Gallardo une a todos en su contra

Antonio González Vázquez

Todos unidos contra “El Pollo”, es la premisa que marcó los primeros días de las campañas por la gubernatura.

El ímpetu contra José Ricardo Gallardo Cardona, se expresó desde una noción que empieza a tomar forma de certeza: que se alce con el triunfo el 6 de junio.

“Indeseable”, “impresentable”, “pillo”, “delincuente”, “corrupto” y “criminal”, son algunos de los adjetivos que desde la clase política le han venido endilgando desde hace años.

“Es un peligro para San Luis Potosí”, se ha advertido constantemente. “La gallardía es una mafia”, es otra definición punzante que se ha vuelto común.

Algunos medios de comunicación han difundido noticias, reportajes, entrevistas, artículos y columnas, donde se ha documentado y opinado sobre la presunción de actos ilícitos del ahora candidato a gobernador.

Hace ya más una década que “La Gallardía” se hizo del gobierno municipal de Soledad de Graciano Sánchez, de ahí brincó a la capital del estado y luego alcanzó posiciones en el Senado y en la Cámara Baja. Ese avance en el terreno político, fue de la mano del presunto “enriquecimiento ilícito” de Gallardo padre e hijo.

Desde entonces, se empezó a construir la leyenda negra que rodea a ese grupo, que ahora tiene al borde de un ataque de nervios a una clase política azorada.

Por el lado político, a Gallardo Cardona se le atribuye ser “demagogo” y “populista”, de ganarse la simpatía de la gente gracias a los regalos y prebendas, la compra de voluntades, el oportunismo de coyuntura según el interés que mejor convenga, el uso de recursos con fines asistencialistas, entre otros elementos.

La carga negativa que se desprende de su perfil tendría que provocar, según sus adversarios, el rechazo generalizado, así, sin cortapisas.

Pero resulta lo contrario.

Desde que el proceso electoral 2021 empezó a calentarse el año pasado,  todos los factores negativos de Gallardo Carmona se pusieron una y otra vez en la discusión política. Luego, en la etapa preelectoral, sucedió lo mismo y ahora en plena campaña, se mantiene.

No obstante, se percibe que la campaña de Gallardo es la que ha empezado por delante y mantiene el impulso que ya traía, esto, sin menoscabo de la forma o el cómo lo hace, si son acarreados o no, si reúne auditorios a modo, si ofrecen regalos y alimentos. Como sea, lleva gente y atrae la atención.

Mientras otros candidatos empezaron de cero el pasado 5 de marzo, Gallardo traía ya años de “trabajo” a su favor. Puede ser que la autoridad electoral debió hacer algo en su momento, pero no lo hizo.

Incluso, se podrá especular que las autoridades ministeriales, tanto locales como federales pudieron hacer algo respecto de las denuncias e investigaciones en su contra, pero no lo hicieron.

O no hay materia o no quieren hacer nada.

Lo que es ahora, es que Gallardo Cardona ha logrado captar una intención del voto que no se llegó a calibrar porque se pensaba que, como es un criminal, en cualquier momento lo detienen y lo inhabilitan. Ahora no ocurrió lo de hace seis años.

Si bien es cierto que las encuestas son tan solo un retrato del momento en un período electoral y que esa imagen se puede modificar en el día a día, los mismos sondeos que antes tenían a Morena en la delantera, tienen ahora al Verde al frente.

Es factible que esos ejercicios demoscópicos sean pagados por el propio Gallardo, pues las encuestas son una estrategia que utilizan todos los partidos y candidatos; nadie paga una para ubicarse en último lugar.

Paradójicamente, lo que da sentido a la certeza de que Gallardo sí está avanzando, es la serie de pronunciamientos que vienen realizando sus adversarios.

Marko Cortés, presidente nacional del PAN, hizo dos pronunciamientos directos que revelan la preocupación que despierta Gallardo: “No se permitirá que la delincuencia de los Gallardo llegue a San Luis”, dijo tras el registro de Octavio Pedroza como candidato de “Sí por San Luis”; luego, el 5 de marzo, en el arranque de campaña, reiteró: “no vamos a permitir que el Gallardismo criminal entre a San Luis Potosí”.

Cuando en “La mañanera” del pasado viernes, el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó un reporte sobre los candidatos que han solicitado protección policíaca, sorpresivamente mencionó a Mónica Liliana Rangel Martínez, candidata de Morena al gobierno de San Luis Potosí, quien había sido amenazada.

Aunque no se dio detalle del origen de esas amenazas, en ese momento, de manera natural, hubo que voltear a ver a las huestes de Gallardo Cardona. Alejandro Rojas Díaz Durán, cuasi vocero ante medios de Mónica Rangel y Xavier Nava en el tema de Gallardo, no ha cejado en su arenga contra “La Gallardía” a la que ha puesto todos los epítetos más negros posibles.

Es decir, si Ricardo Gallardo fuera un candidato débil y sin futuro, luego entonces no merecería que se ocupen de él en el PRIANRD ni en Morena.

Hace unos días, diputados federales y senadores del PVEM y PT, publicaron un desplegado en la prensa nacional en el que emplazaron al gobernador, Juan Manuel Carreras López “a evitar caer en la tentación de criminalizar a los contendientes usando el aparato de procuración de justicia para intimidar, amagar o frenar las legitimas aspiraciones de nuestros candidatos”.

Luce muy remota la posibilidad de que un juez, a solicitud de la Fiscalía General de la República o la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, de aquí al 6 de junio, obsequie órdenes de aprehensión contra Gallardo Cardona.

Lo cierto en estos momentos, es que la contienda entre tres, es decir, Rangel, Pedroza y Gallardo, no tiene pronóstico firme aunque apunta a una elección cerrada, en cuyo caso, las campañas de Mónica Rangel y Octavio Pedroza tendrían que despuntar y ofrecer algo más de lo que se ha visto en los primeros días de campaña.

En ese sentido, vale recordar el punto de vista que el analista Eduardo Martínez Benavente, ofreció en una nota informativa de Astrolabio Digital: habló de que los candidatos deben cargar baterías contra Gallardo, pero que tenían que empezar por dejar de pelearse entre sí mismos.

La baja calidad de las campañas de los partidos que postulan a Rangel y Pedroza, tendrían mucho más atractivas para una ciudadanía que tiene en la mente muchas cosas y de éstas, la menos importante es el proceso electoral.

Apelar a esa leyenda negra de Gallardo, como único instrumento de campaña es del todo insuficiente, incluso da la idea de que lo fortalece.

 

 

 

 

 

 

 

Redes Sociales

Noticias por WhatsApp

Recibe nuestras notas directo en tu WhatsApp

Notas Relacionadas

Más Vistas

Skip to content