¿Hasta dónde alcanza el trabajo sucio que el CEEPAC le hace a la gallardía?

Por Victoriano Martínez

¿Qué tan convencidos estuvieron las cuatro consejeras y los tres consejeros electorales al aprobar la propuesta de reformas para que el 2027, a chaleco, sólo pueda haber candidatas mujeres a la gubernatura? Lo suficientemente convencidos como el grado de sumisión al Ejecutivo y la renuncia a su autonomía para representar los intereses de la ciudadanía.

Cuando menos dos indicios quedaron de que tuvieron la intención de no verse tan abiertamente como mero instrumento del gobernador Ricardo Gallardo Cardona, aunque más por entre cuidar y simular las formas que porque aún tuvieron alguna pizca de dignidad como consejeros ciudadanos.

El primero se dio en el comunicado oficial sobre el resultado de la sesión del pasado 5 de diciembre, en el que luego de enumerar cinco puntos como destacados de su propuesta, en los que no incluían el tema de la paridad de género, le dedican sólo 58 de las 328 palabras del boletín de prensa a ese tema:

“La iniciativa presenta un fortalecimiento sustantivo del principio de paridad: Alternancia obligatoria en la candidatura a la gubernatura según el género registrado en la elección previa; Integraciones paritarias en ayuntamientos, incluidas presidencias municipales; Armonización de la Comisión de Género con principios de igualdad y no discriminación; y facultades del CEEPAC para rechazar registros que incumplan con la paridad”.

El comunicado menciona como condición de alternancia “según el género registrado en la elección previa”, lo que representaría que para el caso de la siguiente elección de gobernador se tendría que considerar que Morena, al haber postulado a una mujer como candidata en el 2021, debería postular en 2027 a un hombre.

Esa condición de alternancia la mantienen los consejeros en su propuesta de modificación al artículo 36 de la Constitución Política del Estado que se plantea en su iniciativa (página 62) en los siguientes términos:

“Los partidos políticos que participen en los procesos electorales locales observarán la alternancia de género en la postulación para el cargo de Gobernador o Gobernadora considerando el género de la persona registrada en la elección inmediata anterior”.

También la mantienen en la redacción que proponen para el artículo 265 de la Ley Electoral del Estado (página 72) en términos muy similares:

“Para garantizar el cumplimiento del principio de paridad de género en la postulación de Gobernador o Gobernadora, los partidos políticos y coaliciones deberán observar la alternancia de género en las solicitudes de registro, considerando el género de la candidatura registrada en la elección inmediata anterior”.

Establecida así la alternancia de las candidaturas a la gubernatura, colocaría a Morena como el partido que a partir de 2027 participaría en la elección con candidato o candidata siempre distinto al de sus opositores y a los electores en la posibilidad de elegir entre alguna de las personas aspirantes de un género o la del otro género.

Podría considerarse una sumisión de los consejeros electorales muy perversa: esa condición posible para la alternancia en las postulaciones mataría dos pájaros de un tiro. De un lado, garantizaría la postulación de Ruth González Silva por el PVEM, en tanto que por el otro le cerraría a Rosa Isela Rodríguez, secretaria de Gobernación, poder ser candidata de Morena.

Una perversidad que los propios consejeros electorales invalidan al incluir un segundo artículo transitorio (página 77) que anula esa parte de la redacción de los artículos 36 constitucional y 265 de la ley al “liberar” a Morena de la aplicación de esa condición de alternancia:

“Para el proceso electoral local ordinario 2027, los partidos políticos, coaliciones y candidaturas independientes únicamente podrán registrar candidaturas de mujeres para la titularidad de la Gubernatura del Estado”.

O los consejeros electorales no quisieron verse tan perversos con ese tiro doble, o con ese transitorio dejan esa parte de la jugada a los diputados, otros sumisos del gobernador, a quienes les bastaría eliminarlo para que Morena tuviera que postular a un hombre como candidato a gobernador.

Tan burdas suelen ser las jugadas electoreras, que hasta eso entra en el terreno de lo posible.