Fotógrafos de prensa: Isaías Pruneda

Por Fabiola Juárez, colaboración especial

Detrás de las imágenes que se publican en los diarios se encuentran las historias personales de los reporteros gráficos que hacen de su profesión un estilo de vida. Isaías Benjamín Pruneda fue un apasionado de la fotografía. Con su lente buscó las escenas críticas del San Luis Potosí de los años 70 y 80. Su amor por la lente es recordada por su compañera de toda la vida, hijos y su nieta a un año de su fallecimiento.

María Elena Medina, su viuda, recuerda que lo conoció en el Barrio de San Sebastián. Isaías tenía 28 años y trabajaba en un laboratorio fotográfico ubicado en la calle de Arteaga. Después de más de un año de pretenderla, ambos decidieron estar juntos y se casaron el 16 de julio de 1968. En ese entonces él trabajaba como fotógrafo de bodas. Fue uno de los miembros fundadores de la Asociación de Fotógrafos que cubrían los eventos sociales de los templos en el primer cuadro de la ciudad.

La mirada de Isaías Pruneda fue publicada en los periódicos La Tribuna, El Heraldo (1977), La Opinión y por último en Momento (1984), donde hizo equipo con otros fotógrafos de prensa como Felipe Zapata y Antonio Ávalos. “Mi papá buscaba fotografías críticas, donde se retrataban las injusticias”, así es como Antonio Pruneda Medina, describe el trabajo de su padre.

Antonio fue primer hijo del matrimonio Pruneda Medina. Él heredó la profesión y durante 12 años laboró en el periódico Momento. Isaías Pruneda le enseñó a Antonio los secretos del cuarto oscuro. Inició como su ayudante en los laboratorios del periódico El Heraldo, para después integrarse a las filas del periódico Momento como reportero gráfico.

Sus hijas y su viuda mencionaron que era una persona que señalaba injusticias y siempre le decía “no se dejen comprar por una limosna”. María del Carmen Pruneda Medina aún recuerda el orgullo que ella sentía al ver las fotos de su papá en los diarios. “Él nunca estaba en casa, siempre en el trabajo, fue un papá estricto con nosotras y siempre nos alertó de que el mundo era peligroso”.

“A todos sus nietos intentó hacerlos fotógrafos, él siempre traía su cámara y en las reuniones familiares era foto tras foto”, narra María Elena mientras repasa un viejo álbum familiar, donde todas las imágenes fueron tomadas por Isaís Benjamín.

Mientras Antonio mostraba las fotografías del recuerdo, donde su padre posaba con sus colegas, contaba con emoción como cubrían las movilizaciones sociales del doctor Salvador Nava (1962-1963). “Mi papá tenía una cicatriz, una vez los soldados entraron la laboratorio, le dieron un cachazo y se llevaron el material”, a eso se le suman los enfrentamientos de la salida de Fausto Zapata de la gubernatura (1991) y la quema de camiones por parte de la Federación Universitaria.

Con la nostalgia por la épocas pasadas, la misma que se siente al ver fotografías en blanco y negro, Antonio Pruneda mencionó “antes se luchaba contra las injusticias, en los periódicos se nos pedía escribir la verdad y con veracidad… en aquellos años si nos sentíamos como el cuarto poder”.

Durante su pasó por la prensa, Isaías Pruneda, cubrió la sección de locales, giras políticas y nota roja. En 1983 ganó el Premio Estatal de Periodismo, reconocimiento que le fue entregado por manos del entonces gobernador Carlos Jongitud Barrios. Dos pérdidas importantes en su familia menguaron su salud y ánimos. Tras el asesinato de su hermano, en 1989, sufrió un infarto y se retiró del medio.

Por varios años más Isaías continúo como fotógrafo de las iglesias y a ser un abuelo amoroso. Juana Pruneda, una de sus nietas, lo guarda en su mente con un inmenso cariño, “podía pasar horas contando las historias de todo lo que vio… mi abuelo retrató a muchas personas e injusticias, por eso queremos que se le recuerde”.

El 25 de marzo de 2017, tras pasar meses en cama, Isaías Benjamín Pruneda, falleció a los 78 años de edad. Él formó parte de los primeros fotógrafos de prensa de San Luis Potosí. “Don Chayo” también fue boxeador amateur y cronista visual de la peregrinación a San Juan de los Lagos.

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