Estela Ambriz Delgado
Los investigadores Manuel Alejandro Lizardi Jiménez y Gabriela Aguirre García dieron a conocer los hallazgos de la investigación realizada en Tierra Blanca, Veracruz, sobre una epidemia de Insuficiencia Renal Crónica (IRC) y su correlación con la presencia de hidrocarburos en el agua y el uso de fracking, por lo que se considera un riesgo para el que es necesario implementar medidas precautorias.
En entrevista, los investigadores informaron sobre su participación en el Foro Regional sobre Fracking en la Huasteca Potosina, convocado por el Ayuntamiento de Ciudad Valles, ante la preocupación de diversos sectores por la amenaza del fracking en la región.
De acuerdo con los resultados del estudio, publicados en 2018 en el artículo Hydrocarbon water-pollution related to chronic kidney disease in Tierra Blanca, a perfect storm (Contaminación del agua por hidrocarburos relacionada con la enfermedad renal crónica en Tierra Blanca, una tormenta perfecta) en la revista Environment International, la presencia de hidrocarburos en el agua ocasionó una epidemia de insuficiencia renal crónica, pues la gente enferma 100 veces más que en otros lugares del país, desde hace más de 25 años.
La IRC en esta localidad es un reto epidémico debido a que la mortalidad relacionada a esta es de 57 por cada 100 mil habitantes, comparado con Veracruz que es de 15, y para el resto del país de 1 por cada 100 mil habitantes.
La IRC es un término común para condiciones heterogéneas que afectan la estructura y función del riñón. Cuando los síntomas son graves solo pueden ser tratados por diálisis y trasplante, lo que implica la etapa final de la enfermedad renal. Otras consecuencias incluyen incrementos en los riesgos cardiovasculares, discapacidades cognitivas, infección y daño en los riñones.
Aunque en un inicio la problemática se quiso atribuir a diabetes y obesidad relacionada con el alto consumo de refresco, dadas las altas temperaturas que se presentan en la zona, la investigación arrojó factores relacionados con la contaminación como pesticidas, metales pesados e hidrocarburos.
En este sentido, Lizardi Jiménez señaló que en la Huasteca Potosina se encuentran condiciones similares de clima y consumo de refresco, además de que también hay presencia de agrotóxicos por la siembra de caña, pero no se presenta la epidemia actualmente, pues la diferencia es que en Tierra Blanca se encontró una cantidad importante de hidrocarburos en los pozos de agua.
En las fuentes de agua potable se halló presencia de naftaleno ―7 partes por millón―, que es un hidrocarburo aromático policíclico bien conocido como carcinogénico, y otros hidrocarburos con toxicidad escasamente reportada, pero en concentraciones mayores.
De acuerdo con la normativa mexicana, la presencia de hidrocarburos no debe exceder 10 microgramos por litro, de modo que esta localidad constituye un factor de riesgo.
Sin embargo, al momento de la publicación del artículo, se tenían algunas hipótesis de donde podrían proceder la contaminación, pero no había conocimiento de que ya se llevaba a cabo fracturación hidráulica en la zona; para el año de 2014 tan sólo en ese municipio existían ya 137 pozos en los que se aplica la técnica.
Manuel Alejandro, catedrático de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) dijo, puntualizó que de todos los factores que podían confluir para la insuficiencia renal crónica, el único que no había sido diagnosticado y medido era la presencia de hidrocarburos, lo que fue analizado y mostrado en el estudio.
“No podemos afirmar que sea a causa del fracking, en su momento cuando publicamos el artículo no se tenía aún conocimiento que en la zona había fracking, porque esto suele ser muy opaco (…) hoy con la información que tenemos, que en esa misma zona había fracking en esos años, pues ya eso se ve con otros ojos esa presencia de hidrocarburos”.
Extracción y contaminación de agua inminente
Lizardi Jiménez explicó que la fracturación hidráulica es una tecnología no convencional para extracción de hidrocarburos, que inyecta a gran presión una mezcla de millones de litros de agua sobre suelo que se considera propicio para hacer prospecciones.
Esa agua contiene un poco de arena y tiene un cierto porcentaje de menos del 1 por ciento de algunos compuestos que muchas veces son tóxicos, como el benceno —uno de los componentes más importantes del petróleo crudo— que es carcinogénico, y otro tipo de compuestos.
Una vez que se introduce esta mezcla a unos 5 mil metros de profundidad y luego unos 2 kilómetros en longitud horizontal, se fractura la roca porosa con el fin de extraer el gas esquisto o de lutita, y en ello hay varios aspectos que pueden tener riesgos importantes desde el punto de vista ambiental.
El investigador puntualizó que, en primer lugar, esto se debe a que en la mezcla original que se inyecta ya hay benceno y otros compuestos; cuando se hace la fractura, los hidrocarburos en el gas pueden ir hacia un lugar que esté cercano al manto freático y contaminarlo.
Hizo mención que el fracking además tiene problemas de sostenibilidad de agua, porque desde el principio se utilizan millones de metros cúbicos, alrededor de 29, los cuales necesariamente se toman de algún lado y con el tiempo generarían problemas de sequía.
“En el caso de la Huasteca, que fue al foro que nos convocaron, la idea es que hay mucha agua, entonces por esa razón ahí se ha pensado en aplicar esta metodología para extraer hidricarburos, por esa disponibilidad aparentemente de agua. Sin embargo, esta aparente disponibilidad de agua, es muy sencillo ponernos a pensar que poquita cantidad de hidrocarburos pueden contaminar una cantidad muy grande de agua, esto es decir, con un porcentaje de 1 por ciento ya tienes un agua muy contaminada”.
Implementar medidas precautorias
Lizardi Jiménez precisa en relación con sus hallazgos sobre contaminación del agua con hidrocarburos, y los 137 pozos en Tierra Blanca en los que se realiza fracking, se podría estar ante una posibilidad real que, de aplicarse la técnica en la Huasteca Potosina, se pudiera dar una insuficiencia renal en términos epidémicos, u otros padecimientos como cáncer.
Indicó que es necesario dimensionar el riesgo a fin de que se puedan implementar acciones precautorias para que esto no ocurra, que es la parte de la que se encargó la investigadora Gabriela Aguirre, en el estudio realizado en Veracruz: riesgos y principio de precaución.
Por ello, en su participación durante el foro en Ciudad Valles, la también integrante del Consejo Hídrico Estatal (CHE) complementó la exposición de su colega al señalar que hay metodología para poder afrontar esos riesgos que da cauce a leyes precautorias, bajo el principio precautorio.
Explicó que en la ciudad de San Luis Potosí se ha trabajado con esa metodología con el colectivo de Guardianes de la Sierra, y que la misma da argumentos sólidos para determinar porqué se tienen que generar acciones precautorias en torno a la amenaza del fracking en la región Huasteca.
En este sentido, a los asistentes al foro —entre quienes se encontraba el sector cañero, autoridades de los ayuntamientos de Ciudad Valles, El Naranjo, Xilitla, San Vicente Tancuayalab, Ébano, Tamasopo, Axtla, San Antonio, y Tanlajás, entre otros—, se les propuso usar dicha metodología para elaborar las acciones precautorias en conjunto.
En cuanto a la respuesta de los asistentes, la investigadora dijo haber percibido eco, porque al término de las ponencias se realizaron mesas de trabajo en las que se hizo un protocolo para la actuación frente a esta amenaza, se generaron propuestas y acuerdos.
“Tienen conocimiento de los daños irreversibles, tienen mucho lenguaje acerca de riesgos, la población se sabe afectada, saben que hay daños de carácter irreversible. Están informados de experiencias previas de fracking tanto a nivel México como Estados Unidos. Tienen muy claro los costos de este método de extracción de gas y petróleo, y quiénes son los beneficiarios”, observó Aguirre García.
Entre los acuerdos destacan la creación de un reglamento municipal para la protección del suelo y la Prohibición de la Fractura Hidráulica en Ciudad Valles; y dar continuidad a espacios de trabajo como en el que se dieron cita, y propusieron al municipio de Xilitla como la próxima sede.
Estos quedaron plasmados en la Declaratoria por la Defensa Ambiental de la Huasteca Potosina, firmada por representantes municipales, académicos y comunitarios.





