- “Creo en todas las luchas y todos los frentes posibles”, afirma.
- El fundador de Botellita de Jerez y su apoyo a diversas luchas, de Cerro de San Pedro a la Sierra de San Miguelito.
- Lo naco, una reivindicación del barrio; Armando Vega-Gil siempre está presente, dice.
Texto: José de Jesús Ortiz Báes
Fotografías: Jesús Quintanar
—¿Vienen con Paco?, grítenle, ahora se asoma y sale a abrirles—, dice amable una señora que pasa por la acera, a las puertas del edificio donde vive Francisco Barrios Martínez, El Mastuerzo. Instantes después de gritarle, se asoma desde una terraza en el tercer piso, mientras arroja las llaves y da algunas indicaciones para subir a su departamento, en la azotea del edificio ubicado en un barrio en el sur de la Ciudad de México. “La puerta de entrada tiene truco”, señala.
Francisco, Paco Barrios, El Mastuerzo (Hidalgo, 1955) como se le conoce desde los años 80, es un personaje dentro y fuera del escenario. Un tipo de trato cálido, con una trayectoria de casi cinco décadas de trabajo creativo y de compromiso social con diversas causas. La casa donde habita, muy cerca de la Calzada de Tlalpan, está llena de recuerdos, libros, discos, figuras de la cultura popular mexicana, carteles, objetos, plantas. Un espacio lleno de vitalidad.
Fue integrante desde 1976 del grupo Los Nakos, una agrupación legendaria de la canción política surgida en pleno movimiento estudiantil de 1968; ya en la década de los 80´s, fue fundador de Botellita de Jerez, una banda emblemática en la música de rock en México, que desde la irreverencia reivindicó lo naco y al barrio, en una etapa aún de cerrazón y falta de espacios para expresiones contraculturales como el rock en español, mucho antes de que fuera absorbido por la industria cultural que lo volvió un producto.
En los últimos años se ha dedicado a diversos proyectos musicales que van más allá del rock, insertados en una concepción más amplia de la música y de la idea de lo popular, en los cuales el compromiso social y político sigue vigente. “Nuestra canción tiene que ver con la forma en que nos relacionamos con ciertas causas y la gente o seres humanos que está detrás de esas causas”.
De Armando Vega Gil, fundador también de Botellita de Jerez —quien se suicidó en 2019 a los 64 años—, dice que es una presencia permanente en su memoria y dialoga con él a todas horas, “está presente en mi vida, siempre, fue mi maestro, cómo no… mi carnal”.
Con San Luis Potosí mantiene una relación particular de muchos años, querencias y afectos, por lo cual decidió entregar al Colegio de San Luis parte de su acervo gráfico producto de su trabajo en Los Nakos y luego en Botellita de Jerez. “Sé que tengo una familia en San Luis con un montón de hechos que se han conformado durante 50 años que llevo cantando”.
Una tarde de julio, ahí en su casa, se da tiempo para recuperar parte de esos pasajes de la memoria, recuerdos remotos de su música y de su vida que siguen frescos.
El inicio, Los Nakos
Originario del estado de Hidalgo, Francisco Barrios llegó junto con su familia a la Ciudad de México un nueve de junio de 1971, un día antes del llamado halconazo, la matanza del Jueves de Corpus. Tenía 14 años. Cinco años después de su llegada a la Ciudad de México, se incorporó al grupo Los Nakos, una agrupación a la que considera su escuela fundamental, pero que también definió muchas de sus posiciones ante la vida.
“Fue una escuela que no solo en la práctica musical me ayudó, siempre fuimos músicos líricos, pero más allá de ese aprendizaje práctico de la música, de construir rolas, fue una escuela de preparación política, incluso más: de preparación estético-política, de aprendizaje sobre la estética y sobre la estética de la política, entender que el arte es político, aunque alguien diga que es apolítico eso ya es una toma de postura”.
Agrega: “Creo que esa fue de las cosas más importantes de aquellos años, establecer una serie de relaciones con organizaciones, partidos, abiertos y clandestinos, gente que estaba metida en distintas movidas en Chiapas, Tamaulipas, Hidalgo, norte de Veracruz, Durango, en un montón de lados, casi en todo el país. Se dio esa oportunidad de encontrarnos con gente que estaba luchando, organizándose, resistiendo en el campo, en la ciudad, en las escuelas, en la Universidad, en el Politécnico, en Chapingo, en preparatorias, en todos lados tuvimos esa relación”.
Astrolabio: Dices que la etapa en Los Nakos fue tu escuela formativa, que además de lo musical te vincula con esos procesos sociales que describes. ¿Ahí surge tu preocupación social como artista?
Francisco Barrios: Sí, desde luego o se acentúa. Últimamente he reflexionado que cuando mi hermano mayor, David –que es un año y ocho meses mayor que yo– iba adelante en la escuela y era muy lector, alguna vez dejó por ahí un libro, el Manifiesto del Partido Comunista, de Marx y Engels, yo se lo robé entre comillas, me atreví a leerlo y justo coincidió con mi llegada a la Ciudad de México, entre los 14 y 15 años. Creo que eso fue un parteaguas en mi vida”.
Casi de forma paralela a su incursión con Los Nakos, ingresó a la carrera de Antropología Social en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). De aquella etapa recuerda a algunos profesores que fueron esenciales en su formación, como Raúl Montalvo. Para su generación fue muy importante la revolución sandinista, que vivió de forma intensa, con “mucha movida”, durante su etapa de formación universitaria en la ENAH, entre comités y grupos de apoyo.
“En aquellos años había mucha movida, muchos colectivos de apoyo, muchos compas que se fueron a las brigadas a Nicaragua incluso antes del triunfo del sandinismo, es decir se fueron a la guerra, muchos se incorporaron como milicianos en la guerrilla sandinista y otros llegaron después. A mí me propusieron ir, ya cuando estaban los chingadazos… había que asistir, había banda que se estaba moviendo en torno a ello. Decidí no ir porque nuestra realidad era otra y también nuestra propia reflexión. Fuimos a cantar en El Salvador, en Nicaragua, era sabernos más útiles con nuestras canciones”.
Meses después del triunfo del sandinismo, viajó a Nicaragua con Los Nakos para llevar su música directamente a los barrios durante varias semanas. “Nos fuimos y anduvimos por todos lados, excepto en la costa atlántica, fuimos a cantarle a esa revolución, a las milicias populares que se estaban formando”.
De Los Nakos al guacarrock de Botellita de Jerez
Luego de Los Nakos, a inicios de la década de 1980, junto a Sergio Arau y Armando Vega-Gil, fue fundador y baterista de Botellita de Jerez, una banda legendaria en la historia del rock en México, llena de irreverencia y humor cáustico, que proclamó la defensa del barrio y de lo naco, a través de una expresión musical que denominaron guacarrock, una mezcla de ritmos y formas musicales.
“Creo que como lo gozábamos nosotros, también lo podía gozar cualquiera. Lo que posibilitó el tocar, cantar, decir, fue muy gozoso. El poder conjuntar humor y el sarcasmo como una forma del humor. Era jugar con la dicharachería popular. Los filtros que cada quien traía, tanto Sergio, Armando y yo, daban un resultado de una mirada crítica”.
A: ¿Cuál sería para ti la principal aportación al rock mexicano que hizo Botellita de Jerez? ¿La irreverencia, el humor, el rescate de la cultura popular, de lo naco?, ¿cuál sería lo principal?
FB: Todo eso que dices. Originalmente era divertirnos, pero evidentemente el maestro Arau ya era Sergio Arau; Armando Vega-Gil ya hacia sus notas, escribía para el Uno más Uno y después para La Jornada; y yo andaba con Los Nakos. Juntarnos nos dio chance de ser pues un grupo de rucos, siempre fuimos ancianos desde los inicios. Nos queríamos divertir, ya éramos güeyes rucos y éramos rucanroleros frustrados. Hacer rock and roll fue una onda super chingona… Reivindicar al barrio, eso también fue fundamental para nosotros, no tanto rescatar la cultura popular porque la cultura popular no requiere ser rescatada, está ahí, chingona, pero sí meternos a esa sabiduría popular, desde el rock y desde las distintas rítmicas.
A: Hay un dicho que resume tres mitos del rock mexicano: primero, que todos estuvimos en Avándaro; segundo, que fuimos fundadores del tianguis de El Chopo; tercero, que conocimos a Rockdrigo González. ¿Estás de acuerdo? ¿En tu caso cuál de estos mitos es real? ¿Agregarías algún otro?
FB: Yo no estuve en Avándaro, yo estuve escuchando por radio la transmisión del festival, escuché cuando Ricardo Ochoa dijo ‘chingue su madre el que no cante’… Yo no estoy de acuerdo, me caga de repente pensar en Avándaro, porque fue el resultado de unos niños popis que querían rock, en ese entonces el rock era absolutamente elitista. Al día siguiente de que terminó el festival llegó el Ejército y les llevó despensas. Yo cambiaría ese mito y diría: Avándaro fue en realidad atole con el dedo para la juventud, después de la matanza del dos de octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971. Yo no me la trago; lo de El Chopo sí, no sé si todos, pero está bien es poético, todos lo construimos claro que sí, como también todos contribuimos a que haya ahí dentro ciertas pugnas de poder en la propia organización del tianguis cultural, también somos partes de ello; lo de Rockdrigo, yo lo conocí, fuimos compas, no tan cercanos, pero fuimos compas, convivimos muchas veces y también me parece bonito y chingón que digamos que todos hemos conocido a Rockdrigo.
A: En el caso particular de Rockdrigo, después de su muerte en 1985, hubo una revalorización de su obra musical, ¿cuál sería para ti su principal aportación?
FB: Fue un compositor importante que hablaba de la realidad como él la miraba: una realidad de una manera crítica, filosófica, con humor también… Era un vato informado, que desde su poesía dijo choros importantes, interesantes. Desde su poesía le picó el culo a un montón de jóvenes y eso fue chingón. Por desgracia, la verdad que sí es un mito, ojalá que todos conocieran a Rockdrigo, muy poca gente lo conoce y es de los más conocidos aún muerto, hemos sido avasallados por el mercado durante todos estos años. Muchos de nosotros, incluido Rockdrigo, venimos de lo que yo llamo la otra canción popular mexicana, una canción que de alguna forma ha sido amamantada por las luchas populares, por el pueblo, por el barrio y no por el gran mercado.
El apoyo a la lucha social
Parte del compromiso social de Paco Barrios, durante las últimas décadas, se ha visto reflejado también en su apoyo a diversos procesos de resistencia, en particular a colectivos de familiares de desaparecidos políticos, víctimas de la guerra sucia durante los años 70´s y 80´s. Ha acompañado dentro y fuera del país a diversos colectivos que reclaman justicia y luchan contra el olvido de aquella etapa sombría, pero también ha escrito y cantado a esas luchas.
Una preocupación y sensibilidad que surge desde sus inicios en Los Nakos y se acentúa a partir de una relación afectiva con Alicia de los Ríos, hija de luchadores sociales (Alicia de los Ríos y Enrique Pérez Mora), integrantes de la Liga 23 de septiembre, asesinados y desaparecidos durante la etapa de la llamada guerra sucia.
También, recuerda que en aquellos años de inicios de los 70´s, cuando llega a la Ciudad de México, las posibilidades de enterarse de lo que sucedía en gran parte del país con estallidos armados que se estaban dando luego de la represión de 1868 y 1971, eran mínimas. En su caso, la información que le llegaba en buena medida era a partir de su hermano que leía y compartía la revista Por qué (de Mario Menéndez), de clara militancia de izquierda.
A: Trabajaste la banda sonora para el documental La fuga de Oblatos, sobre el escape de militantes de la Liga 23 de septiembre del penal de Oblatos en 1976, y recopilaste canciones sobre diversos procesos guerrilleros que inician con el asesinato de Rubén Jaramillo y luego con el asalto al Cuartel Madera ¿cómo surge tu interés por estos temas relacionados con el rescate de la memoria de los movimientos armados?
FB: Particularmente por mi relación con Alicia (Licha) de los Ríos, la conocí en 1997 en la Ciudad de Chihuahua y desde ahí me invita a apoyar al Comité de Madres de los Presos y Desaparecidos Políticos de Chihuahua; años más tarde, en 2001, entramos en una relación amorosa, nos hicimos pareja durante nueve años y procreamos dos hijos. En toda esa bellísima relación, la información que fluía era la que tenía que ver no solo con los desaparecidos políticos de Chihuahua, sino de todo lo que de alguna manera engarzaba la lucha de su madre Alicia de los Ríos, desaparecida en 1978.
“Todo esto me llevaba también a saber y conocer un poco antes, el ¿por qué? Bueno pues ahí está Madera y todo aquello nos metió a investigar, saber más y a visitar Madera, por ejemplo, con Alicia, y a conocer a los colectivos y realizar distintas campañas. Hicimos una gira en Europa en 2005 y una protesta en contra de Vicente Fox allá en Madrid, que casi nos cuesta la cárcel. Hicimos una gira que se llamó Uno, dos, tres por mí, por ti y por todos los desaparecidos políticos de México y el mundo. Visitamos muchas ciudades básicamente en el Estado español: Madrid, el País Vasco, Barcelona… Fue muy importante esa gira”.
Dice que la llamada guerra sucia del Estado mexicano no fue una guerra, sino que se trató casi de un exterminio de luchadores sociales de izquierda, desigual. “Recuerdo cuando yo estoy ya en Los Nakos y montamos una rola que se llama Genaro, para Genaro Vázquez Rojas y vamos a cantarla a Chilpancingo en el segundo aniversario de su asesinato y bajan de las comunidades las bases de apoyo, los compas, en silencio, y les cantamos a todos ellos. Toda esa información, el escuchar a Licha, su experiencia como hija de una desaparecida política y un ejecutado como fue Enrique Pérez Mora, creo que inevitablemente se hace uno sensible a ello. En fin, son cosas que nos marcan”.
A partir de toda esa relación mantenida durante muchos años con procesos de resistencia social en el país, recibió también con entusiasmo el estallido indígena en Chiapas en 1994 con el zapatismo. No tuvo dudas de expresar su apoyo a esa lucha.
“Recibí la noticia después de checar el audio, creo que estábamos en Apan, Hidalgo. Nos fuimos al hotel, estábamos Armando Vega y yo en el mismo cuarto, viendo la tele, vimos la entrevista con el Subcomandante Marcos y órale, ‘¡a huevo, a huevo que sí!’. Fue muy cabrón, a mí me puso una sonrisa, ni me pregunté nada, dije ‘yo estoy con ellos’. De hecho, a la semana, menos de un mes, hice una canción que se llama El corrido del pasamontañas y se la propuse a Botellita, pero dijeron que no. Pues chinguen su madre, yo la canto solo y ya. Prohibido, también la hice varios meses después del estallido indígena”.
A: En el caso de la izquierda electoral que llegó al poder en 2018, ¿el gobierno de López Obrador expresa o refleja alguno de los ideales de la izquierda social por los que has luchado?
FB: Para mí es el primer presidente que no me cae mal en mi vida, 66 años; dos, me cae chido que diga, ‘para los pobres’, está bien; viéndolo desde la perspectiva de la tesis banquetera de que AMLO cumple con los verdaderos dueños de poder de salvar al capitalismo de un marasmo, no importa, chido. Si hubiera sido otro Peña Nieto u otra cosa así, el país estaría muy mal, no lo dudo.
A: ¿Simpatizas con acciones de este proyecto de gobierno?
FB: Por supuesto y no me da nada de culpa decirlo. Para empezar, por decir algo: toda mi existencia estuvo bajo el neoliberalismo, desde Miguel De la Madrid cuando empezó Botellita de Jerez, hasta Peña Nieto, cuando muere Armando Vega. ¡Nos tocó puro neoliberalismo! Nosotros nunca fuimos a un Festival Cervantino, nunca. Y, sin embargo, muchos grupos de rock fueron y tú te preguntas ¿por qué? Bueno, muchos tendrán la respuesta. Y qué bueno, porque no fuimos a avalar la política de Fox, Calderón o Peña Nieto… Ahora la 4T me invita a cantar, yo voy encantado, me respetan y voy a decir lo que yo creo.
Puntualiza: “Aprovecho todas las posibilidades de bienestar que da la 4T y yo como viejito que me dan la credencial para tener una lanita más, ¡uta me cae bien re bien! Y la agradezco infinitamente… me encantaría tener un gobierno más radical, anticapitalista, que expropiara y repartiera, parece que eso es la utopía misma, pero creo que en algún momento la gente tendrá la posibilidad de organizarse, son pasitos muy grandes”.
La relación con San Luis
Con San Luis, Francisco Barrios mantiene una relación especial a través de amigos y amigas, querencias y afectos construidos durante casi 50 años. “Una historia larga, con los hermanos Betancourt (Ignacio y Fernando) del grupo de teatro Zopilote, que participaba con Cleta, que una de nuestras raíces allá; tengo una gran relación con el maestro Darío Parga, que es mi carnalito y con los hermanos Parga en general… los overoles del Cisne, lloré cuando me enteré que cerraron la tienda, me sentí muy triste porque no pude comprar mi último overol”.
En noviembre de 2019, entregó al Colegio de San Luis (Colsan), en comodato y de forma temporal, parte de su acervo personal de más de cuatro décadas de trabajo artístico, integrado por más de 600 carteles, fotografías, objetos y la hemerografía de su paso por el grupo Los Nakosy Botellita de Jerez.
Y añade: “Mi relación con el Colegio de San Luis es a partir de Martha Rivera Sierra, como activista de Cerro de San Pedro es mi amiga desde entonces; varias veces fui al festival de Cerro de San Pedro, convocado por Enrique Rivera. Cuando Martha, que trabaja en el Colsan, se enteró que tenía un archivo muy grande me dijo ‘¿por qué no lo donas al Colsan?’. Donarlo no, pero sí lo podría dejar en comodato. Hubo pláticas, de qué se trataba y puse mis condiciones: le dije al presidente del Colsan (David Vázquez) que cuando dejara el cargo yo retiraba mi archivo, así que es temporal. Con él toda mi confianza”.
A: ¿Por qué San Luis Potosí?
FB: Pues por esa relación, considero que hay los elementos suficientes para tratar de entender de qué se trata, me refiero al archivo ¿por qué no Hidalgo, que es mi tierra? Pues porque son una bola de priistas, así de sencillo y quizá en San Luis Potosí también, pero por ahí mi relación con Martha y con el director del Colsan, toda mi confianza mientras esté al frente, ya después depende si continua o no. Yo le dije: si dejas de ser director yo lo retiro, ¿qué tal que ponen a Lily Téllez como presidenta del Colsan? Pues manda quemar mi archivo.
A: ¿Cómo ha sido tu relación con San Luis Potosí, en particular con la lucha en Cerro de San Pedro?
FB: Más allá de la relación humana con los compas potosinos, queridísimos y queridísimas, la relación que se estableció a partir de esa movida que tuvo que ver con Cerro de San Pedro, con esa resistencia de ciertos seres humanos conscientes, me dio la oportunidad de tener una familia, sé que tengo una familia en San Luis con un montón de hechos que se han conformado durante 50 años que llevo cantando. En distintos momentos de mi vida he pasado por ahí, pero en Cerro de San Pedro la lucha respecto a Minera San Xavier la viví muy cerca de la familia Rivera Sierra. Para mí fue muy sensible todo eso, desde los festivales culturales que se hacían para difundir y hablar de la problemática.
Del caso de la defensa de la Sierra de San Miguelito expresa también su apoyo, al igual que a otros procesos de resistencia en contra de megaproyectos de desarrollo: “En cualquiera de esos proyectos como el Tren Maya que no tiene nada de Maya sino de gandalla, como cualquier otro megaproyecto que está decidido desde las cúpulas del poder me opongo como individuo y por supuesto a los compas que están resistiendo, que se han organizado para decir no a todos los distintos megaproyectos que tienen que ver con ese desarrollo capitalista, de verdad mi solidaridad a esos camaradas que aguantan, que se organizan”.
A: ¿El caso de la Sierra de San Miguelito lo ubicas como parte de esos megaproyectos capitalistas?
FB: Claro, por supuesto, evidentemente. No toda la posibilidad de un futuro de bienestar —que es lo que buscamos todos los seres humanos durante toda la historia—, necesariamente tiene que ser un mall o un tren que llegue hasta el sureste y hasta la Riviera Maya o una gran zona residencial… Por supuesto que ahí en San Miguelito, que sé que resisten, que están desde hace tiempo peleando contra estos vericuetos legaloides, que únicamente hacen eso, favorecer a los poderosos. Yo he sido solidario con diversas causas, con las que establecí una relación como generalmente sucede con nuestro trabajo. Nuestra canción no depende de la payola para que se escuche en la radio y hacernos famosos, ¡no!, nuestra canción tiene que ver con la forma en que nos relacionamos con ciertas causas y la gente o seres humanos que están detrás de ciertas causas.
Rompan todo, un producto mercadológico
A sus 66 años, El Mastuerzo se asume como una persona espiritual en la medida en que reflexiona y se da tiempo para la introspección, “me doy ese chance de autobservarme y tratar de entenderme a mí mismo, cada que puedo lo intento”. Dice también que lleva siempre en la memoria a Armando Vega-Gil, su carnal, quien se suicidara en 2019 luego de que su nombre apareciera señalado en el movimiento #MeTooMúsicosMexicanos, por presunto acoso sexual.
Hiperactivo como se reconoce, no cesa en su trabajo creativo. Acaba de estrenar en televisión el programa La otra canción ¿Cuándo vienes a cantar a la casa?, de Capital 21, un medio público en la Ciudad de México y tiene también algunos discos pendientes, que no ha podido terminar debido a la pandemia del covid-19 que alteró los procesos de grabación, uno de ellos titulado Canciones para bodas y funerales, que tendría que haberse grabado hace cuatro años y otro que grabó en Barcelona, en el Festival Barnasants. “Hay otro proyecto que hicimos con algunos músicos, particularmente con el grupo Calle 4 y otros músicos, para un disco que cuenta con 12 canciones mías, es un disco con una forma de son cubano. En su mayoría está grabado, pero no lo he podido editar”.
A:¿Qué te pareció el documental de Netflix, Rompan todo, sobre la historia del rock en México y América Latina?
FB: Primero, no debió haberse llamado así sino los amigos del productor (Gustavo Santaolalla); dos, es patético que el director, quien sea, haya dejado al maestro Sergio Arau, en varias ocasiones, decir cosas que no dicen nada. Es de pena ajena y me duele; otro caso, Roco, de Maldita Vecindad, hablando, mientras a un lado Pato y Aldo nunca hablan, es poner en ridículo a una banda como si solo hablara Roco… o poner en ridículo a Javier Bátiz diciendo tantas pendejadas, con todo respeto para mi carnal, no hay necesidad.
A: ¿La selección de grupos?
FB: La selección de grupos igual, ¡es que faltan todos! Por ello creo que debió haberse llamado Los amigos de Santaolalla, es una ofensa. A nosotros nos metieron como tres segundos porque no les quedó de otra, porque además Santaolalla es amigo de Sergio Arau… otro detalle también es la mirada dizque feminista de meter a huevo a las mujeres como un relleno, me parece una ofensa, es una grosería cuando hay una presencia chingona de las mujeres en la historia del rock.
A: ¿Qué recuerdo guardas de Armando Vega-Gil?
FB: Lo recuerdo con mucho amor, este 6 de julio hubiera cumplido 67 años. Yo sigo dialogando con él, le cuento cosas, acá adentro, digo ‘ya viste güey, tenías razón’ o ‘ya viste que la cagaste, no era así’. En fin, cosas que van sucediendo, que ya no vivió o no quiso vivirlas. Está presente en mi vida, siempre, fue mi maestro, ¡cómo no!, mi carnal.
La tarde cae en la Ciudad de México, en el horizonte del cielo gris, las nubes anuncian la tormenta que acecha y que comenzará de forma muy intensa apenas minutos después de concluir la entrevista, de rescatar pasajes y recuerdos de la memoria.
Francisco Barrios, El Mastuerzo, se presentará en la ciudad de San Luis este viernes 5 de agosto, en un foro de la Colonia El Paseo.