Abelardo Medellín
En un Estado donde la negligencia y el exceso se hacen presentes en temas como las obras públicas y la aplicación de programas sociales, no sorprende ni se exagera al decir que, el sexenio de Ricardo Gallardo Cardona en San Luis Potosí, será una administración perdida (e infame) en lo que refiere a educación.
Gallardo Cardona se percibe a sí mismo como un hombre “del pueblo” cuyo conocimiento pragmático de las cosas le basta para ser experto en acueductos un día, especialista en pensiones al otro, promotor de espectáculos la mayor parte del año y analista político cada que algún periodista lo requiere. Y aún con tantas virtudes imaginarias, el gobernador nunca ha dejado de ser un paria en el mundo educativo.
Esta semana fuimos testigos de una indolencia oficial más, producto de la forma unilateral con la que el gobierno administra sus abusos.
A inicios de semana, maestros y estudiantes de la Benemérita y Centenaria Escuela Normal del Estado (Becene), presenciaron cómo a través del Sistema Educativo Estatal Regular (SEER), se destituyó del cargo al director de la institución, Francisco Hernández Ortiz, y se impuso como sustituto a Juan Manuel Güell Rodríguez.
Desde que se hizo pública la destitución y estalló el descontento en la Escuela Normal, estudiantes, profesores y representantes sindicales han tomado el edificio de la Becene en manifestación contra la forma en que se retiró el nombramiento de Hernández Ortiz; sin avisar, sin procedimiento regular, sin convocatoria… con el sustituto en la puerta y la esperanza de que la orden bastara.
A cinco días de distancia, el paro de labores en la Becene ha hecho mella en las actividades de la Normal, y ¿cuál fue la respuesta de la autoridad ante el descontento?, pues el usual bodrio con el que responde la autoridad Estatal a crisis que no entiende, no le explican y no le interesan.
Ante la manifestación de la Becene, la primera y única respuesta que el gobierno hizo pública fue un desalmado y simplón boletín titulado “LEY FACULTA AL SEER PARA HACER NOMBRAMIENTOS EN LA BECENE”, en el cual explican justamente eso, sin añadir más. Es decir, el gobierno no consideró importante informar cuáles fueron las razones reales para destituir al director (muy probablemente, poque sus razones son irregulares y alejadas del bienestar de la institución), en cambio, el gobierno pseudo autoritario de Gallardo Cardona consideró más necesario justificar que cualquier cosa que hagan sus autoridades, por más cuestionables que sean, las podrán hacer porque están en la ley, o al menos, así lo presumen.
“Yo hago lo que quiero, porque puedo”, le dijo Gallardo a los normalistas con ese fatal boletín inflado de ego.
El gobernador y su administración, no le dan la cara al estudiantado, no respetan los derechos laborales de un docente, les parece poca cosa las afectaciones a una institución que tiene más años que el proyecto político insulso que dirige, prefieren imponer su voluntad antes que aclarar el problema, por eso mandaron al secretario de Educación con órdenes confusas y cero flexibilidades.
Justo por el temor a que la huelga se extendiera, el gobierno comenzó a explorar la posibilidad de reubicar las actividades de la Becene y trasladarlas a la preparatoria Francisco Martínez de la Vega. Ese es el tamaño de la incapacidad del gobierno. Si no logran solucionar el problema y quedan en evidencia, entonces deben meter el problema debajo de un tapete.
¿Los manifestantes siguen en el edificio?, “entonces cambiemos de edificio”, propone como solución una administración que ni siquiera está dispuesta a escuchar cuáles han sido sus más graves equivocaciones en esto.
Lo ocurrido hasta ahora, sin embargo, no es más que una tendencia que carga consigo este gobierno, la cual, como ya dijimos, tiene que ver con la animadversión que el gobernador le tiene a la educación misma.
El gobernador no respeta a quienes estudian, por eso sugiere que hay carreras innecesarias, por eso ataca a la comunidad universitaria en su conjunto y es omiso en pagar sus adeudos con ella, por eso no le interesa atender la falta de profesores frente a grupo, por eso cuando se para ante un público de estudiantes solo ve en ellos su potencial como “acarreados” o como un grupo demográfico que le va a aplaudir sus ocurrencias y vitorear los artistas de la Fenapo.
El gobernador no respeta a quienes trabajan de la educación, por eso la Sege le cierra las puertas a los manifestantes y su titular se ríe de ellos cuando una marcha llega a sus puertas; por eso mismo es que el gobierno creyó que sería fácil retirar a un equipo de trabajo de la Tipo 21 de Agosto cuando quería imponer la nueva universidad del Bienestar; es también por eso que docentes de instituciones como la Politécnica han sufrido recortes en sus salarios y hostigamiento en sus espacios de trabajo.
El gobernador no respeta las instituciones educativas, por eso la Becene tiene cinco días de paro, por eso el gobierno tiene adeudos millonarios con la UASLP todos los años, es por eso que el gobernador impone a sus cuates en las direcciones de lugares como la Politécnica o el Tecnológico Superior, es por eso que el gobernador miente impunemente cuando se jacta de haber construido escuelas nuevas, por eso la senadora Ruth puede asistir a eventos escolares en la UPN o en primarias para promocionarse, es por ello que el gobernador cree que una universidad puede ser su “adversaria” y considera a la autonomía un obstáculo para su propaganda.
Nada podemos hacer para exigir empatía de un gobierno que ve en los estudiantes carne de cañón y que espera explotar a los maestros a través de organizaciones nefastas e insultantes como la de “Magister Verde” o los sindicatos hincados al poder como el de Cobach.
De ellos no podemos esperar mucho, justo por esto será nuestra responsabilidad educar con miras a un futuro donde el proyecto “Gallardista”, pronto, ya no exista; educar para la libertad que evite la proliferación de gobiernos autoritarios e indolentes como este; educar para entender que “la ignorancia” por sí sola no es el enemigo, el enemigo es aquel que, por ignorancia, quiere dinamitar las oportunidades educativas que tanto tiempo tomó alcanzar.
La Gallardía tiene 15 años de infamia, la Normal tiene 176 años de formar a quienes educaron generaciones, por eso le pregunto a la autoridad estatal… ¿Quién cree que va a quedar de pie al final de esta lucha entre la imposición y la dignidad?
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es jefe de información de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.