Eduardo Delgado
Hace medio año la panista Lidia Argüello Acosta fue “echada” del Congreso del Estado y en la actualidad, dijo, es víctima de discriminación en el Comité Estatal del Partido Acción Nacional, donde la ven como una mujer hedionda.
Sin embargo, aseveró, eso no le preocupa y lo “veía venir”, porque es simpatizante del alcalde con licencia Francisco Xavier Nava Palacios, quien participa en el proceso interno de ese instituto político para elegir su candidato a la gubernatura.
El pasado 15 de junio fue destituida como coordinadora del Instituto de Investigaciones Legislativas del Congreso, luego de lo cual no descartó su cese del cargo del comité albiazul.
En entrevista con Astrolabio Diario Digital, dijo permanecer como secretaria de Elecciones, pero compañeras y compañeros le han hecho sentir “apestada” y hasta le han retirado el saludo.
Cuestionada respecto de la versión de que habría sido rechazada para representar a Francisco Xavier Nava Palacios en la Comisión Organizadora Electoral Estatal, explicó lo sucedido.
“No me dijeron ‘vete’, pero me pidieron que optara por quedarme en la Secretaría de Elecciones o representar a Xavier”, aclaró.
Decidió permanecer en el cargo honorífico en el comité, porque “no quería desabonarle al proyecto de Xavier, pero no contaba que estos no me permitirían regresar a la Secretaría”, dijo en alusión a los directivos del PAN.
“No estoy haciendo nada de lo que me corresponde como secretaria de Elecciones, lo está haciendo otra gente. Este fin de semana, hace ocho días, se hizo un curso de capacitación electoral y no me avisaron”, condenó.
A su parecer, el presidente del PAN, Juan Francisco Aguilar Hernández, “no quiere que regrese; por algo ordenó que me corrieran del Congreso y ahora menos me quiere, porque estoy apoyando a Xavier Nava”.
El reglamento interno de su partido, aseveró, no le prohibía fungir simultáneamente como secretaria de Elecciones y representar al alcalde con licencia en la comisión organizadora de la elección, porque la cartera que “supuestamente” tiene no le da derecho a voto en el comité.
Además, explicó, su encargo se limita a registrar a los representantes electorales de los comités municipales. “Es decir, yo no decido. Quienes deciden son los presidentes”, precisó Lidia Argüello. Su función es de mero trámite, resumió.
Y eso, apuntó, “es lo que no logran entender estos señores”, e indicó que desde que se integró el comité “nunca he sido convocada a ninguna sesión del comité”, lo que catalogó como “un acto de discriminación, pero se debería ver cómo le va a la demás gente que está en el comité y que tiene algún vínculo con Xavier”, recomendó.
En ese tenor, dijo no ser la única víctima, pero sí la que ocupa un cargo de mayor rango en el comité. Lo cual, aseveró, “no me preocupa, porque si me quieren destituir lo tienen que hacer bajo un procedimiento”, añadió.
Opinó que “a nada lleva” proceder legalmente contra los dirigentes, pues aunque existe un protocolo “muy bonito” para evitar la discriminación de la mujer, “no hay una resolución” y, por si fuese poco, “ni las mismas mujeres panistas te apoyan”.
En el escenario hipotético de que su caso llegase hasta la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, anticipó: “No los van a castigar porque no hay una sanción. Sólo los castigan con un curso de derechos humanos”, lo que a ella le causa risa.
“¿Voy a gastar un chorro de lana para que los condenen a un curso?…no…váyanse al diablo. A mí, por eso la lucha de las feministas no me convence”, comentó.
En tanto, admitió, ocupa un cargo de “membrete” en el PAN. Antes de la pandemia, recordó, visitaba los comités municipales, pero el dirigente estatal le pidió dejar de hacerlo y le dijo que él le indicaría cuando reanudarlas. “A la fecha no me ha dicho nada”, comentó Lidia Argüello.
Pese a su papel “decorativo”, aseguró que ella no renunciará. “Si me quieren destituir ellos saben el procedimiento y en su caso entonces sí me defenderé”, adelantó.
Dijo tener asignada una oficina en la sede estatal del comité, a la que acudía de manera normal hasta marzo de este año, pero fue cerrada a causa de la pandemia.
Pasado un tiempo ella le manifestó al Secretario General, Alejandro Fernández Hernández, su intención de regresar a despachar en su oficina, sin embargo “me dijo: ´primero hay que hablar”. La plática no se ha concretado.
Hace un mes, estimó, le argumentó que tenía COVID, pero que en cuanto saliera del confinamiento la buscaría para dialogar. A la fecha no se ha recuperado.
“A estas alturas de mi vida”, lo que le sucede en el PAN no le preocupa “absolutamente nada”. Además, esto “ya lo veía venir”, agregó.
Cuestionada acerca de si colabora en el equipo de campaña de Xavier Nava, dijo ser la coordinadora jurídica, pero que por ahora no atiende ningún asunto en defensa del alcalde con licencia ni tampoco en contra de los demás precandidatos.
“Solo estamos vigilantes de que el proceso interno se lleve a cabo correctamente y por ahora no ha surgido nada irregular”, añadió..
Añadió: “Desde que me echaron del Congreso asisto a las sesiones del comité, llego, participo, se terminan y adiós. Aparte hasta el saludo me retiraron”. La ven como una “apestada”, admitió.
Eso, reiteró, no le preocupa, porque lo mismo le sucedió en el periodo que Héctor Mendizábal Pérez presidió ese instituto político. Porque, explicó, “no me doblego a sus indicaciones”, resumió.
Con eso, apuntó, “me están demostrando que ellos lo que quieren son borregos no gente libre; yo tomó mis decisiones y a mí nadie me dice por quién ni cómo votar”.
Con ella, abundó, los directivos de Acción Nacional “exhiben su forma de ver la política, en la que si estás con ellos eres bienvenida y si no te tengo que tolerar, y dejar entrar a las sesiones porque no te puedo quitar”, expuso.
Se dijo convencida de que Xavier Nava debe ser el candidato del PAN a la gubernatura y “afortunadamente tengo pan en la mesa y no voy a dejar de comer porque no me saluden”, remató.
