El efecto Gallardo

Carlos Rubio

La semana pasada en esta columna hice mención de lo que para mí es el “efecto Gallardo” en las figuras políticas, sobre todo entre quienes surgen y buscan posicionarse como opocisión. Considero que vale la pena ahondar en esta situación que mucho afecta al estado y a quienes comienzan a formar una carrera hacia algún cargo público.

El efecto Gallardo es la simple y sencilla idea de que la única forma de posicionarse es la de denostar a quien hoy es el gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Cardona.

Este efecto es negativo, sin embargo, no quiere decir que no sea efectivo y acá va el por qué, con todo y ejemplo.

Así tomó relevancia el nombre de Gerardo Sánchez Zumaya en la conversación potosina, después de grabar un video confrontando al gobernador, quien era un completo desconocido en las calles, pasó a aparecer como una opción para la gubernatura por Morena.

Sus seguidores subieron a gran escala y, de un día para otro, su nombre facilmente podía aparecer en la platica entre un taxista y su pasajero.

El empresario se dio cuenta de esto y siguió su propio juego: más y más videos de él comenzaron a dispersarse por la red.

Incluso llegó a recurrir al clásico video del pizarrón en el que con un par de sumas y restas, busca demostrar que él sería mejor administrador del erario. Algo que el mismo Gallardo hizo en su momento.

Todo bien hasta ahora en cuanto a su popularidad, si no es porque no hay un proyecto que lo acompañe.

Ya lo candidatean para el 2027 y nadie sabe de algún plan de trabajo que tenga, cuál es su visión de San Luis Potosí o qué otros hobbies tiene aparte de pasearse en un yate en Chicago o hacer contratos con Pemex.

Y es por esta razón que menciono que el efecto Gallardo es negativo, ya que aunque ha servido para posicionar en la conversación al actor, a la vez les hace olvidarse de consolidar un proyecto de ideales fuertes y, al igual que la gallardia, corre el riesgo de volverse un movimiento hueco que únicamente se sostiene de dádivas.

Zumaya no es el único caso. También le ha pasado a Xavier Nava, quien perdió mucho tiempo hablando de Ricardo Gallardo, a quien solo le dio foro y minutos valiosos de conversación. Recordemos que lo peor que le puede pasar a un político no es que hablen mal de él, sino que no se hable de él, que sea un completo desconocido.

Así que ya se de forma positiva o negativa, cualquier conversación que se genere en torno al gobernador, le reditua.

El Tecmol es otro caso con todo incluido: popular, mediático y carente de ideales. Hace unos años centró parte de su discurso en denostar a Gallardo Cardona.

Curiosamente estos dos personajes (Zumaya y Tecmol) son de los pocos que se han atrevido a desafiar al gobernador. Quién sabe qué los protege.

Sería muy peligroso para el estado que los próximos candidatos o candidatas a la gubernatura centraran su atención solamente en el gobernador, cuando se tiene un estado con miles de carencias y debilidades.

Mucho se le debe y se ha dañado al noble estado potosino como para que el tema principal en la próxima elección sea Gallardo Cardona, precisamente, uno de los que más lo ha afectado.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Actualmente director editorial de Astrolabio Diario Digital, con interés y experiencia en Transparencia y el Derecho de Acceso a la Información Pública. Formó parte de la tercera generación del MásterLab en edición de investigaciones organizado por Quinto Elemento Lab.

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