Estela Ambriz Delgado
El decreto de Área de Protección de Flora y Fauna (APFF) Sierra de Álvarez que cumple 44 años de su publicación, se ha quedado prácticamente en el papel, pues en buena medida ha sido ignorado por la empresa Cal Química de México, SA. de CV., así como por propietarios con campings y residencias de alta gama.
Caso contrario con los ejidatarios y comuneros que habitan diferentes núcleos, a quienes se les limita para diversas actividades, así lo considera el agroecólogo Pedro Nájera Quezada, quien desde hace más de dos años reside en la sierra y ha podido observar que la protección que conlleva el decreto publicado desde el 7 de abril de 1981, solamente ha sido para pequeñas acciones que quieren hacer personas de bajos recursos, como cortar árboles para sacar leña o para la elaboración de carbón, así como para solares.
Sin embargo, en imágenes satelitales se puede apreciar que la calcinadora se movió de lugar, pues le dieron el permiso ya estando decretada el área.
Previo a la emisión del decreto, desde 1967 Cal Química ha explotado roca caliza en la zona. Al momento de establecerse el ANP se encontraba en Puerto de la Huerta, posteriormente, durante el sexenio de Ernesto Zedillo, el titular del extinto Instituto Nacional de Ecología, Gabriel Quadri de la Torre, autorizó que bajaran hacia la comunidad Los Matías, donde hay un banco de piedra.
Asimismo, Nájera Quezada indicó que se puede observar que hay una gran cantidad de predios destinados a casas de campo de alta gama, a los cuales las autoridades tampoco impusieron ninguna restricción, cuando en fotografías satelitales se ve que tienen incluso canchas de tenis, albercas y disponen de grandes espacios en las zonas más boscosas.
“Una evidencia más de que la zona no ha sido vigilada ni protegida como tal, si hay supuesta vigilancia y un director que no sirve para nada, más que para contener a las comunidades dentro (…) estos lineamientos de conservación sólo se les aplican a las personas de bajos recursos, cuando las personas con gran capital están haciendo más impacto y a ellos no les dicen nada”.
En este sentido, Nájera Quezada destacó que para los núcleos de población inmersos ha sido difícil desarrollarse, ya que para hacer algo tienen que bajar un programa, hacer un proyecto y pedir una gran cantidad permisos. Mientras tanto, la calera ha avanzado, se construyen casas de campo y campamentos de alta gama, cuyos usuarios han ingresado potreros y predios ajenos, y han destruido caminos con el uso de vehículos todo terreno.
Mencionó que quienes se han inconformado por la situación han sido los habitantes de la comunidad Los Matías, que también forman parte del Comité en Defensa de la Sierra de Álvarez, y han luchado por quitar la calera y evitar que se siga expandiendo, pues además han tenido que lidiar con la irrupción de vehículos tipo razer. A pesar de colocar mayor protección para sus predios, hacen carreras y piruetas, lo que debería ser una actividad prohibida en el reglamento del ANP.
“Está bien el que quiera hacer de su predio un área recreativa, pero que el desastre lo hagan dentro de su área. Sin embargo, con sus vehículos todo terreno hacen piruetas en los pastizales de los agostaderos de los otros ejidos (…); también habían utilizado para hacer una carrera desde Puerto de la Huerta hasta la cabecera de Armadillo por el bosque, eso debería estar prohibido en el reglamento”.
La farsa del Programa de Manejo para beneficio de Calidra
El también activista señaló que otro de los problemas es que no hay Programa de Manejo, y es una situación a la que el subdirector encargado del ANP, en la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), Oscar Flores Sosa, le ha “estado dando vueltas para marear a la gente” al decir que se mandaron hacer dos y no han acabado, cuando esto no es posible.
Asimismo, señaló que en 2018 se pretendió aprobar un Programa de Manejo que dentro de la zonificación del área designaba que en las zonas de aprovechamiento especial podría darse actividad minera, como si se tratara de una actividad donde se aprovechara de manera responsable un recurso, con un buen manejo ambiental, y así permitir que Calidra pueda desplazarse hacia donde se encuentran más yacimientos de rocas.
“Cuando el ejido tiene un banco de piedra y lo aprovecha de manera tradicional a pico y pala para sacar para construir sus casas o caminos, o si un río tiene un banco de arena lo utilizan, esas son las áreas de aprovechamiento especial que permiten, pero en el lineamiento establece que no tiene que ser minería y que no pueden modificar sustancialmente el paisaje. En ese entonces quisieron meter la actividad minera de Calidra para darles permiso y desplazarse (…) prefieren quede sin Programa de Manejo, porque sin un reglamento la calera puede seguir”.