María Ruiz
Mientras que en negocios pequeños su implementación ha sido rápida, grandes compañías en el estado aún enfrentan obstáculos logísticos y de inversión para implementar la Ley Silla.
La reforma que se hizo efectiva a partir de diciembre del año pasado tras su publicación en el Diario Oficial de la Federación, busca garantizar el derecho de los trabajadores a contar con un asiento y pausas de descanso durante su jornada laboral. Sin embargo, en San Luis Potosí avanza de forma desigual.
Daniel Escobedo, presidente de la Asociación de Ejecutivos de la Gestión del Talento Humano (ADERIAC), explicó que el reto no radica en la voluntad de cumplir, sino en las condiciones operativas.
“No es lo mismo implementar esta ley en una empresa con 10 trabajadores que en una con mil. El costo y la logística de asignar sillas o programar descansos escalonados es muy distinto, pero al final es una ley y se tiene que cumplir”, señaló.
De acuerdo con el directivo, el diseño de los espacios laborales y la continuidad de procesos productivos hacen que algunas compañías tarden más en definir cómo garantizar el acceso a descansos sin afectar sus líneas de operación.
“Hay empresas que no pueden detenerse por completo, por lo que deben programar relevos y escalonar las pausas. En algunos centros de trabajo, el diseño de la planta o las áreas operativas no tienen espacio disponible para colocar sillas”, explicó.
Aunque todavía no existen cifras claras sobre cuántas empresas en el estado ya cumplen con esta obligación, Escobedo reconoció que la implementación avanza lentamente en las de mayor tamaño.
“No hemos levantado una encuesta formal, pero sabemos que hay compañías que siguen en proceso de ajustar sus dinámicas internas”, dijo.
La Ley Silla, busca atender un problema recurrente en sectores como comercio, manufactura y servicios, donde miles de trabajadores permanecen de pie durante toda su jornada. Con ella, se busca prevenir problemas de salud derivados de la fatiga y promover condiciones laborales más humanas.
“Definitivamente es una medida que abona al bienestar de los empleados. El reto es que cada empresa defina cómo integrarla sin perder operatividad”, concluyó Escobedo.