Fosas comunes, el ‘albergue’ de miles de ejecutados en las 32 entidades federativas

 

Ciudad de México (03 de noviembre de 2016).- Mientras millones de personas recordaron y honraron formalmente en camposantos del país a sus familiares que se nos “adelantaron en el viaje sin retorno”, miles de cadáveres, entre los que figuran los de miles de mujeres, permanecen olvidados en fosas comunes de diversos cementerios de las 32 entidades federativas. Se trata, la mayoría de las veces, de personas que fueron asesinadas por empresas de la delincuencia organizada y ocasional, vinculadas particularmente al tráfico de drogas y personas con fines de explotación sexual y laboral.

“Indudablemente fueron inhumadas con más pena que gloria y es sumamente raro que alguien se apiade de ellos, eleven una oración y pidan por el eterno descanso de esos pobres seres humanos, que en realidad solo son para el común de la sociedad un muerto más, una fría y tétrica estadística, la que igual sirve a las autoridades para llevar el conteo de víctimas fatales, dejadas por la sórdida y cruenta lucha entre delincuentes de toda laya por alcanzar la supremacía en todos y cada uno de sus rubros”, exponen autoridades de los tres niveles de gobierno.

Defensores de derechos humanos, estudiosos de la problemática, religiosos y penalistas coinciden en calificar como “lastimoso, inhumano, penoso” e incluso “alucinante”el hecho de que anualmente miles de cuerpos de personas de todas las edades y sexos vayan a parar a la fosa común de panteones civiles y otros cementerios, particularmente los de los estados de Chihuahua, Tamaulipas, Nuevo León, Durango, Sinaloa, Sonora, Guerrero, Michoacán y el Distrito Federal, al que en repetidas ocasiones traen los cuerpos “desconocidos” a efecto de practicarles pruebas que en su momento podrían llevar a su identificación.

Expertos en la materia estiman que decenas de miles de las víctimas mortales dejadas por sicarios, las que seguramente soñaron con la obtención de fortunas que les permitirían acceder a joyas, autos de lujo, bellas mujeres, residencias y poder, terminan en el fondo de gélidas y abandonadas fosas comunes del país. No tienen quien les llore, mucho menos ponga veladoras, alguna flor o rece por el descanso eterno de sus almas las que se estima se perdieron”, puntualizan servidores y ex servidores públicos federales allegados a los hechos.

Asimismo, se comprobó que varios de los ejecutados por los “comandos de la muerte” permanecen en anfiteatros e instalaciones de los Servicios Médicos Forenses en espera, si es que así se le puede llamar, de que alguien, algún familiar, algún amigo, les identifique y con ello sus cuerpos entregados para que se les sepulte en una fosa en la que lleven inscrito su nombre, sus generales y alguien pueda llevarles flores, una veladora y rezar por su descanso eterno, particularmente en estos días, en los días de muertos”, refieren fiscales federales y del fuero común, entrevistados respecto del particular.

Fuente: Uno Más Uno. (Por Roberto Meléndez)

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