El impacto del escándalo de Volkswagen

Volkswagen AG Announces 2009 Annual Results

 

Ciudad de México (23 de septiembre de 2015).- Automóviles y medio ambiente. Son dos cosas tan importantes para Alemania que ya forman parte de su carácter nacional.

Así que los alemanes están profundamente impactados tras descubrir que uno de sus principales fabricantes de autos, Volkswagen, ha estado manipulando durante años las pruebas para las emisiones contaminantes de sus autos diésel en Estados Unidos.

Un periódico alemán lo llamó “el acto de estupidez más costoso en la historia de la industria automotriz”.

Estúpido porque manipular los datos de contaminación para mejorar las ventas, sólo puede ser visto como una bofetada en la cara de los clientes que pagaron un suplemento por lo que pensaban, sería un automóvil menos contaminante.

Y costoso, porque en cuestión de horas, el valor de VW en la bolsa perdió US$15,600 millones durante la apertura el lunes en la mañana. Además, las accciones de la compañía se desplomaron más de 30% en dos días, y podría enfrentar multas de US$20,000 millones de las autoridades estadounidenses, y lo más probable es que la marca sufrirá un enorme daño en las ventas en el futuro.

Confianza traicionada.

Parece indignante que VW sea culpable de falsificar sus credenciales ecológicas cuando la compañía se ha jactado de ser ecológicamente consciente y ha promocionado sus vehículos como “diésel limpio”.

El mensaje era: poderosos, y al mismo tiempo, mejores para el medio ambiente. Pero los conductores de casi medio millón de automóviles en Estados Unidos, acababan de descubrir que los vehículos que han estado manejando son mucho peores para el medio ambiente de lo que pensaban.

Las pruebas manipuladas cubrieron el hecho de que estos autos emiten hasta 40 veces más el límite legal de contaminantes. Y VW reconoció que podrían estar afectados hasta 11 millones de autos en todo el mundo; pero además, se teme que el escándalo pueda tener ramificaciones incluso más extensas.

En Alemania, un automóvil es más que sólo una caja de metal sobre cuatro llantas, como lo sabe cualquiera que haya estado alguna vez en Wolfsburgog, la ciudad donde se originó la VW.

De hecho, son casi la mitad de la población trabajando para la empresa, la ciudad es 100% Volkswagen: con fábricas enormes adornadas como castillos, y enormes banderas y signos de VW a donde quiera que se mire.

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Contaminando al “Hecho en Alemania”.

Esto se debe a que Alemania está orgullosa de sus autos: símbolo de fiabilidad, pericia técnica y máxima ingeniería. También son símbolos de su fortaleza económica. Gracias a la VW, Wolfsburgog, tiene el salario per cápita más alto de Alemania. Y en el país, los autos son una de las exportaciones más importantes.

Se supone que “Hecho en Alemania”, es una marca de calidad y confianza que vale el dinero que se paga por ella.

Pero si la imagen se convierte en una de manipulación y engaño, en poco tiempo comenzará a sentirse el impacto en la economía alemana. Y se teme que otras industrias alemanas también se vean contaminadas con el escándalo.

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Gran parte del actual éxito económico de Alemania está basado en su pericia de Ingeniería, su tecnología especializada y la costosa maquinaria pesada que vende para poner en marcha las fábricas de China.

Los compradores están dispuestos a pagar más por un nivel de calidad en la cual confían.

El problema es que incluso cuando algo como para ganar la Copa Mundial puede mejorar la reputación de muchos tipos de marcas alemanas internacionalmente, mentir sobre las credenciales ecológicas de un auto, podría muy bien tener el efecto opuesto.

Fuente: BBC.

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