Antonio González Vázquez
En plena campaña de proselitismo, Ricardo Gallardo Cardona ha sufrido un revés que a todas luces debe ser del todo desmoralizador. Vaya a saberse qué viene, pero igual tras palo legal, palo electoral.
No se puede calificar de otro modo sino de fracaso la negativa de amparo al candidato a diputado federal por el II distrito con cabecera en su feudo que es Soledad.
Definitivamente no es la mejor forma de andar en campaña bajo una cierta sombra de sospecha que no lo deja.
Una cosa es más que cierta: el proceso legal de 2015 que lo llevó durante once meses a la cárcel no es aun capítulo cerrado. Es más bien, un recordatorio contumaz de que lo que necesita es fuero.
Pero para que Gallardo Cardona tenga ese necesario fuero, primero debe ganar las elecciones del primero de julio.
El fuero aun está muy lejos, a unos meses de distancia y a toneladas de incertidumbre encima.
Es paradoja, pero Gallardo Cardona antes de ser registrado candidato al proceso 2018 lo primero que hizo fue promover un amparo. Ahora, unas semanas después de la campaña, ésta ha dado de que hablar solo por dos razones.
Primero por no promover la candidatura presidencial de Ricardo Anaya porque a la Gallardía solo les interesan los cargos del Senado para abajo y, ahora, porque la justicia federal le cerró la puerta en las narices.
De este modo, las cuentas bancarias que le congelaron desde que lo apresaron, continuarán congeladas. 22 cuentas bancarias que no están disponibles para el candidato. Hay quienes en toda la vida no van más allá de una cuenta bancaria de débito pero el candidato en unos años poseyó 22 cuentas en bancos.
En ese contexto de incertidumbre para la Gallardía, arrancan campaña por la reelección este domingo. Gallardo Juárez en la explanada Ponciano Arriaga donde habrá tambora y mucha música.
Y también, muchos, pero muchos acarreados.
