El Estado fallido en SLP

"La fuente de todo crimen es algún defecto de entendimiento; o algún error de razonamiento; o alguna fuerza repentina de la pasión": Thomas Hobbes.

Por Edgardo Pérez Alvelais

Algo muy malo está pasando en San Luis Potosí. Los hechos delictivos y los homicidios son tan frecuentes y cotidianos que ya los vemos como “normales” y nos estamos deshumanizando. Basta compararnos con estados vecinos con peores índices delictivos como Guanajuato, Jalisco, Zacatecas y Tamaulipas para decir que, en comparación a ellos, “estamos bien”.

De repente nos cae el veinte de que no es así con asesinatos de alto impacto como el ocurrido el pasado fin de semana, exactamente el sábado 10 de mayo, Día de las Madres, y nos recuerdan que en San Luis Potosí, como es la triste realidad en gran parte del México de la 4T, persiste un Estado fallido -que viene desde la época neoliberal-, que no es capaz -por diversos factores- de preservar la paz social, proteger la propiedad privada y la vida de las personas.

Y, lo más sencillo y fácil para salir del bache, las distintas autoridades en disputa permanente por el poder, lo primero que hacen es echarle la culpa al vecino de enfrente y lavarse las manos como Pilatos en lugar fajarse los pantalones, unirse y hacer un frente común en pro de la seguridad de todos y todas. Otros apuestan al olvido hasta que un nuevo hecho delictivo nos vuelve a recordar lo mal que estamos en la realidad y que el pacto social está roto con las graves consecuencias que esto conlleva.

El cruel asesinato de la empresaria Sandra Revilla Olavarrieta, de 54 años, que habría tratado de oponerse al robo de un reloj Rolex que portaba en la muñeca izquierda, además de una cantidad de dinero correspondiente al pago de nómina del día, no solo es una tragedia para su familia. Es un fracaso del gobierno y de la sociedad entera. Ella, en pleno medio día, sufrió un violento asalto registrado en su negocio ubicado en la colonia San Juan de Guadalupe, en la capital potosina.

Según los primeros indicios, el ataque ocurrió cuando dos sujetos a bordo de una motocicleta irrumpieron en el establecimiento denominado Marmolera Cava y cometieron el robo y asesinato. De acuerdo con reportes, los asaltantes agredieron a la víctima y posteriormente huyeron con “rumbo desconocido”. ¿No se supone que hay toda una red de cámaras de videovigilancia y C4 municipal y estatal?

Versiones que ese día circularon en redes sociales atribuían el ataque a una herida con arma blanca; sin embargo, horas más tarde la Fiscalía General del Estado (FGE) confirmó que el homicidio fue perpetrado con arma de fuego y que uno de los disparos impactó en el cuello de la mujer. Este homicidio ha generado toda una ola de indignación en redes sociales, donde usuarios han cuestionado el incremento de la violencia en la ciudad y la falta de resultados por parte de las autoridades municipales y estatales.

La capital de San Luis Potosí se encuentra entre las ciudades con mayores niveles de percepción de inseguridad en el país, de acuerdo con datos del INEGI en sus últimas encuestas nacionales. La Fiscalía estatal ya realiza las investigaciones correspondientes y se espera que en las próximas horas se brinden avances sobre los responsables.

Trascendió que el alcalde Enrique Galindo Ceballos está consternado por este hecho delictivo. En corto el edil capitalino ha externado sus condolencias a familiares de la víctima y, para la semana que hoy inicia, anunciará una serie de acciones en materia de seguridad. El nuevo Plan de Seguridad para la Capital ya lo tiene preparado desde hace días pero con lo acontecido el pasado sábado acelerará su implementación.  

Igual el gobernador Ricardo Gallardo Cardona hará lo propio y la ciudadania lo que espera y les exige es que se bajen del ring del 2027 y mejor unan esfuerzos para combatir la criminalidad antes de sufrir más hechos delictivos que destruyen familias y también han hundido a nuestros estados vecinos. 

Conceptos filosóficos a tomar en cuenta en toda estrategia de seguridad

Decía en la entrega pasada que la época moderna comenzó con el Renacimiento (siglos XV y XVI) representó un cuestionamiento a los valores de la época medieval y esto incluye los ámbitos de la política y las formas de organización del gobierno analizados y cuestionados por autores como Maquiavelo (1469-1527) considerado el padre de la filosofía política moderna.

La preocupación principal del pensador florentino fue mostrar cómo los príncipes (monarcas y tiranos) pueden mantener el poder. Decía que los gobernantes “deben ser astutos, sagaces, intrépidos y estar dispuestos a mentir o romper las reglas con tal de mantener el poder”. De ahí la frase célebre “el fin justifica los medios” que si bien Maquiavelo nunca escribió, se le suele atribuir y se considera un resumen de su pensamiento.

Todo esto -justificaba-, debe de realizarse con un fin mayor que es el de preservar el orden social y controlar a la población. De ahí que Maquiavelo dijera que “es mejor ser temido que ser amado” como gobernante y muestra cómo funciona la política, no desde los antiguos valores demasiado idealistas basados en principios de una justicia abstracta, sino más bien cómo de hecho funcionan el gobierno y la política, mostrando que quienes conservan el poder utilizan herramientas muy mundanas y muy pragmáticas.

Es decir, entender cómo funciona el gobierno en la vida real para así poderlo analizar mejor. Maquiavelo se basa en un análisis empírico sustentado en cómo suceden de hecho las cosas en la vida real y no como nos gustarían que fueran. Por eso Maquiavelo escandaliza porque presenta la política sin máscaras ni adornamientos que también se le conoce como la realpolitik (política real) como sucede en la realidad y no como está plasmada en las leyes y los tratados filosóficos.

Maquiavelo no abunda tanto en el funcionamiento propio del gobierno, sino en cómo debe mantenerse el poder. Esto se aborda más a fondo en el periodo de la filosofía moderna temprana (siglo XVII) donde aparecen autores como Hobbes (1588-1679), Spinoza y Locke. Ellos sí desarrollan una teoría del Estado y cómo se conforma el gobierno más su relación con la población. 

Hobbes fue testigo de interminables guerras, pestes, hambrunas y atrocidades que forman su pensamiento político. Durante su vida aconteció la terrible “Guerra de los treinta años (1618-1648)”, un conflicto religioso entre católicos y protestantes, y también la “Guerra civil inglesa (1642-1651)” que fue desastrosa y muy cruenta que terminó con la decapitación del rey Carlos I de Inglaterra.

La constante de este periodo en Inglaterra fue de gobiernos muy débiles y lo que se repetía con un Estado de incertidumbre y anarquía con terribles atrocidades que cometía el ser humano contra sí mismo, de ahí que Hobbes llegara a decir que “El hombre es un lobo para el hombre”, es decir, “el ser humano es naturalmente cruento, violento, insaciable y sanguinario”.

El primer hecho natural que Hobbes describe en el capítulo 13 del Leviatán dice así: “La naturaleza ha hecho a los hombres tan iguales en sus facultades corporales y mentales que, aún el más débil tiene fuerza suficiente para matar al más fuerte, ya sea por maquinación secreta o en federación con otros hombres”.

A su vez la escasez de recursos y la competencia entre los hombres exacerba el conflicto lo que se manifiesta en un segundo hecho natural para Hobbes: “De la igualdad de las fuerzas en competición se produce la inseguridad y de la inseguridad la guerra”. Este es un supuesto lógico que lo va aplicar a la historia. Hobbes piensa que antes de cualquier sociedad civilizada, los seres humanos viven en un llamado “Estado de naturaleza”, es decir, un estado continuo de agresión y violencia, “la guerra de todos contra todos”, mejor conocida como “la ley de la selva” donde todos se atacan contra todos y el único derecho que existe es el de “cada hombre para defenderse con los mejores medios que tenga o, de lo contrario, enfrentar la muerte”.

A esto Hobbes le llama “la primera ley del movimiento” que él formula de la siguiente manera: “Los escritores llaman comúnmente al derecho natural (ius naturale) a la libertad que cada hombre tiene de usar su propio poder como él quiera para la preservación de su naturaleza, es decir, de su propia vida”. Forjado por el conflicto y las guerras, la única verdadera naturaleza humana es la violencia y la capacidad de autodefenderse.

Esto seria el único “derecho natural” que es muy diferente a lo que pensaban los filósofos medievales quienes creían que Dios había incorporado ciertos principios morales y éticos en el alma de cada ser humano. También muy distinto al pensamiento de Aristóteles quien decía que “el hombre es un ser inherentemente social”, o Platón que señala que “los seres humanos forman comunidades en forma espontánea y natural”. Todo esto es ajeno a Hobbes que sostiene que el ser humano es egoísta, individualista y solo quiere preservar lo suyo. No hay ninguna ley que esté inscrita en el corazón humano, salvo la violencia y el único derecho es la autopreservación.

Hobbes dice que lo que nosotros llamamos “leyes”, “sociedades” y “Estados” son algo posterior que nosotros conformamos como individuos, pero que no está “programado” desde el comienzo en nuestra forma de ser. Para Hobbes, Dios no incorporó ninguna de estas “leyes” en el alma del ser humano por lo que el derecho natural no tiene alguna inspiración divina o un origen sobrenatural, como tampoco la tiene la conformación del gobierno y del Estado.

Cabe recordar que por siglos la autoridad delos reyes y de los gobernantes había sido justificada en la doctrina del “derecho divino” que decía que los monarcas tenían autoridad para gobernar por el hecho de que “Dios mismo los había elegido”. Hobbes rechaza esta posición y señala que las sociedades, la autoridad y las leyes provienen de la celebración de un “contrato social” cuando los distintos individuos se reúnen para comprometerse a no violentar a los demás y elegir a un gobernante que mantenga la paz y este orden social.

Hobbes entiende la sociedad civil a partir de los pactos que conforman los individuos y no de una voluntad o supuesto derecho divino que está impuesto desde fuera por un Dios o desde las estructuras religiosas. El gobierno y la sociedad no tienen nada de sobrenatural, por el contrario son producto de los pactos y los acuerdos que realizan los hombres. La idea fundamental del pacto es muy simple: Se renuncia a ciertos derechos, particularmente el derecho a la defensa propia, es decir ejercer la violencia y hacer la justicia por propia mano delegando esto a que lo haga el gobierno y, a cambio de ello, los individuos obtienen seguridad garantizando que ninguno de ellos se van a atacar. Si tienen algún problema o conflicto tienen que ir con la autoridad para que ésta tome la decisión de quién está en lo correcto y cómo impartir justicia.

Aquí surge la “segunda ley del movimiento” de Hobbes: “Que un hombre esté dispuesto, cuando otros también lo están como él, a renunciar a su derecho a toda cosa en pro de la paz y en defensa propia y se contente con tanta libertad contra otros hombres como consentiría a otros hombres contra él mismo”.

Es decir, al renunciar al derecho de atacar a otros hombres para autopreservarse, cada individuo gana seguridad de su vida y de sus propiedades. Como Hobbes considera que no hay nada natural en este contrato social, la fuerza del derecho y del Estado deben imponerse casi sin ningún cuestionamiento. Para Hobbes la función del Estado es muy clara: La preservación de la paz social y evitar la guerra y el conflicto a toda costa. 

Hobbes sigue la línea política de Maquiavelo en el sentido de que es una comprensión cruda pero realista de cómo funciona la sociedad. Una vez que se ha firmado el pacto social no hay marcha atrás. Nadie puede salirse de él porque implicaría que cada uno de los individuos empezaría a actuar nuevamente como la plazca. Es por eso que los individuos deben obedecer las órdenes del Estado sin ninguna queja. Su carácter es absoluto. De ahí el nombre del más célebre de sus libros, “El Leviatán o la materia, forma y poder de una República (Common Wealth) eclesiástica y civil”. 

El Leviatán es una figura mitológica, una especie de monstruo conformado por todas las individualidades e identidades de las distintas personas que tiene un poder absoluto, sin cuestionamiento, porque en el momento que lo hacemos -según Hobbes- corremos el riesgo de volver al Estado de guerra y al Estado de Naturaleza. Es tal el temor que Hobbes siente por la anarquía que padeció que a su parecer es preferible obedecer incluso los designios de un poder absoluto, a veces tiránico, pero que siempre será el menor de los males. Una posición radical y totalitaria comprensible en su época cuando Enrique VIII se separó de la Iglesia Católica y crea la Iglesia Anglicana concentrando el poder civil y religioso en su persona pero para que sea efectivo el monarca nunca debe de cumplir sus propios intereses, sino cumplir la función del Estado que es la preservación de la paz social.

El problema está en qué debe hacerse si el monarca no cumple con su función y toma decisiones injustas sin velar por la paz social. Ya lo abordaremos con otros filósofos que le siguieron en el periodo de la ilustración (siglo XVIII, el llamado “siglo de las luces”) cuando aparecen los autores revolucionarios como Montesquieu, Diderot, Voltaire y Rousseau. En próximas columnas seguiré tocando estos temas para ilustrar la realidad que vivimos, debatir e ilustrar conceptos que se consideran básicos en todo Estado que no se considera fallido y aparto de seguridad que se precie de ser eficaz. 

Bien lo decía Hobbes: “De entre las enfermedades de un Estado, consideraré por tanto, en primer lugar, aquellas que surgen de una institución imperfecta y que se asemejan a las enfermedades de un cuerpo natural que proceden de una procreación defectuosa”.

Simultáneas

  • “¿Dónde están? ¡Nuestros Hijos! ¿Dónde Están?, así claman las madres buscadoras que no descansan y también en el 10 de mayo buscaron a sus hijos. Ellas convocan a una marcha en la capital del estado para hoy lunes 12 de mayo, a las 10 de la mañana, siendo el punto de reunión la Caja del Agua y terminando en el  Palacio de Gobierno de San Luis Potosí. La búsqueda de las madres buscadoras es incansable y continúan levantando la voz: “Marchamos con el corazón en la mano, con la esperanza viva y con la dignidad firme”. Las mujeres se han organizado en la búsqueda de que sus hijos regresen a casa e invitan a la población a sumarse para recuperar ese apoyo y exigir que se apoye su esfuerzo hasta encontrar a sus seres queridos.
  • Otro fantasma. Retomo algunas frases de Hobbes en el contexto del nuevo Papa León XIV: “El Papado no es más que el fantasma del ya fallecido imperio romano”; “El poder del Papa, aunque se tratara de San Pedro, ni es una monarquía, ni tiene nada de árquico ni de crático, sino sólo de didáctico”; “La parte más tenebrosa del Reino de Satán es la que está fuera de la Iglesia de Dios, es decir, de los que no creen en Jesucristo”.
  • No dejan fluir su capacidad crítica. “Los eclesiásticos impiden a los jóvenes que hagan uso de su razón”; Al miedo de un poder invisible, fingido por la mente o imaginado a partir de historias que han sido aceptadas por el público, lo llamamos religión; si no han sido aceptadas, superstición”; “Porque, desde que el Obispo de Roma había llegado a ser reconocido como obispo universal, por pretexto de la sucesión de San Pedro, toda su jerarquía, o reino de las tinieblas, puede compararse no indebidamente con el reino de las hadas”.

¡Hasta el próximo lunes!

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la UASLP. Comenzó como reportero en Canal 13 y para la revista Jaque. Dirigió Canal 9 de SLP y conoció de cerca el modelo de Radio Canadá en Montreal. Ocupó cargos de producción audiovisual, monitoreo, síntesis y análisis en Comunicación Social de Gobierno del Estado y del Ayuntamiento de la capital. Fue ejecutivo de Proyectos Técnicos y Especiales del Centro Nacional de Supercómputo del IPICYT y en la iniciativa privada participó en Seguros ING y AXA. Actualmente se desempeña en el sector inmobiliario y es director de Ajedrez Político SLP. Twitter: @AlvelaisPerez.

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