María Ruiz
El alcalde de San Luis Potosí, Enrique Galindo Ceballos, aseguró que su gobierno mantiene una política de diálogo abierto con el sector restaurantero y del entretenimiento, pero también reconoció que muchas de las clausuras contra antros, bares y restaurantes responden a un incumplimiento básico: operar sin documentación alguna.
Lo anterior respuesta a los señalamientos del presidente de la Asociación de Empresarios del Entretenimiento y Restauración Alimentaria, Roberto Arturo Pinto Madrid, quien cuestionó que las clausuras de estos establecimientos no resuelven los problemas de inseguridad en sus alrededores.
“Hay un gran diálogo con él, incluso tenemos mesas de trabajo para la relocalización de Los Santos”, sostuvo Galindo al insistir en que no se trata de una persecución contra los centros de entretenimiento, pero sí de una exigencia mínima: regularizar su situación legal.
La postura del edil responde directamente a la inquietud del sector empresarial, que ha manifestado su preocupación por el uso de clausuras como una medida que consideran poco efectiva para atender la inseguridad en zonas de alta concentración de bares y antros.
Galindo además aseguró que su administración también apuesta por lo preventivo, pero el cumplimiento de las normas es ineludible.
“Nosotros le decimos que estamos listos para hacer cualquier acción preventiva, pero que él también nos ayude con el gremio a que cumplan”.
En este contexto, reveló que al inicio de su administración apenas se tenían entre 10 y 12 mil negocios formalmente registrados, pese a que en la ciudad operan cerca de 30 mil. A la fecha, se ha avanzado a más de 20 mil registros, aunque aún persisten casos preocupantes.
“Lamentablemente nos hemos encontrado negocios muy establecidos que no tienen un solo documento. Me refiero a farmacias de cadena, centros comerciales, plazas completas sin licencia de funcionamiento”.
Entre las fallas más comunes detectadas por el Gobierno Municipal en los establecimientos clausurados están operar fuera de horario, volúmenes excesivos de sonido, y en general, no contar con permisos vigentes.
“Un antro es de música, sí, pero los vecinos qué culpa tienen”, señaló Galindo.