La segunda llegada de la BMW con la misma opacidad… o peor

Por Victoriano Martínez

Quizá el gobernador Ricardo Gallardo Cardona tenga que buscar entre sus ocurrencias alguna que le resulte útil para denominar la herencia que le dejaron sus dos antecesores por las que hoy puede anunciar medidas que se consideran buenos resultados en materia de desarrollo económico, pero a la vez deba poner atención para no caer en los excesos de aquellos.

Por tratarse de asuntos relacionados con el sector automotriz, se puede decir que esas herencias fueron sembradas desde el sexenio de Marcelo de los Santos Fraga y el arribo a San Luis Potosí de la General Motors (GM), que en materia de excesos también tuvo lo suyo.

Para la llegada de GM, De los Santos Fraga regaló un terreno de 295 millones de pesos en breña; Fernando Toranzo Fernández uno de 780 millones de pesos a la BMW del que nunca se aclaró si ya preparado, y Juan Manuel Carreras López ya le había entregado a la Ford un terreno de 265 millones de pesos en el que además gastaría 762 millones más para prepararlo.

Para la segunda llegada de la BMW, la cuestión del terreno podría considerar el antecedente de que en el convenio de su primera llegada incluyó en la cláusula 12 la obligación para el gobierno estatal de adquirir 80 hectáreas aledañas a su planta actual para garantizarle una opción de compra a 31 dólares por metro cuadrado en caso de decidir traer una planta de motores.

Esa opción fue válida hasta el 31 de diciembre de 2020, pero no hay mucha diferencia entre haber pactado venderle un terreno para la posibilidad de una planta de motores y ahora que pretende instalar una planta armadora de autos eléctricos también se le venda el terreno, y no se le regale como en su primera llegada.

Y es que si en algo abrió camino De los Santos Fraga fue en volver atractivo para la inversión de grandes trasnacionales automotrices al Estado por los excesivos beneficios que suelen dejar sin apoyos a los inversionistas locales. Algo como para completar aquello de “consume local” con un “porque para los foráneos el gobierno ya tiene destinados los subsidios”.

En 2008, por ejemplo, la Auditoría Superior de la Federación requirió a De los Santos Fraga la devolución de 301 millones de pesos que desvió para apoyar a GM cuando estaban etiquetados para la pequeña y mediana industria local.

Favorecer de esa manera a los empresarios ha llevado a extremos en los que, como en 2014, cuando comenzó la entrega de estímulos a la primera llegada de la BMW, por cada peso que costó generar un empleo con apoyos a industriales locales, en el caso de la armadora alemana un empleo costaría 84 pesos.

Uno de los mayores déficits en la llegada de GM y de BMW y en el intento de la Ford fue la opacidad con la que se manejaron los estímulos, lo que impidió conocer el monto total otorgado.

Con GM, la complicidad de De los Santos Fraga con la Comisión Estatal de Garantía de Acceso a la Información Pública (CEGAIP) terminó por que se declarara reservado el convenio entre la empresa y la autoridad.

Se conoció de manera indirecta un monto probable cuando las autoridades de Querétaro se lamentaron de no lograr entrar a la pugna porque sólo podían ofrecer estímulos en trono a 46 millones de dólares, cuando San Luis Potosí había ofrecido más de 70 millones de dólares.

En el caso de la primera llegada de la BMW, la complicidad CEGAIP-Gobierno fue burlada por una filtración del contrato en el que se detectaron 57 compromisos que implicaban recursos económicos, pero en los que sólo en 17 se indicaron montos precisos que sumaban apoyos por más de tres mil millones de pesos. ¿Cuánto se le regaló a BMW realmente? Aún es un misterio.

El caso de la frustrada llegada de la Ford, comenzaba a fluir información sobre el contrato, que se llegó a publicar mal testado porque el simple traslado del texto de un PDF a otro abrió lo que se había ocultado. Se confirmó el costo del terreno y su preparación, y la réplica de los estímulos de los dos casos anteriores (GM y BMW).

La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos frustró la instalación de la Ford aquí, y le permitió a Carreras López recuperar el costo del terreno preparado con un 14.42 por ciento más de lo que había pagado.

Hoy le trae un beneficio adicional al erario estatal al, como informó Gallardo Cardona, haber sido comprometido en venta a una acerera en dos mil millones de pesos, es decir, 928 millones de pesos más que lo que el gobierno invirtió –y luego recuperó– en 2017.

Sobre el caso de la segunda llegada de BMW, aplica lo planteado por Eduardo Martínez Benavente con respecto a su primera llegada:

“Celebramos el anuncio de la instalación de la BMW en San Luis Potosí, pero reprobamos el costo desmesurado que esto implica, el ocultamiento de la información y los ilícitos que rodean a la operación…” escribió el 31 de agosto de 2014, para enseguida enumerar los ilícitos, desde violaciones constitucionales a fraudes con especulación de la tierra.

Una serie de ejemplos que mostraban la forma en que la opacidad en la relación con la trasnacional “es una medida que rompe con toda posibilidad de un reparto equitativo de esos beneficios al abrir una vía de discrecionalidad en el otorgamiento de los mismos”.

En aquel momento se había detectado más de tres mil millones en estímulos para la BMW. Hoy Gallardo Cardona anuncia que la armadora alemana invertirá 30 mil millones de pesos y la aportación pública será de 10 mil millones… tres veces más de lo que se conoció para la primera llegada.

Si en los casos anteriores la autoridad se esforzó por ocultar el monto real de los estímulos, pareciera que para esta segunda llegada de la BMW se pretende exagerar esos montos… a menos que esa apertura sea acompañada con un desglose y una descripción muy clara de cada regalo que se la hará a la empresa alemán con tal de que se instale aquí.

Aunque, de entrada, los 800 millones de euros anunciados en La Mañanera como inversión de la BMW equivalen a 16 mil 248 millones de pesos y no 30 mil.

Algo similar seguro ocurre con los 10 mil millones de pesos de inversión estatal que, ojo, no deja de ser un costo pagado por los contribuyentes que no dejan de ser dádivas a entes económicos poderosos extranjeros, en este Potosí para los potosinos… a los que les volverían a tocar migajas.

Si por escasez de información se peca, también por exageración en las cifras, si lo que ambas tienen en común es una total falta de transparencia.

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