El debate por la Alcaldía

Por Victoriano Martínez

El debate entre los candidatos a la presidencia municipal de la capital del Estado transcurrió dentro de las expectativas que se habían generado y, si hubo alguna sorpresa, fue la ausencia de Enrique Galindo Ceballos, a pesar de haber confirmado su participación.

Los ataques hacia Xavier Nava Palacios, candidato de Morena, eran previsibles, no tanto porque lleve la ventaja –que pudiera ser o cuando menos parecer–, sino porque es el aspirante a repetir en el cargo y representa el blanco natural para contrastar y tratar de convencer con algo diferente.

Para Enrique Galindo Ceballos, candidato de la Coalición Sí por San Luis, también eran previsibles ataques por los antecedentes que tiene sobre su papel como comisionado de la Policía Federal de México.

“El candidato Enrique Galindo no se presentará al debate. Posteriormente fijaremos una postura al respecto. Es todo lo que tenemos que decir al respecto”, se limitó a decir su vocero Ángel Castillo Torres, poco antes de que iniciara el debate.

Ante el vacío de información, la especulación.

Si de los siete candidatos eran previsibles ataques sólo en contra de dos de ellos, Nava Palacios y Galindo Ceballos, bien pudo estar en el cálculo del candidato de la coalición Sí por San Luis que le podría salir más caro asistir y perder la compostura ante los señalamientos que lo que se le pueda reprochar por no haber asistido… y dejar la carga del desgaste sobre el candidato de Morena.

Otra posibilidad, sin que excluya la anterior, es que además buscara evitar exhibir cualquier tipo de intercambio con Leonel Serrato Sánchez, candidato por la coalición PT-PVEM, que pudiera revelar un cierto entendimiento en tanto que se ha especulado sobre negociaciones entre Galindo Ceballos y Ricardo Gallardo Cardona, candidato a la gubernatura por la coalición PT-PVEM.

Aun ausente, además de por el hueco inoportuno, se notó la presencia de Galindo Ceballos: por los señalamientos por parte de Nava Palacios que revelan que trataría de usarlo como una especie de parachoques, y –casi como nota al calce– por el guiño de Serrato Sánchez con la rúbrica no seré yo quien te acuse, dijo:

“Me preocupa mucho que Enrique no haya venido. A ti también debe preocuparte. Porque aquí lo está acusando el alcalde con licencia que se quiere reelegir, lo está acusando de cosas. Pues ven, hay que responder. Yo lo he dicho varias veces. Te han dicho torturador, asesino, policía millonario. Enrique, este es el momento. Si eres una persona decente, acláralo. Si eres una persona en quien confiar, acláralo. No seré yo quien te acuse”.

El caso es que cuatro de los participantes (Serrato Sánchez, Teresa Carrizales, Jorge Andrés López Espinosa y Victoriano Nava Yepés) privilegiaron los ataques a Nava Palacios, en tanto María de los Ángeles Hermosillo Casas no se salió de su guion predeterminado de usar el espacio para exponer sus propuestas, sin meterse en los dimes y diretes.

Después de haber aceptado participar en el debate, tras su inasistencia Galindo Ceballos ofreció argumentos para su ausencia que no necesariamente justifican un cambio de actitud, como asegurar que “el diálogo y el debate de ideas y propuestas es el que se da en la calle con la ciudadanía todos los días, tal como lo he hecho desde el primer día de campaña”.

“Decidí no asistir a la cita de hoy, porque no se puede debatir con quienes, carentes de ideas, se han dedicado a difamar, atacar y hacer una guerra sucia sin sentido contra mí y contra todos los potosinos que lo que buscan son propuestas.

“Yo seguiré trabajando en mi mayor prioridad: escuchar, dialogar y convencer a los potosinos”, publicó en su cuenta de Facebook Galindo Ceballos tras la conclusión del debate.

Posturas que abren una especie de post debate a distancia que exhibirá en los próximos días el uso que cada uno de los siete candidatos le dará a la experiencia para tratar de atraer votos, como la postura un tanto triunfalista de Nava Palacios al transmitir un video en vivo en el que, además de declararse ganador, reprochó la inasistencia de Galindo Ceballos.

“Que no se hagan los occisos, no haber ido al debate es de una enorme bajeza, la gente tiene el derecho a conocer las propuestas, pero tuvo miedo, sí lo tuvo, pero eso se lo va a reclamar la ciudadanía, no es una buena estrategia, le ganamos al que no fue la vez pasada y te vamos a ganar a ti también”, hizo referencia a que hace tres años Ricardo Gallardo Juárez no asistió al debate.

El grado de influencia que pueda tener el debate en la definición del voto podría ser limitado por el alcance de su transmisión: hasta esta madrugada tenía 25 mil reproducciones que –de ser todas por personas diferentes– representarían apenas el 4.7 por ciento de la lista de electores.

Será el uso que cada candidato dé al debate como parte de su propaganda de los próximos días el que determine qué tanto pueda influir en la intención de voto lo que, una vez más, somete un ejercicio democrático que debería servir al ciudadano para una decisión informada y lo convierte en instrumento de proselitismo mercadotécnico con su gran carga politiquera.

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