Escándalos sexuales en la política

Hace unos días, explotó en Inglaterra uno de los escándalos sexuales más sonados de los últimos tiempos, involucrando nada más y nada menos que a su primer ministro; pero David Cameron está lejos de ser el único político que ha acaparado titulares gracias a su conducta ‘poco decorosa’ (por llamarlo de alguna manera); de hecho, fueron algunas revelaciones de otros hechos de esta naturaleza, las que nos hicieron abrir los ojos y darnos cuenta de que los servidores públicos son tan humanos como cualquiera y que pueden tener tantos (o más) defectos que el de al lado. Aquí, algunos de los affaires que han sacudido los cimientos de gobiernos y partidos en distintas partes del mundo.

 

 

1) David Cameron y el asunto del cerdito

De acuerdo con una nueva biografía -obviamente no autorizada- de David Cameron, primer ministro del Reino Unido, llamada `Call me Dave´ (escrita por el político conservador Lord Ashcroft y la periodista Isabel Oakeshott), durante un rito de iniciación al grupo de élite Bullingdon Club, en la Universidad de Oxford, el entonces joven estudiante Cameron, tuvo que poner sus partes nobles dentro del hocico de un cerdo muerto (ewwww).

Michael Ashcroft, el autor, alega haberse enterado de la historia porque, según afirma, era alumno de la escuela al mismo tiempo que el primer ministro. Mucha gente no concede credibilidad al bautizado por la prensa inglesa como el pig-gate porque se sabe que Lord Ashcroft  y Cameron son acérrimos enemigos políticos; sin embargo, en este momento histórico, la verdad poco importa, los memes, las bromas y los millones de comentarios en las redes sociales no se hicieron esperar.

A pesar del enorme escándalo que se ha generado, las publicaciones serias han escrito en sus editoriales que no creen que la historia traiga graves consecuencias al político del partido conservador, quien ocupa su actual posición desde 2010.

 

 

2) John Edwards y el affaire Hunter

Después de meses de negar las acusaciones, en agosto de 2008, el entonces candidato a la vicepresidencia de Estados Unidos,John Edwards, casado con Elizabeth Edwards, confesó haber tenido un amorío con la aspirante a actriz convertida en directora de documentales políticos de 42 años Rielle Hunter, a quien el staff del político había contratado para que filmara algunos videos de su campaña.

Para hacer mucho más dramático el asunto, la esposa de Edwards había sido diagnosticada en 2004 con cáncer de mama incurable, y el candidato había negado vehementemente la historia publicada en el tabloide estadounidense The National Enquirer, en la que se aseguraba que era el padre de la hija Hunter, Quinn, y ofreció hacerse una prueba de paternidad.

Aunque no se hizo pública ninguna prueba de ADN y a pesar de que uno de sus empleados aseguró ser el padre de la niña, en 2010, Edwards finalmente aceptó que el verdadero padre era él. En junio de 2011, un jurado de Carolina del Norte hizo a Edwards seis cargos de malversación de fondos de campaña, utilizados para tapar el affaire. Si es encontrado culpable, podría pasar hasta cinco años en la cárcel. Su esposa murió en diciembre de 2010.

 

 

3) Berlusconi, Ruby y `las muchachas´

Silvio Berlusconi bien podría ser llamado `el rey del cinismo´; a pesar de que casi siempre se repetían fuertes rumores sobre su conducta inmoral en su vida privada, el político italiano fue elegido primer ministro por lo menos en tres ocasiones, en un periodo que cubrió desde 1994 hasta 2011.

A medida que el tiempo pasaba, los rumores se hacían más fuertes y las pruebas más irrefutables, e incluían llamadas teléfónicas grabadas y testimonios que aseguraban que en la casa Arcore, en Milán, se celebraban tremendas fiestas a las que asistían docenas de chicas a las que se pagaba por acudir.

Una de esas chicas, Ruby Rompecorazones, cuyo verdadero nombre es Karima El Mahroug, supuestamente tuvo relaciones sexuales con él cuando aún era menor de edad; aunque después ella lo negara en un juicio, diciendo que solamente había acudido a las fiestas y que Berlusconi le había hecho regalos, pero que no había habido sexo.

A pesar de estas declaraciones, Berlusconi fue sentenciado a siete años de prisión por tener relaciones sexuales con una menor de edad; sin embargo, su equipo legal logró revocar la sentencia en 2014.

Otra chica acusó a Il Cavalieri de ofrecerle un puesto en el parlamento europeo. Su esposa, Veronica Lario, inició trámites de divorcio entonces, y declaró: “No puedo seguir con un hombre que frecuenta a menores de edad”, mientras que él se reía y declaraba: “No soy un santo”.

 

 

4) El affaire Profumo

Este escándalo fue descrito por el diario Spectator como “en una categoría distinta a todos los demás” y tanto fue así, que incluso se hizo una película (Scandal, con Joanne Whalley e Ian McKellen, en los papeles principales)  y ¡un musical de Andrew Lloyd Webber! basados en esta historia.

El héroe de la Segunda Guerra Mundial, quien incluso había participado en el Día D, John Profumo, quien en ese entonces -principios de la década de los 60- era ministro de guerra, conoció a la corista Christine Keeler e inició un romance con ella, a pesar de que estaba casado en aquellos entonces con la actriz Valerie Hobson.

Keeler tenía relaciones con distintos hombres, uno de ellos un espía soviético de la KGB llamado Yevgeny Ivanov. En plena Guerra Fría, cuando esto salió a la luz, provocó un escándalo sin precedentes.

Profumo tuvo que renunciar a su cargo y el primer ministro Harold McMillan se vio obligado a hacerlo un año después “por problemas de salud”, el partido tardó muchísimos años en recuperarse de las repercusiones del Affair Profumo, como fue conocido.

Este caso también cambió la forma en que los medios cubrían los escándalos políticos (usualmente corriendo un velo sobre los detalles más jugosos) y terminó con la ilusión de que los políticos -aun los héroes de guerra- son bastiones de la integridad.

 

 

5) Bill Clinton y Mónica Lewinsky

Aunque lo que ocurrió no fue realmente taaaan grave, sí puede alegarse que éste es el más famoso de los escándalos sexuales. Se sabía ya que Bill Clinton, presidente de los Estados Unidos de América desde 1993 y casado con la hoy candidata del partido demócrata a contender por la presidencia, Hillary Clinton, era muy ojo alegre, pero cuando la historia de su affaire con la becaria de la Casa Blanca Monica Lewinsky fue revelada, él la negó vehementemente.

Cuando la evidencia se volvió incontrovertible (incluyendo, como seguramente se recordará, el famoso vestido azul manchado), Clinton tuvo que confesar, lo que provocó el segundo juicio de impugnación de una presidencia en la historia de los Estados Unidos.

El presidente no fue removido de su cargo y sobrevivió al escándalo y a la revelación minuciosa y exhaustiva en la prensa de cada detalle y cada encuentro entre los amantes -incluyendo un episodio bastante shockeante con un puro- pero el caso manchó para siempre el legado de quien de otra forma se habría considerado uno de los más sobresalientes mandatarios del país vecino; además, se convirtió en el hecho por el que más se lo recuerda. Sin embargo, Clinton, quien es sin duda un político muy astuto, ha logrado recuperarse y rescatar su reputación.

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