Por Victoriano Martínez
La prohibición del fracking en México no sólo fue un compromiso del ex presidente Andrés Manuel López Obrador, sino que fue una iniciativa de reforma constitucional incluida en el paquete de 20 que presentó el 5 de febrero de 2024 y, en consecuencia, forma parte de las reformas por las que votaron los 36 millones de mexicanos que eligieron a Claudia Sheinbaum Pardo.
La iniciativa de modificación al artículo 27 constitucional incluyó un párrafo séptimo con la prohibición “no se otorgarán contratos ni se realizará ningún otro acto administrativo que permita la extracción de hidrocarburos líquidos y gaseosos en yacimientos petroleros no convencionales mediante fracking o fracturamiento hidráulico”, con un siguiente párrafo que la reforzaba:
“…las leyes sancionarán a aquellas personas que realicen la exploración, explotación, beneficio, uso o aprovechamiento de minerales, metales o metaloides en minería a cielo abierto y la extracción de hidrocarburos líquidos y gaseosos en yacimientos petroleros no convencionales mediante fracking o fracturamiento hidráulico”.
Se trata de una reforma constitucional de aquel paquete que se convirtió en bandera de la campaña electoral, pero que no corrió con la misma suerte que la de otras materias, como por ejemplo la reforma judicial. Hoy ya no sólo se trata de un pendiente, sino de un sospechoso retraso, sino es que congelamiento, con miras al posible resurgimiento del riesgo de aplicación del fracking.
Al menos así ha sido interpretado por organizaciones civiles y autoridades comunitarias de la zona Huasteca y movimientos del ámbito nacional como la Alianza Contra el Fracking (ACF) que ven en el Plan Estratégico para el fortalecimiento de Petróleos Mexicanos 2025-2035 un riesgo porque se han detectado perforaciones sin restricción de profundidad que representan un indicio claro de la intención de identificar y explotar volúmenes de gas y petróleo con posibilidad de usar esa técnica.
Aunque en las 115 páginas del Plan Estratégico de PEMEX no se menciona la palabra fracking ni la expresión “fracturamiento hidráulico”, la ACF advirtió en un comunicado que existen referencias eufemísticas sobre el uso de esa técnica de exploración
“El lenguaje técnico del plan está cuidadosamente diseñado para evitar la palabra prohibida: “fracking”. En su lugar, se habla de “yacimientos de geología compleja”, “nuevos esquemas de extracción” y “plays no convencionales”, en clara referencia a formaciones que requieren fracturación hidráulica”, señalan en su boletín.
De esos tres términos mencionados, el que más aparece en el documento de PEMEX es “yacimientos de geología compleja” con 15 ocasiones, en tanto que los otros dos (“nuevos esquemas de extracción” y “plays no convencionales”) sólo aparecen una vez cada uno.
El primero como parte de las líneas de acción de la estrategia operativa de exploración y extracción y de un análisis de áreas que complementen y refuercen la cartera de oportunidades exploratorias para asegurar la renovación constante de las reservas.
“Otra línea de acción de la estrategia exploratoria es retomar la evaluación de nuevos esquemas de extracción de gas y aceite (geología compleja), mismos que tienen un importante potencial para apuntalar el perfil de producción de PEMEX”, dice el documento.
La tercera expresión señalada por la ACF aparece luego de que se señala de manera prospectiva una estimación oficial arroja un volumen de 113 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente.
“De ese total, el 57% se encuentra en plays no convencionales y el 21% en el Golfo de México. Esto representa una oportunidad para elevar las reservas y contribuir a revertir la caída de la producción nacional”.
De acuerdo con la ACF, tras esos tres conceptos se esconde la intención de aplicar el fracking, además de que “el documento elude toda referencia a los derechos a saber y participar de las comunidades afectadas por estas decisiones”.
No obstante, en el documento de PEMEX se afirma que “se promueve la participación activa de las comunidades locales, asegurando que los beneficios derivados se reflejen de manera tangible en dichas poblaciones. Paralelamente, se implementan estrictos estándares de seguridad y se adoptan medidas para minimizar cualquier impacto ambiental asociado a las operaciones”.
Que no se haya aprobado la reforma contra el fracking, que activistas contra esa técnica hayan detectado perforaciones exploratorias presuntamente sin restricción de profundidad y el uso de términos relacionados con esa práctica en el Plan Estratégico de PEMEX dejan en la incertidumbre si se aplicará o no esa tecnología.
Ante la duda, más vale prevenir y resulta plenamente justificada la movilización que comenzaron organizaciones civiles y autoridades comunitarias de la zona Huasteca, incluso con protestas frente al Palacio de Gobierno, en tanto que es muy necesaria no sólo una aclaración, sino la definición de una postura clara por parte Sheinbaum Pardo en cuanto a la prohibición o no del fracking.