Daños, falta de señalización y desconexión en las ciclovías de SLP

María Ruiz

Las ciclovías actuales de San Luis Potosí presentan daños visibles, señalización deficiente y falta de conectividad, lo que pone en riesgo a los usuarios. Así lo advirtió el director del Instituto Municipal de Planeación (Implan), Javier Ernesto Flores Navarro, al señalar que, aunque el Plan Maestro de Ciclovías ya está listo desde hace casi ocho meses, su implementación no ha comenzado.

La infraestructura existente como la ciclovía de avenida Carranza sufre afectaciones que reducen su funcionalidad y seguridad, en parte porque carece de un origen y destino definido.

A esto se suma la invasión de motocicletas y scooters, así como la falta de mantenimiento en tramos que podrían rehabilitarse con acciones mínimas como pintura y señalética.

“Tenemos que homologar el reglamento y eso aún no se aprueba en Cabildo. El proyecto de ciclovías es de 140 kilómetros, no solo Carranza, pero se ha politizado mucho ese tramo. Y mientras tanto, todas las demás siguen deteriorándose”, afirmó el funcionario.

También reconoció que otras ciclovías en la ciudad están en condiciones similares y que sin un plan de educación vial para todos los actores —peatones, ciclistas y automovilistas—, será difícil garantizar seguridad en las vialidades.

Flores Navarro explicó que el Plan Maestro ya fue presentado, pero enfrenta retrasos por la falta de armonización con la Ley de Movilidad del Estado, la cual tampoco ha sido totalmente aprobada.

“El reglamento tiene que ir a Cabildo. Está en comisiones. Esperamos que en un mes esté aprobado para poder comenzar su ejecución”, señaló.

El Plan Maestro de Ciclovías contempla una red de 140 kilómetros que integre zonas residenciales, centros de trabajo y espacios educativos, y busca conectarse con transporte público mediante nodos como el Metro Red en el Periférico. El objetivo, dijo el director del Implan, es construir una ciudad más amable y menos dependiente del automóvil.

Mientras tanto, colectivos ciclistas y ciudadanos siguen a la espera de un modelo de movilidad segura y funcional, en medio de una infraestructura incompleta y sin fecha clara de mejora.