En seguridad, falta estrategia… y solidaridad

Por Victoriano Martínez

Si la población logra percibir la creciente ola de violencia con ejecuciones diarias por toda la ciudad, incluso en puntos cercanos a las sedes de los cuerpos de seguridad, es indudable que las autoridades responsables de definir las estrategias para prevenir esos delitos cuentan con datos más precisos y, es de suponer, mucho más oportunos.

No es lo mismo enterarse prácticamente en tiempo real por redes sociales de que acaban de atacar a balazos a un funcionario de la Fiscalía General de la República y ver videos de la movilización, que tener el registro de los reportes sobre cualquier hecho delictivo, prácticamente en proceso, que conocen de primera mano las autoridades.

Más allá de los reportes directos con los que cuentan, las autoridades han generado bases de datos y estrategias de seguimiento para ampliar el panorama estadístico de la incidencia delictiva.

Así, cuentan con un reporte diario de homicidios dolosos generados por un equipo interdisciplinario constituido por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Marina  y la Fiscalía General de la República que, incluso, está disponible cada mañana, vía internet (http://www.informeseguridad.cns.gob.mx/)

Antonio González Vázquez ha sido muy puntual en generar un reporte mensual con el seguimiento de esos informes diarios, de los que destaca que de las ejecuciones ahí registradas durante los primeros ocho meses de este año, más de la tercera parte ocurrieron entre julio y agosto.

Se trata de un reporte cuyo “objetivo es proporcionar información para fines de carácter táctico/estratégico. La estadística oficial de incidencia delictiva en México se reporta por el Centro Nacional de Información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP)”.

La aclaración hecha en ese informe diario remite al reporte mensual, donde se registra la incidencia delictiva, entendida como la ocurrencia de delitos registrados en averiguaciones previas iniciadas o carpetas de investigación, reportados –para el caso del Estado de  San Luis Potosí– por las Fiscalía General del Estado al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Las cifras varían entre un reporte y otro, pero la tendencia al alza del número de homicidios no. Es decir, tanto unos datos como los otros tendrían que dar pie a estrategias de contención similares. No obstante, la tendencia de aumento en los homicidios dolosos muestra más bien que poco les ha importado el uso táctico/estratégico de la información, o no han sabido darle ese uso.

Si tienen registro puntual de los hechos delictivos, los sitios y la frecuencia con que ocurren y más detalles que el sentido común indica que con esa información se podrían definir patrones y demás indicadores para acciones de prevención y combate, que los actos delictivos aumenten, además de resultar preocupante, pone en duda la capacidad de respuesta de las instancias de seguridad.

Sobre todo porque se supone que a eso están dedicados y la cabeza, el gobernador Juan Manuel Carreras López, está atento a ese desempeño. No hay que olvidar que el pasado 6 de marzo el presidente Andrés Manuel López Obrador mencionó a Carreras López como el gobernador más constante en las sesiones matutinas de seguridad.

Si tienen registro puntual de los hechos delictivos, los sitios y la frecuencia con que ocurren, en un ejercicio de transparencia y solidaridad con toda la población, podrían generar mapas del Estado y de las zonas urbanas para que, quienes sólo tienen una idea vaga de los lugares donde ocurrieron actos delictivos, tengan posibilidad de transitar con cuidado por esas áreas o evitarlas.

Las estrategias de comunicación relacionadas con la contingencia sanitaria por Covid-19 han mostrado que la autoridad cuenta con datos para generar infografías y mapas para ubicar con precisión los lugares donde se registran situaciones problemáticas, no sólo para el seguimiento necesario, sino también para convocar a la población a una reacción que favorezca la solución.

¿Por qué no incorporar a las estrategias de seguridad mecanismos similares a los aplicados para la contingencia sanitaria, de tal manera que la población no tenga que auto protegerse de oídas por lo que se entera sobre los sitios peligrosos si se le presenta un panorama con datos más precisos?

No sólo sería un acto de transparencia, sino de solidaridad con una población que se siente insegura, como queda constancia encuesta tras encuesta, en las que se da cuenta de que más del 80 por ciento teme ser víctima de algún delito.

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