Dime con quien te juntas y te diré que mañas tienes

Por Antonio González Vázquez

Por la noche del siete de junio del año 2015, Juan Manuel Carreras López ofreció una rueda de prensa en la sede estatal del PRI. Anunció que de acuerdo con cifras propias, él había ganado las elecciones para gobernador. Ese día, le acompañó, a su lado, el presidente del Partido Verde Ecologista de México, Manuel Barrera Guillén. Se sentó a la derecha del candidato que estaba acompañado también de Joel Ramírez Díaz.

Barrera Guillén no podía ocultar su felicidad en aquella ocasión pues sabía que su esposa, Ivett Salazar sería secretaria de Ecología, dependencia que el propio Barrera encabezó durante cinco años del gobierno de Fernando Toranzo.

De hecho, los Barrera Salazar son prácticamente los dueños de la SEGAM.

La imagen que tiene el lector ante sus ojos corresponde a la ceremonia en la que el Verde postuló a Carreritas como candidato a gobernador. Véalos, esa sonrisa socarrona y cómplice los hermana, hasta se puede decir que parecen compadres o camaradas de toda la vida.

El gobernador hilarante festeja la alianza política con el dueño del Partido Verde al que le prometió su tajada del pastel en el poder con la Secretaría de Ecología para la primera dama verde que vive del ecologismo desde tiempos inmemoriales.

Y Barrera también al punto de la carcajada para sumarse a la risotada del entonces candidato a gobernador, aquí no hay silencio cómplice sino cómplice hilaridad. No les faltaba razón, el futuro cercano les deparaba una alianza política en el poder.

Esta imagen hasta cierto punto grotesca, muestra un talante muy distinto al que se le ha visto a Barrera Guillén desde hace unas semanas. Ni atisbo de la borrachera electoral ha quedado, lo que se ve en Barrera es el semblante de un político abrumado, derrotado, perseguido y del todo aterrorizado: no sabe en que momento alguien le saldrá al frente y le gritará rata o corrupto o simplemente le mentará la madre.

Desde que Enrique Flores lo mencionó como co-star en la Ecuación Corrupta, a Barrera Guillén se le ve ojeroso y tan abatido que hasta da pena, aunque más penoso debe ser que al sentarse a desayunar o a tomarse un té verde (dado que es ecologista todo debe ser verde) al leer los periódicos se percate de que todos los días hablen de él, pero para exigirle que pida licencia al cargo no para dar cuenta de sus declaraciones y opiniones que gusta dar al por mayor.

Pero la imagen que nos trae a cuento al buen Barrera es por la presencia del gobernador a quien valdría la pena preguntar:

¿No le da vergüenza tener tal clase de aliados?

¿Le dará pena al gobernador esta fotografía con uno de los famosísimos integrantes del cuarteto de los moches?

Definitivamente si son tan cuates como se percibe en la foto, que Carreras le pida a Barrera que solicite licencia, igual y pega y resulta que es el único de sus cercanos que sí le hace caso.

 

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