama. Entre lesiones, muebles, electrodomésticos, pertenencias, Sarah estima que su familia ha perdido al menos un millón de pesos. Eso sin contemplar la intranquilidad y la mortificación de saber que cada año pasará lo mismo. Eso es incuantificable.
Salvo los likes, los comentarios y compartidos, el video de Sarah no tuvo respuesta o reacción eficaz y ejecutiva de ninguna autoridad, de ningún nivel de gobierno.
El papel de la basura
Sarah grabó desde el techo las imágenes que acompañaron su denuncia ciudadana. Ahí se observa que el agua llega a las rodillas de la gente que está tratando de ayudar, desviando el tráfico porque bastaba con que un camión del transporte público cruzara para generar un oleaje que agravaría la situación. En un punto de la toma, se ve cómo el agua se arremolina en un resquicio de la coladera y con palos de escoba, la gente intenta destapar el resto de la alcantarilla.
En un momento del reel, Sarah se detiene y va de la tristeza a la culpa, para admitir que:
“Es muy difícil hablar de esto porque sé que hay problemas graves en la ciudad, también sé que es un problema de basura, que nos corresponde como ciudadanos….”.
Unos días después de su video en redes contacté con ella y le hice la siguiente pregunta: ¿Qué tan creíble crees ahora que es la versión oficial que responsabiliza a los ciudadanos por la basura que se tira en las calles, y que supuestamente ocasiona que las coladeras se tapen y la ciudad inunde?
Sarah ahora opina un poco distinto:
“Sí y no. Sí hay una responsabilidad que nosotros como ciudadanos tenemos que aceptar, que no somos las personas más limpias del mundo, yo me incluyo; pero también gran parte del problema es la construcción en zonas donde se absorbe agua, en los cerros”.
Todos los caminos apuntan al poniente. Ya llegaremos a ello porque habría que ponderar el hecho de que desde la academia, muy pocos estudios han contemplado como una causal preponderante de inundaciones, a la basura. Lo cual claro, tampoco quiere decir que el problema no sea real.
Para Edgar Piña Hernández, arquitecto, investigador e integrante del Consejo Hídrico Estatal, “el tema de la basura en las calles, sí puede ser un factor relevante” sobre todo porque los diámetros de los drenajes están rebasados o envejecidos. Sin embargo, apunta:
“La cuestión de las inundaciones que estamos viviendo últimamente en San Luis Potosí , se deben en gran medida a la impermeabilización de la Sierra de San Miguelito, porque el agua escurre muy fuerte y escurre muy rápido; aunque las alcantarillas y todo estuviera perfectamente limpio, de todas formas se desbordaría”.
Piña señala: “Hay problemas de inundación ahorita en colonias en las que antes no los había, donde ya había problemas de inundaciones ahorita están mucho más fuertes e intensas; todos lo hemos visto, en las colonias del Centro en las últimas lluvias, muchas casas se inundaron, porque el agua subió mucho más de lo que subía antes precisamente porque se está impermeabilizando la Sierra”.
Se refiere a las imágenes tras las lluvias de junio y a la más reciente, la del viernes 26 de septiembre, cuando el agua formó ríos en las calles del Centro particularmente en el Barrio de San Miguelito. Una foto publicada en este portal, mostró a la Calzada de Guadalupe convertida en un canal.

Entre las pocas investigaciones que sí han mencionado a la basura como uno de los factores mas no el principal que ocasiona inundaciones, se encuentra la tesis doctoral que presentó Jonathan Quintero García ante el Colegio de San Luis. Quintero preside actualmente el Consejo Hídrico Estatal. El trabajo, del 2021, se tituló Inundaciones en Asentamientos de Clase Trabajadora en el Valle Metropolitano de San Luis Potosí: Urbanización Capitalista y División Social del Espacio. Estudio de Caso.
El caso de estudio fue el fraccionamiento El Aguaje, al sur. Los reportes más recientes de retiro de basura en alcantarillas del Interapas, sucedieron ahí; también de acuerdo a las notas de la periodista María Ruiz, en cada lluvia fuerte de este año, ese fraccionamiento fue uno de los más afectados por inundaciones. Entre sus hallazgos, Quintero descubrió que durante su urbanización a finales de los años noventa, estudios hidrológicos comprobaron la existencia de un cuerpo de agua en el lugar, concretamente una lagunilla. Sin embargo, los constructores hicieron caso omiso. Se asume que son las mismas corrientes de agua las que inundan desde la avenida Salvador Nava frente a la casa de Sarah, las que arrastran basura y anegan El Aguaje.

En sus conclusiones, Quintero no incluyó a los residuos domésticos como una causa determinante de las inundaciones. En cambio,es contundente en la afirmación final de su investigación:
“Se puede señalar como la causa principal de este problema al modo de urbanización capitalista sobre áreas no adecuadas como son los pies de montaña y zonas inundables a cargo de los desarrolladores privados pertenecientes a las élites locales”.
Consultado para este reportaje, Jonathan Quintero, coincidió en que la basura se utiliza como una especie de coartada narrativa, de manera similar como se hace con la crisis hídrica:
“Es el mismo ejemplo con las crisis hídricas, que se nos dice que suceden porque se desperdicia el agua, pero se invisibiliza el modelo urbano capitalista que tenemos, la industria de alta extracción, la urbanización de la Sierra y el déficit de las recargas al acuífero debido a esto mismo; justamente eso se conecta con las inundaciones, con la impermeabilización de las áreas de recarga y con la urbanización de áreas naturalmente inundables”.
Drenaje colapsado: ¿DIY?
Aunque drenaje pluvial y drenaje sanitario son dos cosas distintas, eventualmente se conjuntan en un problema: la antigüedad del drenaje sanitario en los barrios y colonias más viejas cede ante la presión del agua de lluvia que no encuentra cauce, entre la insuficiencia o inexistencia de sistemas de colección y captación. Como en el Barrio de San Juan de Guadalupe, donde según vecinos, los drenajes sanitarios tienen 50 o más años de antigüedad. Suponen que fueron hechos con materiales porosos como ladrillo, mortero o en el mejor de los casos asbesto o cemento. Hoy ya no funcionan y el barrio se encuentra al borde de un colapso de dimensiones mayores.
Los primeros días de agosto visité el lugar y me reuní con un grupo de vecinos que me guió en un recorrido por domicilios donde las aguas negras ya no daban ni para atrás ni para adelante, los residuos estaban encharcados en registros, en patios, y para sacarlos las personas recurrían a bombas de agua para conducirlos con mangueras a las alcantarillas más cercanas, o barrerlos hacia la calle.
Uno de los casos más críticos era el de una casa ubicada en la calle Joaquín Riva Palacio, propiedad de una pareja de adultos mayores que tuvieron que desalojar, pues la situación se había vuelto riesgosa, por lo que implica tratar de vivir en medio de aguas sucias. Alberto Ríos, yerno de la pareja, asumió la tarea de gestionar una solución, me mostró una carpeta repleta de solicitudes sin respuesta al Organismo Intermunicipal y destapó los registros de los que bullía una nata verdosa de olor nauseabundo. Me explicó que la hipótesis y respuesta para la inacción del Interapas, era que por dentro o debajo de la calle, el drenaje sanitario está derruido, una respuesta en la que coincidieron también otros vecinos.
Un mes después, el 9 de septiembre, tras la fuerte lluvia del lunes 8, Alberto volvió a contactarme para compartir un video: esta vez con la lluvia las aguas negras desbordaron los registros formando una laguna de residuos en el patio de la casa.
Interapas acudió al llamado con el camión vactor, pero le resultó imposible succionar las aguas negras del interior pues mientras más succionaba, más agua sucia se metía del drenaje de la calle. Se dieron por vencidos y como al resto de los vecinos el Organismo dio a Alberto un par de opciones, la primera contactar con la Dirección de Obras Públicas capitalina y hacer una solicitud para intervenir la calle, quién sabe cuánto eso podría tardar; la segunda, que resolviera el problema con sus propios recursos. Se decidieron por la segunda.
“No hay quien haga ese jale en Interapas –me dice Alberto ya resignado–; nosotros ahorita para tener una vida normal, para que mis suegros regresen a la casa hicimos ese trabajo, costó una lana pero pues bueno, ni modo, ya no había más, ya íbamos para cuatro meses con el problema”.
El procedimiento fue complejo. Con ayuda de un experimentado albañil y plomero que ha trabajado casos similares en el barrio, abrieron un canal desde el registro principal a lo largo del zaguán, hasta llegar a la toma con la línea primaria. Se enfrentaron a la misma complicación que Interapas: mientras se acercaban a la calle, el agua sucia brotaba de la tierra impidiendo el avance. Sacándola con paciencia y un botecito, consiguieron cavar un metro. Al llegar ahí, con una pelota taparon la toma principal, entonces pudieron instalar nueva tubería de CPVC, codos y una válvula check para evitar que cuando vuelva a llover, las aguas negras inunden otra vez la casa.
Alberto confía en que la reparación durará “un rato”, pero es escéptico: “Va a volver a suceder mientras no arreglen la calle”.
En otro video que me compartió se observa cómo las aguas negras no corren por la línea subterránea de la alcantarilla, cuyo nivel se encuentra inundado.
“El drenaje está roto, está colapsado; el agua busca su cauce y está yéndose poco a poquito, está a cuentagotas”. Eso en el mejor de los casos; en el peor, las aguas negras se están filtrando hacia la tierra, por debajo de las casas o bullendo en los registros como pasaba en la de sus suegros. Arreglar el problema le costó alrededor de 10 mil pesos.
Si Interapas puede o no solucionar drenajes colapsados como ese, parece ser una pregunta que se responde con ciertas dimensiones o cantidad de ceros. A una cuadra del domicilio de la familia de Alberto, en la calle Pedro Vallejo frente al Jardín de San Juan de Guadalupe, el Organismo Operador otorgó recientemente una Resolución Aprobatoria Condicionada a la solicitud de la empresa Brickhome S. A. P. I. de C. V. para la Factibilidad de Agua Potable y Drenaje Sanitario para 112 tomas de lo que será el proyecto vertical Barrio Vallejo.

La condición es rehabilitar una caja de válvulas sobre una línea de agua potable, diseñar y construir manifolds para las tomas de agua; para la conexión del drenaje, es rehabilitar la línea de 30 centímetros de diámetro que corre por toda la cuadra sobre Vallejo, desde Joaquín Riva Palacio hasta avenida Himno Nacional, unos 90 metros aproximadamente. Para eso, además de infraestructura pluvial como pozos de absorción, la empresa transfirió 434 mil pesos al Interapas por concepto de infraestructura adicional.
Es decir, Interapas sí puede solucionar los problemas; siempre y cuando el afectado del problema pueda costear la solución.
Jonathan Quintero observa que la transición del crecimiento urbano de San Luis Potosí, del sentido horizontal hacia el modelo vertical, también representa un factor determinante en el colapso de los drenajes y las inundaciones:
“Han hecho cambios de uso de suelo en gran parte de la ciudad, sobre todo con la implementación de los nuevos planes territoriales y urbanos que se hicieron con el ex alcalde Xavier Nava para urbanizar en vertical, pero eso implica otros factores que poco importan a las administraciones, y es incrementar la presión de los drenajes y por lo tanto su capacidad se queda corta, obviamente va tronar y colapsar durante las temporadas de lluvia”.
Barrio Vallejo proyecta comenzar a funcionar como condominio a partir del 2026. Con los drenajes colapsados, la sobrecarga de 112 tomas nuevas, y solo una cuadra funcionando para beneficio de los inversores, los vecinos de San Juan de Guadalupe, esperan lo peor.
Todos los caminos apuntan al poniente
Si uno googlea “drenajes colapsados en SLP” encontrará reportes de prácticamente todas las zonas de la ciudad, excepto en el poniente.
¿Habríamos de irnos todos a vivir allá? Como eso suena insensato, tal vez habría que preguntar ¿cómo garantizar que el resto de la ciudad esté preparada para lo que viene? También vivimos aquí. Por otro lado está el cambio climático ¿provocará más lluvia en la zona metropolitana del valle de San Luis Potosí? ¿Qué tanto lloverá en el futuro?
2025 ha sido de lluvias generosas; sin embargo y aunque parezca atípico, el porcentaje de caída pluvial apenas ha rebasado lo que Conagua considera un rango normal.
Una proyección de la Universidad de California en San Diego, estimó que en promedio, las lluvias aumentarán un diez por ciento en toda la zona norte del país en lo que resta del siglo XXI, producto del cambio climático actual. En cambio, modelos nacionales de la UNAM muestran que la precipitación anual podría disminuir de 3 a 15 por ciento para el año 2090, con variaciones geográficas. En zonas áridas o semiáridas como SLP, se proyectan reducciones en precipitación de entre 17 y 22 por ciento, aunque el comportamiento podría ser heterogéneo. Conagua no puede hacer pronósticos de lluvia a 20 o 30 años, pues las condiciones serán variables y diversas. La temperatura del planeta y la acción o inacción de la humanidad, serán determinantes.
Pero el fenómeno clave a entender, es que aunque pueda llover menos en total, la lluvia tenderá a concentrarse en episodios intensos y cortos, lo que favorecerá eventos extremos de inundaciones.
El doctor José Antonio Ávalos, coordinador del Laboratorio Nacional de Variabilidad Climática (Variclim), que tiene su sede en la Coordinación para la Innovación y Aplicación de la Ciencia y la Tecnología de la UASLP, coincide en que sí ha aumentado y aumentará la cantidad de lluvia en la ciudad, por variables derivadas de la intervención humana: por un lado la alta producción de calor de la actividad industrial y por el otro el cultivo masivo en la planicie costera desde Tabasco hasta Tamaulipas que provoca que las nubes lleguen sedientas a la altiplanicie de San Luis Potosí. Aún así, lloverá más, pero “tampoco mucho más”, afirma.
En entrevista, Ávalos coincide también en que todos los caminos hacia el origen de los problemas que ocasionan que en esta ciudad, la lluvia sea más un martirio que una bendición, apuntan hacia el poniente:
“Mire, le voy a decir cuál es el gran problema de San Luis Potosí. Ni siquiera es el incremento de las lluvias. Ahorita yo le puedo decir que el incremento en la precipitación a esta fecha con relación a lo que pasaba hace 20 años se ha presentado, pero es marginal. Realmente lo que hemos alterado de manera extraordinaria es la estructura hidrográfica de nuestra cuenca, de la cuenca que contiene a San Luis. Los problemas de inundación no tienen que ver fundamentalmente con el incremento en la precipitación que sí se ha dado. ¿Sí? Tienen que ver con la pésima forma en la que urbanizamos la ciudad. Con las maneras tan tontas que hemos utilizado, mire, le voy a poner un ejemplo muy claro.
Y ahí está, usted puede salir y ver. Vea, dése la vuelta y vea hacia la gran ciudad judicial (federal) que tenemos, hermosa. Un día que esté lloviendo intensamente, hágame el favor de irse a la esquina del periférico con la avenida Chapultepec y voltee hacia arriba, vea cómo baja el agua. Sí, sí, sí. Es francamente criminal lo que hicimos ahí”.

La avenida Chapultepec se construyó entre los años 2005 y 2007 y representa uno de los accesos para constructores y habitantes hacia la codiciada zona de reserva de la Sierra de San Miguelito, donde ahora se ubican los fraccionamientos y edificios del Pedregal; con un grado de inclinación considerable, es una peligrosa avenida en cualquier época del año, pero en la de lluvia, el agua que escasea en las casas e inunda las colonias y colapsa los drenajes, escurre por ahí.
En una próxima entrega buscaré avanzar en el camino hacia el poniente. Por lo pronto, dejo algunas preguntas y requerimientos que para el momento de la publicación de este texto, ya están en la oficina de Comunicación Social y en la Dirección General del Organismo Intermunicipal de Agua Potable y Saneamiento Interapas:
¿Cuenta el Interapas con un mapeo/diagnóstico del estado de los drenajes pluviales y sanitarios? ¿Podría mostrarlos?
¿Existe algún plan para atender el colapso o insuficiencia de drenajes sanitarios en los municipios que atiende el Interapas?
En caso de existir, requiero conocer el mapa de drenajes sanitarios de la ciudad.
¿Cuántos colectores pluviales y con qué capacidad de colección cuentan los existentes en la zona metropolitana de SLP?
¿Por qué se utiliza un problema de basura como excusa para justificar las inundaciones?
Con estas y otras interrogantes trataré de seguir entendiendo, las contradicciones del agua.