La patria tiene el rostro de las y los desaparecidos

María Ruiz

“Se cansarán un día y van a tratar de desaparecer la patria entera. Van siendo tantos ya, nuestros hombres y mujeres, que simplemente no aparecen, que van siendo suficientes para fundar una patria de los exiliados en la muerte”.

Un fragmento del poema Desaparecidos, del escritor Jesús Peña Marín, el cual retrata el sentipensar de Edith Pérez Rodríguez, presidenta de Voz y Dignidad por los Nuestros A.C., quien hoy, Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, también conocido como Día del Detenido-Desaparecido, se refugia en estos versos y en la memoria viva de sus hijos Alexis y José Arturo Domínguez Pérez (desaparecidos en el año 2012) y en todas aquellas personas que hoy son buscadas por sus seres queridos.

Así como las palabras de Peña Marín, fuertes y casi clandestinas, es como Edith sale a buscar la memoria  y los silencios de un México colapsado por la violencia, donde las familias piden a gritos no olvidar a sus desaparecidos.

“Cuando comenzamos hace años como buscadoras de personas desaparecidas, nunca imaginamos que la crisis de desapariciones podría recrudecerse, tampoco pensamos que la violencia que rodea estos actos se volvería en un ejercicio abominable. Hoy después de tantos años al crimen organizado ya no le importa si se equivoca de persona, igual se las y los lleva”.

Hoy, estas violencias de las que habla Edith, son las que mantienen en estado de indefensión a miles de familias víctimas y a una población que en cualquier momento puede ser sujeta de un Estado que se encuentra en colusión con el crimen organizado y así sin más, ser desaparecido por ellos.

“Antes la sociedad creía que las personas que desaparecían tenían vínculos con la delincuencia. Pero ya se ha demostrado que son prácticas de las que el crimen organizado se respalda para posicionarse, para sembrar miedo y horror; ahora se sabe que muchos de las y los desaparecidos no tienen nexos directos con ellos, no son delincuentes, son como mis hijos, son inocentes”, detalló.

Pérez Rodríguez refirió que incluso para las autoridades es imposible aceptar que esta práctica de desaparecer personas de manera forzada, no implica que se tenga un vínculo criminal y muchas de las veces estigmatizan a las víctimas directas de este delito, de quienes insinúan la sospecha de su propia culpabilidad.

“Existe un estigma, siempre culpan a nuestros desaparecidos por desaparecer, buscan criminalizarles, los señalan como los culpables por ser las víctimas, incluso hoy después de tanto continúan haciéndolo y es lamentable”.

Por ello, señaló Edith que el acompañamiento entre familias es fundamental y es la única vía para hacer el trabajo que durante muchos años los gobiernos se han negado a realizar.

“Somos un poco más de 300 familias quienes componemos este colectivo, y quienes nos dedicamos a buscar a nuestros desaparecidos. Somos quienes trazamos el camino a la verdad y la justicia de nuestros hijos, hermanos, hermanas, madres, padres que hoy están ausentes y somos quiénes enfrentamos –a pesar de los obstáculos–, este panorama actual de desapariciones en San Luis Potosí”.

Sobre esto último, Pérez Rodríguez señaló que el contexto de desapariciones en el estado potosino se refleja en el aumento de cifras de fichas de búsqueda, en la localización de decenas de fosas clandestinas y en las violencias que enmarcan estos hechos.

“Claro que como familiares de personas desaparecidas sentimos conmoción a todo lo que pasa en el país, todas las noticias que se ven y que revelan cómo se realizan prácticas violentas en contra de nuestros desaparecidos. Basta con recordar que tan sólo en el último mes, el colectivo ha contabilizado 45 personas desaparecidas en el municipio de Tamuin, hemos estado realizando gran cantidad de diligencias de búsqueda sobre todo en la zona media del estado, siendo el municipio de Cerritos uno de los más afectados”.

Detalló que a comparación de los trabajos de geoprospección que se realizaron en años anteriores donde la zona Media y Huasteca eran las más afectadas por este delito, se suman ahora los municipios de Villa de Reyes y Soledad de Graciano Sánchez.

También Edith Pérez explicó que si bien se sabe que los hombres suelen ser más vulnerables a ser víctimas de este delito, los últimos años las mujeres se han convertido en un punto focal del crimen organizado.

“Como comentaba, todo se ha transformado para peor, las violencias que se ejercen para desaparecer a las personas son monstruosas y ahora son las mujeres las que más las padecen. Actualmente de 10 desapariciones registradas, cuatro de ellas son mujeres”.

Por último, Pérez Rodríguez remarcó que este Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, se debe de reconocer que es una problemática que no tiene registros fidedignos, que es una atroz violación a los derechos humanos y sobre todo que hay una deuda pendiente por parte de las autoridades para reconocer que se trata de un tema coyuntural de gran magnitud que afecta a miles de familias en el país.

Desaparecer, la fragilidad de la ausencia

Hace 13 años, varios hombres provenientes de la sierra Hidalguense, queretana y del municipio de Xilitla y Ciudad Valles del estado de San Luis Potosí, tomaron un autobús para viajar al norte del país en busca de nuevas y mejores oportunidades laborales.

Sin siquiera imaginarse que su sueño de poder acceder a una mejor calidad de vida sería interrumpido un 17 de marzo de 2010, cuando los 27 pasajeros de este autobús junto con sus dos choferes fueron desaparecidos, convirtiéndose en víctimas de este crimen de lesa humanidad.

Es por ello que este Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, Rosa Laura Martínez Guerrero, quien busca a su esposo Fidel Barragán Salazar,uno de los pasajeros de este autobús, hizo un llamado de justicia contra el olvido y una solicitud a las autoridades para que cumplan sus funciones y facultades legales.

Además, recordó cómo sucedieron los hechos que hoy la mantienen como integrante activa del colectivo Voz y Dignidad por los Nuestros, quien sigue de cerca las diligencias e investigaciones en torno a la desaparición de estas 29 personas.

“Mi esposo era carpintero y siempre viajaba a los Estados Unidos a trabajar cada año, específicamente viajaba a Houston, para hacer trabajos de plomería y albañilería. Él decide irse en un autobús Pirasol, Porque no encontró los medios en los que normalmente se iba. Contacta con esta línea de transporte, paga su viaje y se va. Y a partir de eso, ya no supimos nada de él”, detalló.

Martínez Guerrero, señaló que fue ahí, en ese preciso instante, en que todo comenzó a tornarse complicado, pues después de algunas horas de viaje se dio cuenta de que su esposo, junto con los otros pasajeros, se encontraban desaparecidos pues no habían llegado a su destino.

“Todo empezó a ponerse peor, mi esposo debió de llegar a la frontera donde normalmente le esperaba un coyote para pasarlo. Pero no llegó. El coyote que lo esperaba me avisó que efectivamente los mañosos habían agarrado el autobús y me pidió que realizara una oración por mi esposo porque la situación era complicada”.

Rosa Laura pudo conocer después que la desaparición se registró en un tramo de la carretera a Tamaulipas y fue entonces que decidió interponer una denuncia ante la Subprocuraduria de Ciudad Valles y ahí, en medio de este proceso, se percató de que no era la única familiar que estaba denunciando los mismos hechos.

“Han pasado ya 13 años y también se han hecho búsquedas en vida, en campo y en lo personal he estado en dos ocasiones en Tamaulipas. La verdad que ha sido un proceso demasiado difícil, la verdad, en lo personal es una experiencia de terror, de angustia, desesperación”.

Actualmente, según lo señalado por Rosa Laura, se han integrado a la carpeta de investigación más pruebas que se han encontrado a lo largo de estos 13 años, aún sin poder dar con el paradero de quienes aquel 17 de marzo fueron víctimas de esta desaparición.

El Caso Pirasol es una parte de la radiografía de un país convulso de violencia, en donde las familias víctimas son las únicas que genuinamente están interesadas en descubrir la verdad, en remover los obstáculos para acceder a la justicia y visibilizar la complicidad entre las autoridades y quienes cometen estos crímenes infames.

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