Beijing, China (23 de diciembre de 2016).- El cielo volvió a lucir azul en Beijing, tras seis días de un episodio de contaminación que afectó a un tercio de la población china y desencadenó una alerta roja en las grandes ciudades del norte del país.
La llegada de vientos fríos permitió disipar la nube tóxica, según la Oficina Nacional Meteorológica.
Desde el 16 de diciembre, la capital, así como 27 otras grandes ciudades del norte de China, decretó una “alerta roja”, que activó medidas de urgencia como el cierre de escuelas, la parada o reducción de la producción en las fábricas, la circulación alterna o la interrupción de obras. Centenares de vuelos fueron anulados debido a la falta de visibilidad.
La alerta roja fue finalmente levantada el miércoles por la noche en Beijing.
La nube tóxica se extendió sobre una superficie total de 1.88 millones de kilómetros cuadrados, subrayó la agencia Xinhua, es decir, más del triple de la superficie de Francia.
Unos 460 millones de personas se vieron afectadas, según Greenpeace.
La contaminación atmosférica está causada principalmente por la combustión de carbón utilizada para la calefacción o la producción de electricidad, una demanda que aumenta en invierno.
Según la agencia Xinhua, el presidente Xi Jinping llamó a “utilizar las energías limpias tanto como sea posible” para la calefacción en el norte de China, citando el gas natural o la electricidad.
En Beijing, el paso de calderas de carbón a aparatos de gas empezó en 2010.