Historias paralelas: Las dos capitales políticas de San Luis Potosí

Octavio César Mendoza

En los antiguos pasillos de la historia potosina se rumoraba que Félix Dauajare, ese inmenso Poeta que algunos tuvimos la fortuna de conocer, fue quien escribió las memorias de Gonzalo N. Santos, primero caudillo y luego acérrimo enemigo de la democracia. No sorprendería que un Poeta haya tomado tal encomienda, y debiese disfrazar toda su enorme sapiencia acerca de los poetas griegos y romanos acerca de los cuales conversábamos, a fin de narrar parte de la historia de nuestros mitos fundacionales. El destino de los Poetas como cronistas de su tiempo suele ser irrenunciable, y eso los coloca fuera del alcance del juicio simplón de los mortales.

Toda sociedad requiere de héroes y villanos para mantener el equilibrio entre la indignación y la rebeldía, y el Maestro Dauajare lo sabía. Paseando junto a él en los jardines de la “Casa de la Cultura”, luego renombrada en el sexenio de Marcelo de los Santos como Museo Francisco Cossío, el Poeta me confesó que intervino en la redacción de tales memorias “con algunas correcciones meramente de estilo”, no por el afecto hacia quien sirvió como Secretario Particular, sino por agradecimiento a quien lo haría Presidente Municipal. De tal tamaño eran la confianza y la recompensa. Si lo que dijo es verdad o no, se puede incluir en el mismo anecdotario “Santista”

Félix Dauajare era un profundo conocedor de las raíces civilistas y democratizadoras de los potosinos, pues honraba la memoria histórica de Francisco I. Madero y su “Plan de San Luis”, y simpatizaba hondamente con la libertad intelectual. Amaba la política tanto como la poesía, y quizá eso nos aproximaba en lo espiritual; aunque existían notables diferencias en lo ideológico, o incluso en lo religioso, pues solía hacer sorna de quienes habíamos sido monaguillos del Padre Joaquín Antonio Peñalosa, otro de los grandes Poetas potosinos del siglo XX. Eso, y su habilidad para jugar billar y sostener el cigarrillo al mismo tiempo, convertían los encuentros en hallazgos asombrosos.

Fue el propio Dauajare quien, sabiendo que yo había participado en la lucha navista en mi adolescencia, que era parte de un movimiento ideológicamente plural y ligeramente subversivo llamado “Despertar Nacional”, y que además comulgaba con los ideales de Manuel Gómez Morín, quien me dijo que San Luis Potosí tendría un gobernador no priísta si un general del tamaño de Gonzalo N. Santos lograba tomar las dos Capitales Políticas del Estado: San Luis Potosí y Ciudad Valles. Como Borges, no hablaba de venganzas ni perdones, sino de alentar mi entusiasmo por ser parte de la historia, y de tal vez llegar a escribir alguno de sus capítulos.

Tal como sucedió, fue el general Marcelo de los Santos Fraga quien ganó la batalla electoral del 2003 bajo una premisa similar: para ganar la Gubernatura de San Luis Potosí, había que ganar la Zona Centro y la Huasteca. Desde 1997, el futuro Gobernador estaba instalando Comités del Partido Acción Nacional en todo el Estado, había comprado (junto a otros notables empresarios) el edificio de la Pepsi para convertirlo en sede estatal de dicho Partido, y se había dado a la tarea de construir una oposición financieramente fuerte que acompañara a Vicente Fox al Palacio Nacional. Siendo honestos, el PAN le debe mucho a Marcelo de los Santos Fraga.

En el 2018, la Ciudad de San Luis Potosí fue escenario del reencuentro transgeneracional de pillos y caudillos; unos por la constante denuncia de saqueos derivados del asalto a las Instituciones, y otros por el llamado desesperado de empresarios y panistas desempleados para que Xavier Nava se postulase como Alcalde. El PAN había perdido la elección del 2015 con un Xavier Azuara que apenas rozó la risa de Ricardo Gallardo Juárez con parcos cincuenta mil votos. El gallo papá del pollo no dudó en aprovechar la oportunidad histórica de ser Presidente Municipal de San Luis Potosí después de haberlo sido de Soledad de Graciano Sánchez, y soñaba con ser Gobernador del Estado.

En los mapas y las maquetas de una batalla imaginaria caben todo tipo de estrategias. Olvidó entonces el gallo Gallardo que la Presidencia Municipal era un préstamo condicionado a darle los votos necesarios al PRI para que Juan Manuel Carreras alcanzara la Gubernatura; como tal vez hoy olvide el pollo Gallardo que si no gana las dos Capitales del Estado (la Huasteca y la Zona Centro) no ganará la Gubernatura. Mismo aviso para el resto de los Candidatos, y anuncio de ocasión para que se hagan de los servicios de verdaderos profesionales y no caigan en el amiguismo del “ya la hicimos, compadre” en que suelen agotar las chequeras de sus “sponsors”. Sigamos.

“El que a hierro mata, a hierro muere”, y Ricardo Gallardo Juárez fue aplastado por Xavier Nava Palacios en 2018. Si se hubiese tratado de un referendo constitucional, el PRI habría perdido la Gubernatura. Por cierto: en el cajón de objetos perdidos, hay un ejemplar de “El Heraldo” que dice que en aquel proceso electoral hubo una candidatura testimonial de Morena, encabezada por Leonel Serrato. Hoy, el candidato de Morena es Xavier Nava Palacios, y Leonel Serrato lo es del hiperbólico Partido Verde Ecologista de México. La liza (o “campo de batalla”) muestra tres equipos en contienda, los unos con chalequitos verdes, los otros de vino tinto, y los terceros policromos.

Sin embargo, si los observamos con lupa (con cuidado, para que no se quemen por el efecto de refracción de la crítica solar de quien esto escribe), observaremos que los soldaditos de chaleco verde llevan una camisa color vino tinto debajo, con una palabra que dice “Bienestar”, y que los soldaditos de chaleco color vino tinto llevan una camisa azul con una señal “uve” de la victoria como “marca propia”; en tanto que los soldaditos de la coalición siguen pensando cuál color es más mejor que el amarillo y menos peor que el rojo, y se forman en fila india detrás de su general Enrique Galindo Ceballos, a ver si alcanzan fusil.

Antes de hacer el primer disparo, sin embargo, los generales suelen enviar a sus mensajeros a negociar con el enemigo. Así, hay telegramas descodificados que dicen (tacho los nombres con marcador permanente de color negro para no herir susceptibilidades) “Te doy cien soldaditos azules si tú me das una diputación federal”, o “Te cambio la pala Municipal por el “bate” de la Gubernatura” e, incluso, “No se hagan bolas, el candidato de López Obrador es Xavier Nava”, entre otros. Y el eterno retorno trae a cuenta el conjuro de que quien gana las dos capitales del Estado, gana la Gubernatura, y casi nadie parece querer ver que la cosa está muy, muy, muy cabrona.

Disculpo el exabrupto precedente con la siguiente teoría: si a la sangría que representa para el PAN coalicionista las pérdidas del capital político, la estructura electoral y los recursos económicos de Xavier Nava sumamos, además, la fuga de Sonia Mendoza hacia “el verde”, la grisura de sus candidatos elegidos para contender por las diputaciones locales y federales de la Capital del Estado, y agregamos el capital político del “gallardismo” volcado en favor de Leonel Serrato, así como el perfil de Derecha del Candidato Independiente a la Gubernatura del Estado, Arturo Segoviano, se puede inferir que la coalición está en desventaja en la Capital.

Vayamos a la maqueta, y observemos: Los soldaditos de la coalición se encuentran en la ladera inferior de la colina, en tanto que en la cima de la misma se encuentran los soldaditos del “Morenavismo” y, a los costados, los soldaditos del “gallardismo”. ¿Cuál ejército tiene ventaja, querido lector? Si, en efecto, el apoyo de los soldaditos ciervos de la nación al “gallardismo” es mera pantomima, y el candidato de López obrador es Xavier Nava porque López Obrador siente parentesco heroico con el abuelo del mismo, el “Morenavismo” mantendrá la cima de la colina.

Contrario sensu, si la suma del “gallardismo” y el “gabinismo” es cosa personal y no cuenta con el aval del Presidente, Leonel Serrato se instalará, teatralmente envalentonado, en el medio de la colina con sus dos ejércitos de soldaditos, pero quedará expuesto por la retaguardia por los soldaditos de la coalición, y por el frente por los soldaditos del “Morenavismo”, que no dudarán en atacar con expedientes judiciales empolvados a Ricardo Gallardo, más una jocosa guerra sucia consistente en la técnica de “el pez por su boca muere” a la belicosidad de Leonel Serrato, quien se cansó de mentarle la madre a los Gallardo hasta que lo hicieron candidato.

En la guerra política y la política bélica, la disciplina es fundamental. Su ausencia en el proceso interno del PAN, su presencia en la división del priísmo en dos facciones NO ANTAGÓNICAS SINO ESTRATÉGICAS (la pro-Octavio Pedroza y la pro-Mónica Rangel) y la reintegración de las estructuras de Xavier Nava en la Capital del Estado, son factores esenciales para que se reelija este último, y que la inercia lopezobradorista lleve a la Gubernatura a Mónica Rangel. Para muchos priístas, Rangel es más roja que Pedroza, y Galindo más azul que rojo. A cualquiera de los tres precandidatos más fuertes de la Capital (Nava, Galindo y Serrato) les hará falta sumar poco más de 125 mil votos.

En la otra Capital del Estado, la Huasteca Potosina, el “Gallardismo” está creciendo (ya hasta hubo un simulacro de “La Toma de Ciudad Valles”), pero ahí se encuentra la base fundamental del priísmo histórico, ese que es más reacio a seguir las instrucciones del centro y, digamos, más indisciplinado, y quienes más han expresado su descontento con la designación de Pedroza; así como lo hicieron los morenistas respecto a Rangel, y quienes olvidan que tanto ellos como sus cargos son producto no de sus talentos naturales, sino del liderazgo de López Obrador. Sinceramente, no veo a Gabino llamando a votar en contra de los candidatos del Presidente, sin resultar expuesto.

Y es que se quiera o no, no hubo un solo Candidato cuyo nombre, perfil y posibilidades de mantener a Morena en el poder, no fuese avalado por Andrés Manuel López Obrador. El Presidente se dedica a la política, así como algunos Poetas lo han hecho en su momento, y ha leído acerca de personajes como Gonzalo N. Santos, Salvador Nava Martínez, o Francisco I, Madero, y toda la lucha por la Democracia mexicana que nació en este terruño de mis amores. Esos son sus referentes de San Luis Potosí, además de que cuenta con la amistad y la lealtad del Gobernador del Estado, quien no le iba a entregar el poder a quienes no cuenten con el aval del jefe real de Morena.

PS: Sí, fuimos David Hernández, Manolín García Jr, alias “El Peluches” y un servidor quienes tocamos las campanas de Catedral la noche en que Humberto Roque Villanueva hacía su famosa “roqueseñal”, por si estaban con el proscrito pendiente de quiénes carajos eran esos mocosos del mentado “Despertar Nacional”. Pero esa, es otra historia paralela que dejaremos para más después, merced a que en la siguiente entrega les diré cuál es el tipo de discurso que necesita cada candidato a la Gubernatura para convencer a los electores enojados e indecisos de votar por ellos. Va a estar buena, será pública, laica y gratuita, así que nos vemos el siguiente martes.

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