FCA y FCP acusan apropiación del Estado de la Procesión del Silencio

Antonio González Vázquez

El Gobierno del Estado se apropió de la Procesión del Silencio, acusaron el Frente Ciudadano Anticorrupción y el Frente Cívico Potosino, al criticar que la Arquidiócesis de San Luis Potosí fue incapaz de oponerse a ese avasallamiento en defensa de la fe y devoción de las y los feligreses.

A una semana de que se realice esa expresión cultural y religiosa en su septuagésima edición, a través de un comunicado difundido en redes sociales del FCP, las organizaciones del navismo se pronunciaron en contra de que la administración estatal se haya apropiado de la Procesión del Silencio.

Recuerdan lo dicho por el gobernador José Ricardo Gallardo Cardona el pasado 7 de marzo cuando informó que el evento sería organizado por la Secretaría de Cultura:

“Anunció todo el impulso del gobierno del cambio para que esta tradición histórica se consolide como la de mayor prestigio y mejor organización a nivel mundial”.

En ese sentido, critican que “lejos de favorecerla, simplemente la colocó en el canasto del avasallamiento en el que colecciona todas las actividades de la vida política, social y cultural del Estado, de las que se puede apropiar sin que existan expresiones que defiendan la dignidad de las instituciones y, ahora también, de las tradiciones religiosas”.

Ambos Frentes lamentan que “quienes en lo privado expresan su rechazo a los avasallamientos gallardistas no sean capaces de actuar en consecuencia y, en casos como el de la Procesión del Silencio, no hayan apoyado e impulsado a la Asociación Tradiciones Potosina para proteger la esencia de la ceremonia, cuya principal razón de ser tiene origen en motivos religiosos que, por su naturaleza, están muy lejos de buscar ‘el mayor prestigio’, y mucho menos mundial”.

Luego, hacen referencia a la actitud mostrada en ese contexto por el arzobispo Jorge Alberto Cavazos Arizpe.

“Es de no creerse que el Arzobispado permita que se ofenda de esa manera la fe religiosa que encabeza” y cuestionan: “¿Acaso sus feligreses no merecen que, en su carácter de pastores de su iglesia, el Arzobispado y sus instancias superiores exijan que se les respete su fe?”.

Precisan que el daño que se le hace a la Procesión del Silencio “no tiene que ver con el tamaño de la misma o un (des) prestigio estilo Gallardo, sino que se rompa su carácter de expresión ritual de un sector de la sociedad al que ahora se le busca imponer una apertura que rompe con su sentido original”.

“Tampoco tiene que ver con una frívola e inescrupulosa ambición que se disputa los ingresos de la renta de las sillas que, según Gallardo, se politizó, cuando lo único que hizo al tratar de llevar la discusión a ese terreno fue desviar la atención de lo verdaderamente trascendente porque seguramente ni lo entiende”.

Advierten que la organización de la Procesión del Silencio, con el aval de grupos empresariales, la Arquidiócesis y cofradías, “quedó expuesto el grado de sumisión de los sectores involucrados”.

“Sepultó la dignidad de la Procesión del Silencio con un leve repique responsorial que parafrasea la consigna que abrió el camino a la caída de Gonzalo N. Santos porque hoy abre el camino a un nuevo cacicazgo: el avasallamiento caciquil podrá avanzar tanto la sumisión sin dignidad se lo permita”, concluyen.

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