La mujer que colecciona muñecas embrujadas

Camera 360

 

Como se dice comúnmente, en gustos se rompen géneros. Hay quienes coleccionan discos viejos de vinilo, figuras de acción, sellos, revistas, peluches o piedras. Así que ¿Por qué no coleccionar muñecas embrujadas?

El día de hoy te platicaremos acerca de esta chica escocesa que afirma que no hay nada más interesante que tener en casa estas singulares muñecas; piezas únicas que va adquiriendo poco a poco por parte de personas que afirman tener problemas con ellas al experimentar fenómenos sobrenaturales.

Así que comencemos. Esta es la historia de Katrin Reedick.

Las 13 muñecas embrujadas de Katrin Reedick.

La afición de Katrin por los fenómenos paranormales es relativamente tardía, pues fue en el 2008 cuando, viviendo ella en Estonia, experimentó en carne propia la singularidad de ver una presencia en la casa donde solía vivir. Para cualquier persona, este hecho hubiera sido bastante para no querer saber nunca más del tema, pero en el caso de nuestra protagonista, fue todo lo contrario.

De vuelta en Glasgow, empezó a ahondar en el tema de los objetos malditos, y en especial en las muñecas de porcelana que habían sido poseídas por algún espíritu. Como ella misma explica, no es que las muñecas dispongan de una personalidad maligna propia; las muñecas son simples “receptáculos”, medios donde las entidades del más allá pueden introducirse para evidenciar su presencia. Un movimiento, un gesto, algo que ya es muy habitual en el tema del que Katrin Reedick se alza al día de hoy, tanto, que es una de las mayores expertas en muñecas embrujadas del Reino Unido. Y dispone de 13 peculiares muñecas a las que cuida con sumo cuidado.

Te sorprenderá saber que tiene dos hijos pequeños y que no tiene miedo alguno de que “pueda pasar algo”; pero más sorprendente es saber que, ante sus declaraciones de que estos objetos “cambian de posición de vez en cuando”, cuando ella sale, suele contratar incluso a una niñera para “vigilarlas”.

¿Cómo sabe que una muñeca está “embrujada”?

Katrin Reedick suele pagar entre 12 y 600 euros por estos objetos tan especiales, pero antes de adquirirlas, se asegura de que dispongan de una historia de incidentes en la familia en la que convivía.

La primera muñeca que adquirió le llegó desde los Estados Unidos, y nada más verla, supo que no se trataba en absoluto de un objeto normal. Se llamaba Mystical y había acertado de pleno. La muñeca disponía de unos ojos fuera de lo común y esa misma noche, ella comenzó a experimentar pequeñas muestras de que en su interior “transportaba un espíritu”.

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Lo que suele hacer Katrin es dejarlas en una habitación junto a una grabadora para poder registrar “posibles voces”, comprobando así si están o no poseídas.

Y en efecto, muchas de ellas dejan palabras, frases, mensajes de esa entidad que albergan en el interior de esos pequeños cuerpos de porcelana y vestidos de época. Según Katrin, las muñecas no son puertas al más allá, ahí donde se queda parte de la esencia de esas personas muertas.

Cada una de sus muñecas tiene un nombre y cuenta una historia. Michael por ejemplo, es un niño, una criatura que demanda sólo que lo atiendan y jueguen con él. Ashley es una mujer que falleció en un accidente de tráfico; Pearl, por su parte, es un joven que se quitó la vida a sus 20 años. Y la más interesante es probablemente Trena, otra mujer que falleció a los 30 años quemada en una hoguera tras ser acusada de brujería. Increíble, sin duda.

Se desconoce qué hay de real y qué de incomprensible en esta fascinante práctica de la mujer. Pero ¿Tú coleccionarías muñecas que han ocasionado fenómenos paranormales en otras casas?

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