La muerte omnipresente

Por Antonio González Vázquez

En el vigésimo sexto mes, el terror continúa. La muerte se ensaña en cuerpos mutilados, heridos, lacerados, violentados. En algún lugar estará un muerto en espera de que lo descubran y le den cristiana sepultura. Cuerpos flagelados, sangrantes en espera de ser reconocidos y entregados a su gente para que les lloren y luego los extrañen. Las correrías de la muerte parecen ser eternas, en éstos días va de a dos homicidios por día y la saña que no desmerece.

En la madrugada del 27 de octubre, junto a un altar a la Santa Muerte en la colonia Santa Fe, un devoto a la santa que había a rendirle honores y oraciones, fue abatido por un grupo de hombres que todo hace pensar, ya lo estaban esperando pues apenas lo vieron y le dispararon hasta en cinco ocasiones. El hombre de unos 25 años de edad que no fue identificado por la policía murió en un hospital, pero igual, bien pudo pensar que estaba a los pies de la Santa Muerte que lo recibió en su seno.

Entre los hierbajos que crecen a un lado del camino de tierra que conduce de Matehuala a la comunidad de El Sacramento, personas que caminaban por el lugar hacia el mediodía del 28 de octubre, se encontraron restos humanos incinerados. Vieron el tronco superior de un cuerpo y un brazo calcinados. Avisaron a la policía, acudió al lugar y el forense se llevó los restos para indagar qué fue lo que ocurrió y saber quién fue la víctima.

Un ganadero de nombre Antonio, de 50 años de edad, viajaba en una camioneta con su esposa Carola. Transitaban por el llamado eje Xolol-Tamuín en la Huasteca norte. Serían las doce de la noche menos 30 del 28 de octubre. Parecía todo normal hasta que de pronto, una motocicleta con dos hombres a bordo se emparejó con la camioneta por el lado del conductor y uno de ellos le disparó en repetidas ocasiones. Horas después, Antonio murió en el hospital general de Ciudad Valles.

Daban las nueve de la noche del 29 de octubre cuando un par de sujetos armados le dispararon a Santiago y a su nieto Delfino. Estaban en una parcela de la comunidad del Catano del municipio de Mexquitic cuando fueron agredidos. Según familiares de las víctimas, los matones descendieron de una camioneta, se acercaron al abuelo y al nieto y al tenerlos cerca los acribillaron.

El agente de la Policía Estatal, Juan Manuel Balderas estacionó su vehículo junto a un OXXO en la calle Flemming de la colonia Progreso. Descendió su esposa e ingresó a la tienda a realizar unas compras. Enseguida entraron dos sujetos que se dirigieron a la caja de la tienda y amenazaron a los empleados, se trataba de un asalto a mano armada y entonces, Juan Manuel decidió entrar a la tienda y al enfrentar a los delincuentes, éstos le dispararon a quemarropa. Ingresaron dos balas en el abdomen, los delincuentes huyeron y el agente herido fue trasladado al hospital donde murió.

Muy de mañana, el día primero de noviembre, en una parcela del ejido El Centinela en el municipio de Tamuín, unos jornaleros que llevaron a pastar a sus animales encontraron junto a un árbol el cuerpo de un hombre. O mejor dicho, la mitad del cuerpo de un hombre, la otra mitad estaba enterrada. Dieron aviso a la policía. De la tierra sobresalía parte del costado y un brazo de la víctima. Se trataba del cuerpo de un médico de nombre Enrique y había sido secuestrado el día 2 de octubre. La familia había pagado 250 mil pesos del rescate, pero no fue liberado, al final lo ejecutaron.

Aldo era un solitario. Habitaba una casa de la calle Río Grijalba del fraccionamiento Praderas del Río en el municipio de Ciudad Valles. De apenas 31 años, Aldo murió en la soledad. Unos sujetos ingresaron al domicilio y lo ubicaron recostado en el sofá; ahí mismo le dispararon en la cabeza y enseguida le prendieron fuego. Fue una ejecución brutal la que ocurrió al empezar la madrugada de día 3 de noviembre.

Cerca de la medianoche del día tres de noviembre, en una habitación de una casa ubicada en la calle Panteón del Barrio de San Miguel en el municipio de Tamazunchale, fueron localizados los cuerpos sin vida de dos hombres y una mujer. El triple homicidio habría sido de la autoría de un criminal solitario. La Policía Ministerial lo reportó así: Una vez que los cuerpos de los occisos fueron llevados a realizarles la necropsia de ley, se determinó que la causa de muerte para uno de ellos fue luxación de vértebras cervicales y lesión punzo cortante en parte trasera de cuello; del otro masculino fue asfixia por estrangulamiento secundario a luxación de vértebras cervicales y fractura de tráquea; y la causa de muerte de la mujer fue por asfixia por estrangulamiento con luxación de vértebras.

En la madrugada del día tres de noviembre, en la calle Cerro del Risco de la colonia María Cecilia en la capital potosina, asesinaron con arma blanca a un hombre de unos 20 años de edad. En esa colonia, considerada como muy violenta, hubo una riña colectiva entre integrantes de distintas pandillas. Parecía que una vez concluida la refriega todos se habrían retirado por rumbos distintos y la gente volvió a salir a las calles para ver con sorpresa el cuerpo sangrante de un joven que no pudo ser identificado.

El cuerpo de un joven de 24 años de edad, de nombre Daniel, fue ubicado por unos campesinos de la delegación de Villa de Pozos de la capital. Vieron a la distancia, en la colonia Los Molinos, un bote de basura a medio camino del que sobresalían dos piernas. Eran las dos de la tarde del día 6 de noviembre, el cuerpo estaba cubierto casi en su totalidad dentro de una bolsa negra. La necropsia de ley reveló lesiones con arma blanca en la espalda, una lesión en el cuello y un impacto de arma de fuego, siendo esta última la que le causó el deceso.

Dentro de una zanja de un metro de profanidad donde se construirían los cimientos de una bodega, por la mañana del día 13 de noviembre fue ubicado el cuerpo sin vida de un hombre de identidad desconocida. Según las autoridades, a la víctima le destrozaron la cabeza a golpes con un material contundente que pudo ser una piedra muy pesada. El crimen fue cometido en la colonia Valle del Bosque, entre los municipios de Soledad de Graciano Sánchez y Cerro de San Pedro.

En un camino desolado que lleva a la parte deshabitada del fraccionamiento Mira Valle en la zona de la periferia del municipio de Ciudad Valles fue localizado el cuerpo de un hombre de unos 20 años de edad que presentaba disparos de arma de fuego en el cuerpo y además, estaba maniatado de pies y manos. Como a las ocho de la mañana del 14 de noviembre, unos jornaleros iban al trabajo cuanto avistaron un bulto, creyeron de inicio que se trataría de un cúmulo de basura ya que se alcazaba a percibir una nube de moscas y se podía oler en el ambiente algo fétido. Al estar frente a lo que creían era una bolsa de basura, se asombraron al percatarse de un hombre “que ya hasta se estaba poniendo hinchado”.

Pasaba de las seis de la mañana del día 16 de noviembre cuando unos vecinos de la Facción Rivera del municipio de Soledad de Graciano Sánchez se encontraron con el cuerpo de un hombre muerto a unos metros del Anillo Periférico. Junto al cadáver maniatado, estaba una cartulina con el mensaje de una organización criminal. El cuerpo estaba dentro de una bolsa negra, pero las piernas sobresalían y fue por eso que pudo ser ubicado. Según el parte policíaco, el hombre ejecutado no fue identificado, tendría unos 30 años de edad y presentaba disparo de arma en la cabeza.

A la orilla de la carretera San Luis-Villa de Arriaga, a la altura de la comunidad de Pozuelos, ya cerca de la capital del estado, quedó derrumbado un hombre que recibió disparos de arma de fuego en el pecho y el vientre. No portaba identificación alguna y llamo la atención de la gente que lo vio tirado poco después de las ocho de la mañana del 16 de noviembre.

Florentino cometió feminicidio y luego se suicido. Mató a su esposa Eleuteria. Por alguna razón desconocida la apuñaló y él se colgó de una viga en la cocina. Los dos tenían 30 años de edad y vivían en el Jagüey Cercado, municipio de Aquismón. La comunidad se enteró de la tragedia porque unos vecinos, al pasar por la casa de Florentino, ésta tenía las puertas abiertas; entraron y horrorizados contemplaron los cuerpos. Eso sucedió por la mañana del día 16 de noviembre, en Aquismón, el segundo entre los municipios más pobres del estado.

El día 19 de noviembre, al oriente de la capital potosina, en una calle que lleva al Parque Industrial Logistik, fue localizado el cadáver de un hombre de aproximadamente 30 años de edad que presentaba varios disparos de arma de fuego en el cuerpo. La Policía Ministerial del Estado ubicó el cuerpo aproximadamente a las 10 de la mañana luego de que se recibió una denuncia en el servicio de emergencia. Encontraron el cadáver y junto a éste una cartulina con un mensaje de la delincuencia.

En un hotel localizado a unos cien metros de las oficinas de Seguridad Pública y de la Procuraduría General de Justicia, el 19 de noviembre fue encontrado el cuerpo maniatado de pies y manos de un hombre de unos 28 años de edad. Según la policía, en una habitación del hotel Ritz estaba el cuerpo que mostraba señales de fuertes golpes y herida de arma de fuego. El hotel se encuentra en pleno centro histórico de la capital potosina donde, por cierto, no es la primera vez que hay ejecuciones.

Gracias a que unos paisanos dieron aviso a la policía, elementos de la Ministerial concretaron el hallazgo del cuerpo de un hombre embolsado en la colonia Valle Verde, en la capital potosina. El servicio de emergencia recibió una llamada para denunciar que en un lote baldío entre las calles El Sauz y Los Silos, unos vecinos de la colonia habían encontrado los restos de una persona dentro de una bolsa transparente. El cuerpo no fue identificado y presentaba heridas provocadas por arma de fuego. Los hechos ocurrieron el 23 de noviembre.

Filiberto y Juan Carlos eran agentes de la Policía Estatal. Estaban dentro de su patrulla en una desolada calle de la colonia Las Virgen del municipio de Soledad de Graciano Sánchez. Era la noche del 23 de noviembre y parecía todo en orden, hasta que de súbito un comando de sujetos encapuchados se plantaron ante la patrulla y los acribillaron con armas de alto poder. Los agresores huyeron y al día siguiente a Filiberto y Juan Carlos les rindieron honores en su sepelio.

En un camino de la comunidad de Valle de la Palma del municipio de Soledad de Graciano Sánchez fue localizado el cuerpo incinerado de una mujer. La Policía Ministerial recibió una llamada en el servicio de emergencia para denunciar que a orillas del camino de tierra, junto a restos de basura y cenizas estaba un cuerpo humano. El Ministerio Público confirmó que el cadáver estaba quemado en un ochenta por ciento y por tanto no pudo ser identificado, pero se determinó que se trataba de una mujer. El hecho ocurrió el sábado 25 de noviembre cuando se celebraba el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres.

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