Carlos Rubio
Si su juez o jueza de confianza ya le dijo que el país corre riesgo porque no se sabe en manos de quién va a caer la justicia, pregúntele, ¿y en manos de quién está ahora?
Aunque se pudiera creer que el objetivo de la reforma judicial era solamente que el gobierno, y principalmente Morena, colocaran a jueces, magistrados y ministros, simulando un proceso democrático, la verdad es que hubiera sido más fácil dejar todo como estaba, pero este nuevo entramado va más allá de un ejercicio de control.
Antes de la reforma, quien proponía a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación era únicamente la titular del Poder Ejecutivo federal, es decir, la presidenta. Luego de enviar una terna, el Senado se encargaba de elegir. Si ningún perfil alcanzaba una mayoría calificada (dos terceras partes de los votos emitidos), debía enviarse una nueva terna. Si ocurría lo mismo, la presidenta directamente designaría al perfil por su cuenta.
Así llegó Lenia Batres a convertirse en ministra en 2023. Después de dos ternas enviadas y varias votaciones, el Senado no logró llegar a un consenso, por lo que Andrés Manuel López Obrador eligió directamente a la hoy llamada “ministra del pueblo”.
Resultaría increíble que alguien considerara aquel suceso más democrático y conveniente que lo que se vivirá el próximo 1 de junio…
De hecho, hoy la Corte que próximamente será desmantelada tiene más ministros y ministras nombradas durante el sexenio de López Obrador, y para el 2027 se hubieran renovado tres más durante la administración de Claudia Sheinbaum, por lo que para ese año habríamos tenido a nueve juzgadores nombrados durante los gobiernos de la Cuarta Transformación.
Únicamente quedarían Norma Piña y Javier Laynez, elegidos en el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Si se quería tener un control de la Corte, era más fácil hacer uso de la mayoría que Morena tiene en el Senado.
Uno de los principales problemas del Poder Judicial a nivel nacional es la facilidad con la que se da el nepotismo, amparado por lo oculto que está un juez del escrutinio público. Quienes ocupan los cargos de diputado, senador, presidente, gobernador, entre otros, son personas que están completamente apestadas por la negatividad de sus puestos, porque son constantemente exhibidos.
Hoy en día un juez puede hacer y deshacer en el juzgado a su antojo, porque difícilmente será puesto en el ojo público. Son contadas las ocasiones en las que trabajadores alzan la voz para denunciar arbitrariedades y prácticamente nulas las veces en las que se han conocido y criticado los múltiples casos de nepotismo en estos espacios.
Como medio de comunicación uno ha tenido conocimiento de una gran cantidad de casos de violencia física y psicológica al interior de los juzgados, incluso de abusos sexuales por parte de jueces. Se ha tenido contacto con víctimas que han narrado el terror de sufrir esta clase de humillaciones en sus espacios de trabajo.
Solo sabiendo que existen esta clase de casos se puede estar seguro del por qué es necesario que se conozca quiénes encabezan los juzgados y los tribunales. Cuál es el nombre y el historial del juez que está por emitir sentencia y cómo fue que llegó ahí.
Hoy, la política y el gobierno están más que vinculados con el Poder Judicial, nunca ha sido un poder autónomo y quien lo niegue está mintiendo. Sí es una clase que ha querido desvincularse en lo público, pero que en lo privado negocia y acuerda, a costa de la justicia que dice salvaguardar y proteger.
Uno creería que un juez no tiene lugar a equivocaciones, pero sucede decenas de veces todos los días, pocas veces por incompetencia, muchas veces de forma intencional. Nada le cuesta dictar una sentencia con su respectivo criterio a modo bien justificado, para lavarse las manos y echarle la bolita al tribunal al que muy seguramente llegará la apelación.
Esta clase de errores nada les costaba ayer, pero hoy, con las campañas iniciadas, todas aquellas sentencias a modo que emitieron saldrán a la luz y muy seguramente serán utilizadas en su contra como campaña negra. Aquella gente que afectaron alzará la voz y se esforzará porque no recuperen los cargos, que no vuelvan nunca más al poder.
Solo quienes han sufrido al Poder Judicial saben por qué es necesario un cambio, aunque sea de personas.
Nunca más el Poder Judicial se dará el lujo de ser ajeno al pueblo.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Actualmente director editorial de Astrolabio Diario Digital, con interés y experiencia en Transparencia y el Derecho de Acceso a la Información Pública. Formó parte de la tercera generación del MásterLab en edición de investigaciones organizado por Quinto Elemento Lab.