No lo vamos a negar… ¿Qué sería del automóvil sin esos pequeños inventos secundarios que le aportan confort? No podemos imaginar lo que sería conducir en un día de tormenta sin parabrisas.
Si en alguna ocasión te has preguntado quién inventó esta herramienta tan útil, te invitamos a que conozcas la historia de una mujer brillante, que un día tuvo una idea muy sencilla que hizo historia…
La idea de Mary Anderson.
Muy pocos lo saben, pero la mano y el ingenio femenino está en muchos de los complementos que llevamos hoy en día instalados en los coches. Por ejemplo, el intermitente y la luz de freno se la debemos a Florence Lawrence, cuya madre también colaboró en el desarrollo de algo que más adelante explicaremos. En cuanto al limpiaparabrisas, la idea fue de la dama Mary Anderson.
Comenzaba el Siglo XX y era habitual ver los coches circulando con normalidad por cualquier gran ciudad, especialmente Nueva York. Corría una gélida mañana de invierno cuando Mary Anderson viajaba casi congelada en el interior de un automóvil. Nevaba y el conductor llevaba el cristal frontal bajado, porque le era imposible mantenerlo limpio y despejado debido al agua nieve que caía. El frío se tornaba insoportable, una condena con la que debían convivir los días de invierno.
Al volver a su hogar de Alabama, Mary no podía dejar de pensar en esa molestia que debía afrontar cada vez que viajaba. ¿Y su buscaba una solución? Algo con lo que no fuera necesario bajar el cristal delantero de los coches…
No tardó demasiado en diseñarlo; construyó un prototipo y lo probó. Quizá era algo sencillo y rudimentario, pero era tremendamente efectivo: se trataba de una palanca dentro del coche que uno podía mover para que, en el exterior, unos alambres limpiadores fueran frotando el cristal delantero. Sencillo y útil.
Cuando Mary Anderson terminó ese primer prototipo, recibió de inmediato el número de patente, que no le duró muchos años, pues tras 17 años, como era de esperarse, la industria automovilística explotó el invento de inmediato.
Como última curiosad. Anteriormente te hablamos de la madre de Florence Lawrence, la mujer que inventó el freno de mano y las luces intermitentes; pues bien, Charlotte Bridgwood era el nombre de esta señora que mejoró el invento de Mary Anderson.
En 1917 el limpiaparabrisas pasó a ser automático, ya no hacía falta que uno moviera continuamente la palanca para que la herramienta realizara su función, lo cual lo volvió absolutamente práctico.
Ahora ya lo sabes: en estos días de lluvia, cada vez que pongas en marcha los limpiaparabrisas de tu coche, recuerda el frío que pasaban en el siglo pasado cada vez que llovía o nevaba, y a Mary Anderson, que dio solución a esa molestia que a más de uno le supuso un fuerte resfriado.
