Texto y fotografías de María Ruiz
En un acto cargado de memoria, estrategia y defensa territorial, colectivos ambientalistas, comuneros y ciudadanos se reunieron en la Cañada del Lobo para llevar a cabo la cuarta jornada de reforestación convocada por Guardianes de la Sierra de San Miguelito.
El evento, realizado este domingo 21 de septiembre y respaldado por instituciones federales y protagonizado por la familia Huerta Pérez —de linaje comunal con décadas de resistencia—, se convirtió en una acción simbólica contra el despojo y la especulación inmobiliaria que amenaza esta zona protegida.
Carlos Covarrubias, defensor ambiental y activista, explicó la trascendencia del lugar elegido.
“La Sierra de San Miguelito son más de 111 mil hectáreas, y dentro de ellas, San Juan de Guadalupe ha sido avasallada por los grupos del poder económico que se empeñaron en controlar el tejido social de las representaciones comunales. Los hicieron firmar acuerdos y contratos para vender la tierra y aportarla a sociedades mercantiles inmobiliarias”.

La reforestación se realizó en un predio de 54 hectáreas contiguas a la presa de la Cañada del Lobo, una zona codiciada por desarrolladores.
“Ahí donde estuvimos es el reducto de un viejo líder llamado Raimundo Huerta, que enfrentó a los Juanes Perreros y a sus descendientes, quienes siguen teniendo el control de esta comunidad sometida por Carlos López Medina, Alejandro Tamayo y demás”, denunció Covarrubias.
El activista subrayó que la jornada fue cuidadosamente planeada: “Construimos una convocatoria cautelosa y estratégica. Nos fuimos a poner exactamente ahí donde le duele a los fraccionadores y a sus lacayos. Es el epicentro del proyecto ‘Cañadas’, que pretende disfrazar de ecológico un complejo inmobiliario. Para donde quiera que veas hay belleza y equilibrio. Llevar esta reforestación a ese territorio fue un evento estratégico”.
Covarrubias también reveló que, pese al decreto de protección, las tierras siguen en riesgo.

“Hace 15 días se discutía en la sala comunal cómo hacerle para venderlas, cómo desalojar a la gente. En esa superficie se encuentra el predio de 6 mil hectáreas donde estuvimos trabajando hoy. Cada semana, cada mes, se discute cómo venderla. Nuestra visibilización sirve para que sepan que estamos listos y organizados para lo que sea”.
La jornada fue respaldada por instituciones federales como la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), la Procuraduría Agraria y la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
“La efervescencia social e institucional del Gobierno Federal contrasta con la ambigüedad y la hipocresía del Gobierno del Estado y del Ayuntamiento de San Luis Potosí”, señaló Covarrubias.
Darío Fernando González Castillo, delegado de la Conagua, afirmó que la dependencia se sumó como aliada:
“Sabemos que es un trabajo de años, no de tiempo reciente. Venimos a sumar”.

Añadió que la presa está al 60 por ciento de su capacidad y que su manejo es crucial para el equilibrio hídrico de la región.
Por su parte, Álvaro Pineda Maldonado, de la Procuraduría Agraria, destacó el valor comunitario de la jornada:
“Reforestar es rescatar, revalorizar y defender las tierras comunales. Y es enseñar a los niños que la tierra es su herencia”.
Covarrubias concluyó: “Nuestra reforestación fue un gran acto de resistencia y de estrategia. Es un ejemplo de lo que es una batalla auténtica y real por la Sierra de San Miguelito. Este territorio, tan simbólico y tan bello, representa una lucha de medio siglo. Y hoy, con cada brote sembrado, reafirmamos que no nos rendimos”.