Fenapo, el nuevo asedio blando contra Matehuala

Abelardo Medellín Pérez

Cuando una fuerza política en el poder intenta anexar, apropiarse o intervenir un territorio que le interesa, pero luego falla en su intento, es muy raro que abandone sus pretensiones de invadir dicho territorio, lo que suele pasar, es que la fuerza invasora se repliega, espera un momento de calma y entonces inicia un asedio blando. Obtiene control sobre el territorio que quería, sí, pero ya no por la fuerza, sino a través de la diplomacia, la cultura o, incluso, un “beneficio” que la población receptora no pueda rechazar.

Históricamente hay diversos ejemplos.

Rusia intentó anexar a Finlandia entre el siglo XIX y el XX por la fuerza, no lo lograron y procedieron a una integración gradual con cambios administrativos e intervención cultural; tras un intento fallido de empresarios estadounidenses para anexar Hawái en 1893, el vecino del norte presionó económicamente a la isla y procedió con migración masiva de ciudadanos americanos y cooptación de élites locales; algo similar pasó con Alemania, quien intentó anexar a Checoslovaquia en 1938por la fuerza y al no lograrlo, utilizó la vía diplomática (el tratado de Múnich) y se apalancó de minorías alemanas en el sitio para finalmente ocuparla en 1939.

Todos estos con ejemplos de cómo, cuando la fuerza fallas, la suave intervención paulatina a través de la vida pública, puede ayudar a desestabilizar y preparar el terreno para la eventual invasión política. Sin embargo, cuando se trata de asedios, la escala no define al instrumento, y esta estrategia aplica tanto para conflictos internacionales, como para disputas subnacionales y regionales.

En esta condición, se encuentra actualmente el municipio de Matehuala, población del altiplano potosino que durante gran parte del actual sexenio ha sido asediada por violentas intervenciones políticas dirigidas por el Gobierno del Estado de San Luis Potosí.

Esta semana el alcalde de Matehuala, Raúl Ortega Rodríguez, visitó la capital potosina para reunirse con dos personajes de la administración estatal; en primer lugar, con el gobernador potosino Ricardo Gallardo Cardona (la obligada reunión para besar manos y recibir órdenes), y en segundo lugar, con Fernando Rojo, Presidente de la Feria Nacional Potosina (Fenapo).

La visita, por lo inespecífico de sus razones, pero lo obvio de sus prioridades, deja ver que el alcalde matehualense vino a recibir instrucciones de cómo ayudará a cumplir con la promesa que el gobernador hizo en junio pasado: integrar a Matehuala a una “red de Ferias”, en la que el patronato de la Fenapo le ayude a organizar la Feria regional, con recursos estatales (económicos, humanos y discursivos).

Sin embargo, llama la atención que la reunión disimula el hecho que, desde el 2021, el gobernador Gallardo Cardona le tiene un agrio rencor a Matehuala por la sencilla razón de que, su movimiento cristalizado en el Partido Verde Ecologista de México, no ha podido ganar una elección para el ayuntamiento de este municipio.

En 2021, cuando el gobernador llegó con el Verde, perdió ante el PAN y en 2024, cuando la Gallardía ya había consolidado su poderío en la gran mayoría de los cargos del estado, sorpresa, el PVEM volvió a perder la presidencia camelense contra el blanquiazul.

Durante el pasado trienio, Gallardo Cardona nunca ocultó su disgustó por el ayuntamiento matehualense, a tal grado, que la administración estatal y la operación directa del gobierno mantuvieron un asedio al municipio, mismo que recibió golpes políticos como: la detención del director de la Policía Municipal en abril de 2023; la critica del gobernador contra las fuerzas municipales de Matehuala, en mayo de ese mismo año; la detención del alcalde Iván Estrada en noviembre de 2023 (un año antes de terminar su periodo y cuando estaba en tiempo para operar una reelección); la detención del oficial mayor del ayuntamiento en febrero del 2024, y la detención de cinco elementos de la Policía Municipal tras una inspección sorpresa en agosto de 2024.

Aún con toda la presión que puso el Estado contra el ayuntamiento, la estrategia se desfondó y el año pasado el PVEM volvió a perder la presidencia de la Ciudad de las Camelias.

Eso cierra el capítulo de la intervención violentamente fracasada; no importa que hayan tenido operadores, candidatos con dinero propio para desperdiciar en una campaña infructífera o incluso que hayan sumado al alcalde interino, ex panista, a sus filas. El intento por obtener el territorio más poblado del altiplano falló y es entonces cuando el gobierno entiende: si los cuadros por sí solos no pueden ganar aún con las presiones externas, el gobernador necesita instalar una sucursal de su imagen personal en Matehuala.

Eso es la Fenapo. Una costosa, obscena y burda sucursal del ego que Gallardo Cardona puede imponer en un territorio, con la promesa de que que habrá continuidad de espectáculos, en tanto su familia y su grupo gobiernen. Un movimiento desesperado, sí, pero que pretende solucionar lo que los cuadros del Partido Verde no han podido resolver en este tiempo.

En Matehuala hay tantos perfiles del PVEM interesados en competir por la alcaldía rumbo al 2027, que ni siquiera se ponen de acuerdo por el protagonismo. Hoy en día, el PVEM no tiene claro quien será su candidato en esta demarcación, pero aún, no tiene Comité Municipal en Matehuala, ¡uno de los cinco municipios más poblados del Estado y no tienen la entidad mínima de organización partidista!

Tienen casi una decena de interesados Verdes en la candidatura por la alcaldía y un aparato de operadores políticos en las colonias (que condicionan apoyos sociales a la afiliación), pero no tiene comité.

Ante ese vacío de control y disciplina, muy probablemente la Gallardía advirtió que, antes de nombrar un ungido, necesitan infundir en los matehualenses la admiración por el gobernador, con la que ya se ha infectado a otras poblaciones avasalladas.

Porque lo importante no es administrar los beneficios para la gente, es administrar a la gente como un beneficio y controlar el monopolio de la popularidad; ¿ningún matehualense pudo aprovechar la popularidad de la marca Verde?, no hay problema, el gobernador es experto en instrumentalizar esos vacíos de protagonismo y tomar la batuta del “candidato carismático”.

El hecho de que el gobierno esté presionando con fuerza por celebrar un escaparate de propaganda Verde, en lugar de fortalecer o respaldar a un perfil matehualense que quiera competir en el 2027 con las siglas del Partido, deja claro que la Gallardía, en este momento, no confía en ninguno de sus cuadros locales.

No importa si coordinan apoyos sociales, son diputados locales, eran regidores o están resentidos por las campañas fracasadas. La Gallardía no confía en ellos. Creen que es más rentable colgar pendones verdes en la entrada de la Feria, que apoyar a uno de los suyos.

Si yo fuera uno de los ilusionados, saltaría del barco en este momento, porque quizá, así como hicieron en 2024, el PVEM terminé por poner de candidato a quien comprometa más recursos para la campaña de los de arriba. Eso es un perder-perder. Pierdes dinero y pierdes la alcaldía, y si no me creen, pregunten a Alejandro Segovia y a Tomás Zavala.

El otro problema que trae consigo la llegada de la Fenapo es que, en Matehuala hace años se ruega por una buena Feria que impulse el comercio, pero en el patronato de Rojo Ocejo solo se promueven los negocios… de la Gallardía.

En la edición 2025 de la Feria Nacional Potosina, se dio a conocer, tanto por los comerciantes como por el propio presidente de la Fenapo, que el patronato controlaba la venta de agua embotellada, de desechables e incluso del hielo; por si fuera poco, se obligó a bares, antros y otros negocios de comida a vender la marca de licor de la familia del gobernador y se les prohibió vender alguna otra.

Con esos antecedentes, no debería de extrañarnos si en diciembre próximo, vemos que los bares de la Feria Regional de Matehuala se llenan de botellas de “Ron Potosí”, que puestos venden aguas de más de 40 pesos y que los comerciantes tiene que pasar a una cabina especial para comprar los desechables oficiales del Patronato (y por consecuencia deben vender sus productos más caros).

Matehuala tiene sus propias marcas, negocios y franquicias, tan arraigados en la economía del municipio que durante años bastaron para impedir, indirectamente, la llegada de franquicias externas que, en calidad y propuesta, poco se aproximaban a la oferte de los negocios locales. Y ahora esos negocios, se enfrentarán con un nuevo esquema de control dirigido desde el ejecutivo del Estado, este es peor, no solo buscan dinero, buscan sumisión.

Eso no es promoción del comercio, es extorsión disfrazada de “apoyo institucional”.

Al gobernador, jamás le ha importado lo que necesita Matehuala, cuatro años de rencor político lo demuestran; a Gallardo Cardona lo único que le importa es cuánto beneficio puede sacar de una población, y como no recibió ningún dividendo en las urnas, ahora quiere ver qué tanto puede sacar a una Feria bajo su gestión directa.

Esto es algo que como matehualenses debemos recordar: no estamos dejando entrar la Feria, estamos abriendo la puerta a la propaganda adelantada, la promoción personalista, los negocios e intereses particulares de un político y, ante todo, a un nuevo asedio de la Gallardía, solo que esta vez, es un asedio blando.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es jefe de información de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.