Curiosidades psicológicas de ‘Alicia en el país de las maravillas’

 

De ‘Alicia en el país de las maravillas’ y sus variantes, podemos asegurar que pasarán los años y se continuarán descubriendo cosas nuevas. La ciencia, la antropología y la psicología seguirán relacionando determinadas conductas con algunos de sus personajes.

Por eso, hoy te contaremos algunas de esas curiosidades psicológicas en este magnífico legado literario que nunca deja de asombrarnos.

¡Hay qué correr más rápido!

¿Quién decía esto? La reina roja, un excelente personaje que conocimos en Alicia a través del espejo. Esta idea es en realidad sumamente interesante, y nos obliga a su vez a reflexionar no solo en las sociedades modernas, sino también en la propia naturaleza.

En nuestro día a día, todos corremos, todos andamos rápido para alcanzar nuestros objetivos. Pero cuidado: sólo los que corren más rápido alcanzan lo que desean. Si te limitas a avanzar igual que el resto, solo te mantienes en la misma posición que el resto. No destacas.

Cuidado… ¡Estás cayendo!

La caída de Alicia por la madriguera nos lleva una vez más, a esa íntima relación con lo onírico y el mundo del subconsciente que tan hábilmente ejecutó Lewis Carroll en su obra.

¿Cuántas veces has soñado que caes al vacío? Y aún más, la propia caída y esa impresión es la que nos hace despertar sobresaltados, emergemos, por así decirlo, a la consciencia casi de golpe. Mientras que Alicia hace un viaje a la inversa: se sumerge en el subconsciente.

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Las aburridas rutinas.

¿Qué es ser adulto sino estar eternamente unido a las rutinas, a esos ciclos que no varían y a todo lo previsible? Esto es lo que se encuentra Alicia casi al inicio, con el Sombrero y su afición por la hora del té… No obstante, la mayor parte de las aventuras de Alicia rompen todos estos esquemas, se adentra en lo imprevisto, en el frenesí de un loco paseo donde todo es imprevisible. Sabe muy bien que cuando despierte, cuando salga de allí, se sumergirá de nuevo en esa dimensión donde las normas, las rutinas y lo previsible la atrapará de nuevo.

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La paranoia de las prisas.

Nada parece haber cambiado desde la época en que Lewis Carroll empezó a escribir Alicia en el país de las maravillas. Las personas vivimos dependientes de nuestros relojes, de las prisas, de esas jornadas aceleradas donde procurar llegar a tiempo todos los sitios… Como el conejo blanco.

Ahora soy grande, ahora pequeña.

No, esta curiosa sensación no solo la experimenta Alicia. En realidad, en la vida real, esta sensación de que algunas partes de nuestro cuerpo aparecen más grandes o más pequeñas, recibe el nombre de “Micropsia”. Lo suelen sufrir algunos niños en sus primeros años de infancia, pero al cabo de los años, y cuando su cerebro ya ha madurado, desaparece casi por arte de magia.

También es común en las personas que padecen de las molestas migrañas. Los pacientes ven de pronto, cómo su mundo se ha distorsionado: ven sus manos, su habitación u otros objetos muy grandes, e incluso se deforman las distancias.

La intolerancia.

El personaje con el perfil más cruel y déspota en el libro de Alicia es, en efecto, la reina de corazones. Ella describe a esas personalidades intolerantes que, a menor escala, podemos ver a veces en nuestra vida diaria.

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¿Conoces a alguien que se le parezca en lo narcisista? Entonces protege bien tu cuello.

 

 

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