Entre chistes y alfombras “oculta-responsabilidades”

Por Victoriano Martínez

El titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto Castillo, reveló este viernes investigaciones abiertas en contra del diputado federal Ricardo Gallardo Cardona. Independientemente de los resultados que arrojen, el hecho de que se realicen remite a más expedientes que enfrenta el abierto aspirante a la gubernatura en distintas instancias judiciales.

“Ya empiezan las guerras negras, ya empiezan las denuncias, todo lo que pasa cada tres años ya viene, ya se la saben, es el mismo chiste contado muchas veces, eso es porque están muy preocupados, les vamos a ganar, primeramente Dios”, fue la reacción de Gallardo Cardona a través de un video en su página de Facebook.

Lo cierto es que allanarse al desgastado argumento de las guerras sucias sin exhibir la falsedad de las denuncias que ha enfrentado a lo largo de seis años poco significado tiene, por ejemplo, ante las cuentas bancarias por más de 200 millones de pesos que desde 2015 le tienen congeladas y que, aunque se amparó, no logró rescatarlas por ser el cuerpo de un delito por él cometido.

Al menos así está acreditado en el juicio de amparo 714/2015-II tramitado en el Juzgado Tercero de Distrito y, aunque presentó el recurso de revisión 252/2017, el 12 de abril de 2018 el Tribunal Colegiado confirmó la resolución que mantiene congeladas sus cuentas.

Los juicios y demandas que enfrenta no son chistes de temporada, sino procedimientos prolongados de los que –como en el caso de sus cuentas congeladas– no en todos ha salido bien librado. Incluso el amparo que lo liberó de prisión en 2015 deja abierta la posibilidad de que se le procese por un delito ampliamente descrito en esa resolución.

Tampoco se trata del mismo chiste, sino de una acumulación de diversos actos en los que se le señalan violaciones a distintas disposiciones legales que dan cuenta de un personaje acostumbrado a no respetar el estado de derecho, al extremo de promocionarse con la afirmación “no importa que me sancionen, yo seguiré ayudando”.

En ese caso se trató de una afrenta contra una determinación del Instituto Nacional Electoral (INE) que le ordenó eliminar la publicación en Facebook de promoción personalizada. Una falta de respeto a la autoridad electoral que, en la ley de la materia, es causal de inhabilitación para ser candidato.

Si por una parte se aprovecha del erario para encabezar un reparto discrecional de dádivas para ganar clientela electorera, que adicionalmente pretenda burlarse de la autoridad para ganar popularidad con sus ilegalidades –violaciones constitucionales incluidas– exhiben a un personaje que antepone sus propios intereses por encima del orden social.

Desde 2015 Gallardo Cardona enfrenta denuncias por distintos y variados actos. Unas han avanzado más que otras, pero su proceso ha sido constante. No es que surjan cada tres años, sino que cada tres años el hoy diputado federal se hace la víctima de inexistentes guerras sucias coyunturales para abrirse paso en sus ambiciones por no dejar de medrar del erario.

Sabe que en cualquier momento uno de tantos procesos que enfrenta podría llegar a una etapa en la que lo inhabilitaría para poder ser candidato a cualquier puesto de elección popular y, antes de que pudiera darse el caso, cada tres años tiene que re victimizarse para tratar de evitar que le impidan participar.

Por cierto, hay abogados que consideran que las cuentas congeladas podrían equipararse a una sanción por un delito doloso y, en consecuencia, se podrían tomar como causal de inhabilitación para que pudiera ser candidato a un puesto de elección popular.

Los problemas de Gallardo Cardona no son de guerras sucias, y lo sabe. Pero está convencido de que, para quien no tiene otra alternativa para evadir sus responsabilidades, es la única alfombra que les queda para tratar de ocultar sus culpas.

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