Por Victoriano Martínez
La posibilidad de cancelar la construcción de la presa Las Escobas porque se podría sustituir con la explotación de las cuencas profundas en el municipio de Villa Hidalgo como alternativa más duradera para traer agua a la ciudad, como informó el gobernador Ricardo Gallardo Cardona, parece más una salida a los compromisos incumplidos para poderla llevar a cabo.
La presa Las Escobas fue incorporada a los 17 proyectos prioritarios dentro del Plan Nacional Hídrico 2024-2030 que anunció la presidenta Claudia Sheinbaum en noviembre pasado y desde entonces el gobierno estatal quedó comprometido a cumplir con una serie de requisitos para hacer viable el proyecto.
A partir de que el 12 de marzo en La Mañanera del Pueblo se anunció la construcción de la presa con una inversión de 600 millones de pesos, el proyecto tomó más el carácter de una obra prácticamente imaginaria para incorporarse al discurso propagandístico de Gallardo Cardona en tanto se desentendieron de las gestiones que debieron realizarse.
En ese mismo mes, el columnista Juan José Rodríguez exhibió en su texto publicado en periódico Pulso que el caso potosino era el único de los 17 proyectos prioritarios que aún no contaba con la firma del convenio marco para la obra, pero además el gobierno estatal no había iniciado gestiones con los ejidatarios de Escalerillas para la ocupación de las 50 hectáreas requeridas para el embalse de la presa.
Habían pasado cinco meses de la presentación del Plan Nacional Hídrico y para uno de sus proyectos prioritarios Gallardo Cardona no había iniciado un proceso tan básico como resolver la necesidad de poder disponer del territorio en el que se construiría la presa.
El 2 de mayo, Gallardo Cardona anunció que en una semana comenzaría la construcción de la presa, según reportó el periódico El Sol de San Luis, que tendría una capacidad de cinco millones de metros cúbicos.
“Vamos a mostrar también ya el proyecto de Las Escobas, un proyecto que va a remediar definitivamente ya el agua en la zona metropolitana”, aseguró Gallardo Cardona apenas cuatro días después en una declaración en la que le atribuyó a la nueva presa una capacidad de 11 millones de metros cúbicos.
En cuatro días, el anuncio del inicio de la obra se convirtió en el anuncio de la presentación del proyecto en tanto que la capacidad de la nueva presa aumento de cinco millones de metros cúbicos a 11 millones. Una danza de cifras con un claro desplante propagandístico poco afianzado con hechos concretos.
Tan es así que para el 25 de mayo la Comisión Nacional del Agua (Conagua) se quedó esperando la documentación con la que el gobierno estatal cumpliría sus compromisos para que la dependencia federal pudiera estar en condiciones de iniciar el proceso de licitación de la obra.
Darío Fernández González Castillo, delegado de la Conagua en San Luis Potosí, informo el 4 de junio que el gobierno estatal pidió prórroga para la entrega de la documentación no porque no hayan trabajado en ella, sino porque hubo cambio de director en la Comisión Estatal del Agua.
Poco más de un mes después, la información que se conoce sobre el proyecto en voz de Gallardo Cardona es que se evalúa cancelar la construcción de la presa que remediaría definitivamente el problema del abasto de agua potable a la ciudad porque hay una alternativa mejor: traerla desde Villa Hidalgo.
Sí, ahí mismo donde un proyecto extractivista de minerales fue rechazado en el Ejido Corcovada ahora les va a llegar un proyecto de extracción del agua de sus mantos acuíferos para mandarla hasta la ciudad de San Luis Potosí y, de confirmar su viabilidad técnica, resolvería el abastecimiento en la ciudad por 50 años, aseguró Gallardo Cardona.
“Se encontraron cuencas de agua profundas en Villa Hidalgo, y se habla de poder hacer una batería de pozos profundos con un acueducto a la capital… estamos a expensas de un estudio nada más, de que salga positivo, y en ese momento se acabaría [el problema]”, aseguró el gobernador.
Así de fácil se puede hacer a un lado lo que fue una imaginaria presa que resultó útil en tanto se podía hacer creer, no sólo a la población sino también a la propia presidenta Claudia Sheinbaum Pardo de quien se dijo que vendría a poner en marcha la obra, que se encontraba en proceso, y sacar de la manga una alternativa “a expensas de un estudio nada más”.
Cancelar lo que iba “a remediar definitivamente” el abasto de agua a la ciudad por una mejor alternativa que lo resolverá por 50 años parece más un intento de encubrir las verdaderas razones por las que no se va a lograr la presa Las Escobas y, por los costos similares, va que vuela para quedarse como el perro de las dos tortas.