Imagina que hace un mes que te han despedido del trabajo. Tenías un jefe “inhumano” que te complicó mucho la vida y del que no guardas buen recuerdo. Han pasado ya unas semanas de todo aquello, y de pronto, justo cuando subes al transporte público te lo encuentras… Qué horror… sales corriendo para no cruzártelo y un momento después, al girarte, te das cuenta de que lo tienes detrás. Pero va vestido de mujer. Así que vuelves a correr y luego de varias calles, levantas la vista para ver si ya lo has perdido, pero te das cuenta de que todo el mundo, absolutamente todas las personas que se te cruzan, tienen el rostro de tu jefe.
¿Qué está ocurriendo? Bueno, esta horrible situación es la que viven todos los pacientes aquejados por el síndrome de Frégoli, un extraño trastorno que a pesar de su aspecto curioso, encierra una auténtica tortura para quien lo padezca y para sus familiares.
Te invitamos a conocer más.
Síndrome de Frégoli, un delirio desesperante.
Para sentar el caso, pongamos de ejemplo el síndrome de Capgras; en él, la persona percibe a sus familiares o cualquier ser cercano a él, como impostores. Extraños que portaban máscaras de personas queridas. Bien, en el síndrome de Fregolí sucede casi lo contrario, pero con un impacto emocional más desesperante, pues lo extraños adquieren el rostro de alguien conocido.
Y aún más… En pocos segundos todo aquel que se cruce con él, tendrá la misma cara. Este síndrome fue descrito por primera vez en 1927, cuando P. Courbon y G. Fall intentaron tratar a una joven londinense que afirmaba ser perseguida por dos actores que había visto en el teatro. Pocos días después, no dejaba de decir que todo el mundo había adquirido la forma de aquellas dos caras.
El nombre para este trastorno se tomó de una persona real, un actor italiano llamado Leopoldo Frégoli, que tenía la habilidad de hacer rapidísimos cambios de apariencia en medio del teatro. En un abrir y cerrar de ojos, se cambiaba su ropa, y adquiría una nueva personalidad. Algo llamativo que encajaba muy bien con este problema no muy frecuente, pero sí realmente trágico para las personas que lo experimentan.
La desesperación viene sobretodo, porque tienen la seguridad de que todo el mundo quiere burlarse de él, que se disfrazan con la intención de torturarlos, adquiriendo el rostro de esas personas conocidas. Muchos pacientes describen, por ejemplo, que ven a su padre en todos los sitios. Auténticas mareas humanas de individuos con atuendos diferentes, pero con una misma cara: la de su familiar.
Pero ¿A qué se debe en realidad este problema? ¿Qué hay detrás de este síndrome? Se habla de un trauma cerebral grave en las zonas temporoparietales, un problema que origina serios delirios paranoicos y alucinaciones. También podrían haber déficits en la memoria visual e incluso suele asociarse también con problemas epilépticos. En cuando al tratamiento, cabe decir que todo depende de cada caso, y de la realidad de cada personas, pero por lo general se recurre a los antipsicóticos, antidepresivos e incluso, anticonvulsivos.
Son síndromes raros que la ciencia aún debe desentrañar y comprender con más profundidad. De momento, y más allá de la simple curiosidad, no podemos dejar de comprender la compleja pesadilla en la que deben vivir estos pacientes.
