Abelardo Medellín
Aunque en la actualidad un amplio sector de la población aún profesa dudas sobre el uso de la inteligencia artificial en aspectos tan trascendentes de la vida pública, como la educación o la política, los ejemplos del impacto de esta herramienta en dichos sectores son una realidad y han demostrado que el paradigma en su uso no es el cuándo ocurrirá, sino el qué tan preparados estamos.
Así lo expresó en entrevista exclusiva con Astrolabio Diario Digital el especialista en IA argentino, Lucas De Venezia, quien visitó San Luis Potosí para ofrecer la conferencia magistral “Importancia, trascendencia e impacto en las juventudes en una era rodeada por la inteligencia artificial”, realizada en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) el pasado viernes 22 de agosto.
Pese a las innovaciones tecnológicas que la población presencia, hoy en día, mes a mes, el especialista asegura que, si aún advertimos cierto grado de reticencia, es porque, en la historia de la humanidad, los grandes avances siempre vienen acompañados de resistencias naturales a ellos.
“Allá por 1990, cuando surgió Excel como herramienta pública, muchísimos contadores que velaban por los asientos contables de los establecimientos, las empresas y demás instituciones, se agarraron la cabeza, por utilizar un término coloquial, en la lógica de entender o pensar que su trabajo podría ir a la baja o quedar de alguna manera fuera del mercado y se vio en paralelo a eso, o vis a vis, esa situación el auge de los administradores de empresas y con esta cuestión sucede algo muy similar”.
De Venezia sugirió que la única diferencia entre la reticencia al cambio en ese entonces y el de hoy, es que en la actualidad no solo se nos ha presentado un nuevo programa, sino que vivimos de primera mano la cuarta revolución industrial, la del conocimiento, mismo que, si no advertimos por su profundidad, es simplemente porque los nuevos descubrimientos y oportunidades llegan a nosotros con días de diferencia.
Como catedrático, Lucas admite que el cambio en el paradigma de las IA’s le es obvio cuando advierte que sus alumnos, todos ellos, se sirven de esta herramienta para enfrentar el reto de sus estudios, esto incluso en el seno más privado de las aulas. Justo por ello, el especialista afirma que es un despropósito el querer disuadir a los alumnos de usar estas herramientas y, en consecuencia, permitirles que accedan a nuevas fronteras de conocimiento.
“Hoy mantener una educación vetusta o como la que recibimos nosotros para las nuevas generaciones lo considero un error, porque se dice que muchos de los trabajos a los que se van a dedicar los niños por nacer aún no se han inventado”.
Así como la inteligencia artificial ha tenido retos para integrarse a las aulas, el especialista afirmó que tiene los mismos retos para integrarse a la vida pública, sobre todo con fenómenos como el de la obsolescencia laboral, es decir, que personas dedicadas a tareas repetitivas pronto sean remplazadas por robots o sistemas con inteligencia artificial.
Pese a reconocer que tal fenómeno representa uno de los grandes miedos de la población contra esta tecnología, Lucas no duda en dar por hecho lo que muchos temen:
“Hay veracidad detrás de eso. Sí va a suceder. Hay algunos trabajos que van a ir a la baja, como así también hay otros trabajos que van a ir al alza. Yo podría citarte por enumerar simplemente algunos ejemplos. En algún momento existió quien despachaba la gasolina, sigue existiendo aquí, no lo sé. Bueno, te diría que ese es un trabajo que probablemente vaya a la baja. Existió quien te cobraba el peaje o no sé si sigue existiendo. Es otro trabajo que va a ir a la baja seguramente”.
Al margen de esta realidad avasallante que amenaza el estatus quo laboral como lo conocemos ahora, De Venezia confiesa que a la par de este fenómeno, ocurre uno más intrigante y sorpresivo. Según expresa, los especialistas en tecnología, tendían a creer que la inteligencia artificial se encargaría de los trabajos repetitivos (como lavar la ropa o cocinar) y eso nos dejaría tiempo para actividades creativas (como escribir o dedicar más al estudio de un tema); sin embargo, con la llegada de las IA’s generativas la realidad fue otra, pues ahora la gente deja las tareas creativas y de conocimiento a la IA y el tiempo que les queda lo aprovechan para lavar la ropa, cocinar y hacer otras tareas repetitivas.
Con este cambio profundo al ecosistema laboral, Lucas afirma que se presenta ante nosotros otra situación inadvertida por quienes hoy en día ya ejercen una profesión o un trabajo competitivos:
“Creo que quien antiguamente era un buen profesional en su materia y hoy en día logra apalancarse de herramientas de inteligencia artificial, se va a potenciar y va a poder dominar la escena por encima de los restantes profesionales. Y aparece otra figura, quien no era tan buen profesional, pero sí se perfeccione en inteligencia artificial, va a poder de mínimo nivelarse con quien antiguamente era el experto o superarlo, porque la inteligencia artificial hoy prácticamente que tiene la capacidad de hacer todo o casi todo”.
Lucas insistió durante la charla en que se está frente a una revolución tan profunda, que cruza por medio a todos los ámbitos de la vida moderna, entre ellos la política y la administración pública, donde existen gobiernos que se apalancan de chat bots para canalizar y atender quejas ciudadanas, y al mismo tiempo existen sistemas electorales donde la IA ya compite como una opción más.
“En Dinamarca se vio el auge de un partido político de Synthetic Party liderado por una inteligencia artificial eh de nombre ‘Lars’ que se presentó a los comicios presidenciales hace no más de 1 año y medio y obtuvo casi un 25 por ciento de los votos fruto de que únicamente aseguraba transparencia, trazabilidad, corrupción cero y nepotismo cero. Si bien nosotros solemos poner en un pedestal a la política, hay un costado de la población que se encuentra realmente muy decepcionado por la política, que ya no va a votar, que ya no cree en ningún candidato, que cree que son siempre todos los mismos, que cree que las personas llegan a la política para enriquecerse, y ver la figura de una inteligencia artificial que se mueve en virtud de cuentas matemáticas, algorítmicas, de ceros y unos nuevamente, el mundo se ha vuelto un fenómeno de big data, sobre todo binario, tiende a pensar que quizás la decisión más correcta sea aquella que beneficie a la mayor cantidad de personas”.
De acuerdo con Lucas, la desafección no debe ser el único motivo para migrar algunos procesos de la vida democrática y confiarlos a las nuevas tecnologías, pues al igual que con la educación, cuando un sistema está anquilosado y sus mecanismos datan de hace décadas, es justo plantearnos si debemos mantenerlos tal y como están.
“Nosotros aún votamos por un sistema vetusto o, te diría, bastante arcaico de boleta papel (…) en eso nos parecemos. Siempre hay propuestas, desde boletas únicas, desde achicar la cantidad de candidatos que llegan hasta la instancia final o desde robustecer los protocolos de custodia de los datos más privados como es el sufragio dentro de los comicios de una persona, pero también hay otras alternativas a medio camino, como el voto electrónico, susceptible de ser hackeado, seguro, pero nada impide que alguien abra una urna y cambie todos los sobres y también hay algunos métodos más novedosos que involucran otras tecnologías disruptivas, como por ejemplo la blockchain y poder hacer del voto una cuestión inhackeable, fruto de la descentralización que opera detrás de esta tecnología”.
El especialista aclaró que si bien esta adecuación de procesos puede mejorar con creces los sistemas que hoy operan detrás de la democracia, enfrentan obstáculos difíciles de superar, y de estos, los principales son dos: el gasto y las prioridades.
“Creo que es la infraestructura o la inversión que se requiere, el gasto público que insume renovar absolutamente todo un sistema electoral o un sistema educativo o así lo podría llevar a casi que cualquier otro lugar, pero dejando atrás eso zanjando una cuestión que sería quizás meramente económica y que tiene que ver con distribución de políticas públicas, quizás uno en su inconsciente colectivo ideal quiere afinar las elecciones y quizás hay algunos lugares donde todavía no hay cloacas o todavía no hay seguridad y eso de alguna manera tiene cierta prioridad o urgencia”.
Pese a su recomendación a futuro, De Venezia insiste en que únicamente su aplicación es algo que podemos esperar, pues las herramientas ya existen, están al alcance de todos, algunas incluso, con código abierto que permite su replicación y, por tanto, es imposible querer frenarlas.
Ante la magnitud de la revolución en la que ya nos vemos inmersos, Lucas sugiere enfrentar el caos de las novedades a través de la atención preventiva con protocolos éticos, trazabilidad, rendición de cuentas y transparencia; su sugerencia, parte de una analogía que, siendo justos, es tan pertinente hoy, como en los años tempranos de la revolución industrial:
“Estamos viviendo la cuarta revolución industrial y me gustaría que te la imaginaras como una gran ola que se avecina y nosotros estamos todos parados en la orilla. Y está en nosotros en esperarla de espaldas o tratar de surfearla de la mejor manera”.